Harry se hundió en el cuello del castaño, cerró los ojos y dejó un suave beso en su piel. –Estoy demasiado viejo para estas cosas...

Movieron sus rostros para quedar cara a cara y enseñarse una risa ligera. –Mierda, hasta mataría al mismo Dios para estar aquí contigo.

El rizado cerró los ojos y se acercó hacia los labios del contrario. Movilizó el desesperado beso hasta dejar a Louis sentado en su escritorio y él entre sus piernas. –Estoy loco por ti... –susurró contra la boca del castaño.

–Yo estoy jodidamente loco. –sonrió, tomando las mejillas del rizado entre sus manos. –Tan loco... –acabó sus palabras y se hundió en un cauteloso beso. Friccionó su pecho con el del coronel y jadeó. –Muy loco como para estar estúpidamente enamorado de usted.

Harry presionó sus brazos bajo la cintura del castaño para acercarlo más a su cuerpo. Carcajeó una risa durante el beso. –Estoy rompiendo todas las leyes existentes.

–Sin contar tu maldito trabajo y tu estúpido cargo de coronel. –ladeó una sonrisa y le guiñó el ojo. –Todo por un hijo de puta como yo.

–Basta, Tomlinson. –presionó sus dedos en la cintura del castaño.

Dos golpecitos de la puerta los despertaron de su hermosa e inexistente burbuja. –S-señor...

–Este imbécil de nuevo. –renegó el castaño. –Yo me encargo... –estaba a puno de zafarse del agarre del rizado, pero éste lo detuvo.

–Tranquilo. –dejó suaves besos sobre su rostro y se encaminó hacia la puerta. Abrió lo suficiente como para observar el rostro del oficial. –¿Qué es tan importante como para interrumpir en mi oficina?

–¡Señor! Dos reclusas han armado un escándalo en el pabellón A. Es necesaria su presencia, coronel.

–De acuerdo, en seguida voy. –Harry cerró la puerta y se giró hacia el castaño. –Tengo que irme...

–Maldición... –acunó el rostro de Harry y asintió. –¿Hoy nos vemos?

–Espérame en tu celda, en media hora me desocupo de estos inútiles. –dejó un beso en su frente y se alejó. –Enviaré a un oficial para que te recoja, ponte las esposas... –fue hacia su escritorio, tomó su arma y la guardó en su cinturón. Caminó hacia la puerta y antes de irse se giró para mirar al castaño. –Y por favor... pórtate bien, amor.

(...)

Harry cerró la puerta de la celda tras su espalda y se adentró hasta llegar a la cama del recluso semi-dormido. Se subió a la cama y rodeo la cintura del castaño, abrazándolo contra su pecho.

–¡Mierda! –gritó el oji-azul.

–Hey, tranquilo... soy yo. –dejó un beso en su hombro. Se sacó su gorra de plato y recostó la cabeza en la almohada bajo sus rizos.

El castaño se giró y besó sus labios, acunando su rostro y con los ojos cerrados. –¿Por qué te demoraste tanto? Me estaba muriendo del maldito aburrimiento.

Harry suspiró y asintió. –Cosas sin importancia.

El oji-azul mantuvo silencio, se dedicó a trazar suaves caricias por las duras facciones del rostro del rizado. –Harry, ¿tú me quieres? –preguntó, tomando por sorpresa al oji-verde, quien sin dudarlo abrió los ojos.

–¿Por qué preguntas eso? –Louis mentiría si dijera que no sintió su pecho comprimirse de decepción al escuchar esa respuesta. Así que negó lentamente y se giró, dejando su espalda contra el pecho del coronel. –Tomlinson...

–Nada, coronel, solo... déjelo ahí y olvídelo.

El silencio reinó en aquella oscura y fría habitación, Harry posó sus labios sobre el cabello del castaño y suspiró pesado.

–Te quiero, ¿escuchas? Y eso me asusta. –confesó. –No es un juego, Tomlinson. Esto no es un maldito juego y estoy arriesgándolo todo por ti...

Se hundió en la almohada, con la mente hundiéndose entre la profundidad de sus pensamientos. –Estoy enamorado, Louis.

El castaño aspiró con dificultad y asintió, se dio la vuelta y se trepó por sobre el cuerpo del rizado, con cada pierna a los costados de la cadera de Harry.

–Estoy en esto también... –tomó los labios del rizado y le dejó un ligero beso. – Yo me encargaré de mantener esto solo para nosotros dos, coronel.

Cerró los ojos y recostó su frente con la del oji-verde.

–Usted encárguese de quererme y yo me encargo de acabar con cualquiera que interfiera. 

Drabbles. {Larry}Where stories live. Discover now