capítulo 3

110 25 1
                                    

Corrió asustado cerrando todo con llave, cerrando ventanas, bajando persianas y apagando luces. No sabía de lo que podía ser capaz el asesino.

Se acostó entre las mantas tapado hasta el cuello, mirando todo como un paranoico.

En su puerta estaba el pelinegro asesino riendo. Le gustaba la reacción de ese niño ante su saludo.

Y aún más le iba a gustar ver la reacción ante sus notas.

Había subido con tanta tranquilidad las escaleras, a oscuras, sin preocuparse. Con una sonrisa y su pasamontañas. Se agachó dejando la nota bajo su puerta.

-Frank Iero...- Su voz tenía ese tono juguetón que tanto lo caracterizaba.
-Nos vamos a divertir mucho tú y yo juntos- se fue dejando ese rastro temible que le hacía ser él.

×
                                                                      ×

A la mañana siguiente Frank seguía con su mirada en el techo. Pestañeando al ver la hora en su reloj. Toda la noche había estado despierto y alerta temiendo la llegada del encapuchado con esa soga.

Aunque quizá así acabe de una vez esas noches de locura, sus recuerdos imborrables de la memoria. Tal vez así no tendría que preocuparse de vivir. Aunque parecía haber dejado de hacerlo.

♤Me derrumbo a cada golpe que me das, a cada lágrima que me hacer soltar. Me derrumbo, porque tú hiciste de mí escombros-. Escribo Versos. ♤

Bajo tu ventana; Frerard /finalizada/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora