capitulo 10

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Gerard comenzó a reír, Frank se veía tan tierno atado e intentando soltarse.

Apartó los pantalones de sus tobillos, la camiseta voló y solo quedaba la ropa interior. Se relamió los labios y comenzó a acercarse. La piel del pequeño estaba rojiza, apunto de sangrar por el roce de las cuerdas.

-Oh, nene, mira lo que te haces.- acaricio sus tobillos con sus dedos. Quitó la soga de su boca.

-¡Loco, psicópata, demente!- escupió sus palabras con rabia y creció aun más viendo como se reía de él.

-Eres una monada, que pena que seas tan mal hablado.- puso de nuevo la soga. Se subió sobre el pequeño que volvió a intentar salir de las cuerdas haciéndose un roce doloroso que consiguió hacerle sangrar. Soltaba lágrimas de dolor y los quejidos estaban siendo ahogados junto a las suplicas y plegarias. Hizo ruiditos para callar a Frank, lamiendo sus lágrimas.

Se relamió los labios que estaban resecos, posó su miembro, restregandolo, aun con la ropa interior, sobre la entrada expuesta y desnudo del castaño. Mordía con fuerza la soga, cayendo saliva por su boca, asqueado.

-Uhm, te tengo tantas ganas.- sacó de un tirón su bóxer. Los gritos seguían callados contra la cuerda de su boca, se había resignado que su orgullo estaría por los suelos, pero aún tenía frustración, su cuerpo seguía tenso. Ya no movía sus manos ni pies, que solo conseguía dañarlo más.

Y lo peor de todo fue la vergüenza.

Gerard bajó por el cuerpo del niño. Su lengua dejaba humedad por todo su cuerpo. Al llegar a su entrada lamió metiendo la lengua dentro, llenándolo con sus dedos también.

<<¡¿Qué coño?! ¡Para! ¡Basta! ¡Es asqueroso!>> pensaba Frank sintiendo asco al ver como seguía lamiendo haciendo embestidas con su lengua.

Los quejidos estaban ahogados y aun así estaba provocando a Gerard.

De repente paró. Se limpió los labios con su lengua. Saboreando el interior del niño sobre sus labios.

-Sabes delicioso.- mordisqueó su cuello, llenándolo de marcas que con el tiempo serían moradas.

Sin más preámbulos, y sin compasión metió su miembro de una estocada.

El cuerpo de Frank se movió inconscientemente, el grito que pegó se escuchó nítido, el llanto fue peor. No podía respirar. Su nariz estaba opacada por los mocos y por su boca no podía entrar aire. Seguía dejando su voz en los gritos guturales que salían casi nulos pero se apreciaban.

-Oh, que estrechito- y las embestidas comenzaron. Rápidas, certeras. Dolorosas. A cada embestida el interior de Frank se contraía dando más placer para Gerard. 

La cama chocaba con fuerzas contra la pared, se escuchaba los gemidos de Gerard, el sudor caía por su frente del esfuerzo y placer.

Frank sentía su interior desgarrandose y si miraba abajo veía la jodida sangre salir de él.

Gerard sentía como el calor llegaba por su vientre hasta acabar sintiendo un placer enorme. Se corrió en el desgarrado interior de Frank. Dejando un ardor insoportable.

Sus ojos empezaban a cerrarse, el dolor a disminuir y las lágrimas seguían cayendo. Se desmayó.

Gerard salió acalorado. Viendo a Frank desmayado.

Lo desató, y lo cargó. Lo duchó, limpió la sangre seca de sus piernas y cambió las sabanas para que pudiera tumbarle. Hasta curó las heridas de sus manos y pies. No lo ató esa noche. Pero sí cerró las puertas con llave por dentro para que no pudiera escapar. Aunque le sería difícil con sus heridas y debilidad física.

¿Qué te está pasando, Gerard? ¿Qué coño haces curando al crio?

No lo sabía, pero estaba enfadado de haberlo hecho.

Odiaba a Frank Iero.


Bajo tu ventana; Frerard /finalizada/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora