"La persistencia de la memoria"

13.

Nunca encontraron al culpable o culpables de aquella traición y la vida siguió contando segundos, minutos y horas.

-EliEliEliEliEliEliEliEli!!!!!
La rubia llegó corriendo emocionadísima con una gran sonrisa en la cara.
-Sabes lo que vamos a hacer!?????

Después de la muerte de Aless ambas se habían refugiado en la otra, como las únicas personas en las que podían confiar para cualquier cosa. Se contaban todo, hacían casi todo juntas lo hablaban todo, todo menos lo más importante.

Elettra que había estado hablando con varias del ejército porque a pesar de que decía que no llevaban razón parecía que no le caían mal la miró entre desconfiada y curiosa.
-Vamos a subir al tejado!!!!!! -parecía una niña pequeña- Vamos!!! Levántate o es que tienes miedo???

Eli se levantó y guiñando un ojo a las chicas se marchó con ella.
El tejado era el sitio que a Elettra más le gustaba de todo el edificio, allí descubrió que tenía miedo a las alturas y a veces aunque estuviera dentro y no pudiera ver la distancia del suelo se sentía como si se fuera a caer en cualquier momento.

Se asomó al borde sujetándose fuertemente al muro que era lo único que podía salvarla de caer, tan fuerte que se le pusieron los
nudillos blancos.
Alex le tocó el brazo para que se sintiera más segura, y funcionó.

Estuvieron hacía unos años, antes de que ella se fuera en el mismo sitio. En la misma postura y con el mismo miedo presente.
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Era domingo, un domingo sin mucha compañía y cielo claro.
Fue una de las últimas veces que pudieron acceder al tejado antes de que Alex se fuera.

Estaban tumbadas en el suelo y solas, cosa que no era muy habitual, intentando encontrar sentido a los sueños que habían tenido últimamente.
Alex con pájaros negros gigantes que la sobrevolaban, Elettra con caballos.

Reían como hacía tiempo que no lo hacían, el nene estaba fuera por asuntos turbios, Aless desaparecido en combate al menos de momento y nadie les molestaría en aquel pequeño rincón privado.

Alex buscó hasta encontrar su mano y la encontró casi pegada a su cintura. Era suave, como toda su piel, la verdad es que tenía unas extremidades muy bonitas, ella la miró un momento pero después con una media sonrisa siguió mirando el cielo.

-Mira, esa parece... parece... hmmmmm.
Elettra entrecerró los ojos y con su mano libre los restregó.
-Eli, necesitas gafas???
La chiquilla se sonrojó.
-Qué??? No, no, no...
-Entonces??? Qué es lo que parece??
-No, nada. Me he confundido.
Alex le dio un apretón en la mano.
-Venga, dime cuál. Señálamela.

Levantó un brazo y apuntó a una nube que se encontraba hacia el sur, más allá de sus cabezas, en el horizonte.
-Ohh.. -dijo Alex- Creo que ya sé a lo que te refieres.
Y se echó a reír. Tanto y tan fuerte que tuvo que sujetarse el estómago con las dos manos y cuánto mas se reía menos podía parar y más se iba enfadando Elettra.
-Eres una cría -le reprochó levantándose y acercándose a un paso del borde.
Alex siguió riendo unos segundos más sin quitarle los ojos de encima. Tenía una vista estupenda desde allí, su melena caía por la espalda y algunos mechones se movían al compás del viento que mecía las hojas de los árboles allá abajo, llevaba un vestido blanco que se pegaba a su piel, fácil de abrir, imposible de olvidar, anudado con un cinturón dorado de adorno.
Parecía una faraona.
Y ese culo que desafiaba toda la teoría de la gravedad y que cualquiera que hubiera podido besar se sentiría en deuda por haberlo conocido..

Alex tragó saliva. No le gustaba observar a la niña como si solo fuera un cuerpo, ella era mucho más y parecía la única que lo sabía.
Se levantó y se acercó a ella despacio, saboreando la distancia que se iba acortando entre ellas.
Elettra se había abrazado a sí misma y contemplaba el horizonte con un mohín de enfado todavía.
Cuando llegó a su altura la abrazó por detrás y apoyó su barbilla en su hombro, era una suerte que tuvieran más o menos la misma altura, sintió como la morena dejaba escapar el aire y le salía una pequeña sonrisa.
Era tan bonita cuando se ponía tierna.