3.Sangre Sucia

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*Lily*

Llamé a mi padre por teléfono para despedirme, tuvimos la mala suerte de que tuviera trabajar doble turno. No volví a hablar con el novio de mi hermana. Gracias a Merlín. Me despedí con un simple "Adiós, Petunia" a lo que ella respondió "Adiós, fenómeno", no esperaba menos.

Mi madre me acompañó en la estación del tren y me ayudó con mis cosas, después de que se derramaran un par de lágrimas por su parte, se despidió y se fue.

Entré a la estación 9 3/4 un poco apurada, la verdad me moría por llegar a Hogwarts, esa escuela era mi segundo hogar... O el único... En casa ya no me sentía tan a gusto. Petunia molestando por todo lo que pasará y Severus, mi vecino y mejor amigo, no me habló en todas las vacaciones, ¿la razón? Desconocida. Ha estado muy raro desde hace ya algún tiempo.

Caminé entre la gente con un poco de prisa, también quería ver a mis dos mejores amigas, Jane y Taylor, Jane es de piel blanca, cabello negro lacio y ojos verdes, como yo, muy bonita la chica. Era algo. No sé... ¿Rebelde? Falta a clases, no hace tareas y la he visto mínimo con diez chicos diferentes. Taylor es de cabello castaño con las puntas onduladas, siempre le he envidiado su cabello, no me quejo, adoro el mío, pero me encanta el suyo, ojos cafés y también es blanca pero no tanto como Jane, es más como yo, se preocupa por sus calificaciones y es alumna "ejemplo".

Por más que las busqué entre la gente, no logré ver sus rostros, había muchísima más gente este año que en años pasados. Caminaba con dificultad, entre mis cosas y el montón de gente que pasaba corriendo, era realmente difícil moverme. Una chica pasó corriendo muy cerca de mi haciéndome caer, o bueno, casi. Tambalee un poco pero otra persona alcanzó a sostenerme, no pude ver su cara porque pasó alguien más haciendo que la persona que me ayudó perdiera el equilibrio, al igual que yo, sólo que esta vez nadie nos ayudó, haciendo así que esta persona cayera conmigo debajo. Y para mi buena suerte (nótese el sarcasmo) ese alguien es Potter.

Mi espalda estaba contra el frío suelo, pero no quería moverme hasta que Potter se me quitará de encima, pero no se le veían intenciones de hacerlo. Al contrario, se le notaba totalmente cómodo en nuestra situación, nuestras narices rozaban y estábamos exageradamente cerca.

-Evans- saludó sin moverse y sonrió- Lindo reencuentro, ¿no crees?

-Quítate de encima, Potter.

-¿Por qué, Evans?¿No te gusta esta posición? -dijo burlón

-No, y nada la verdad, así que quítate.

-Podrías ser más amable.

Estuve a punto de contestar pero alguien me interrumpió

-¿Que buscas allá abajo, Cornamenta?-reconocí la voz de Sirius

-Nada- se levantó y estiró la mano para ayudarme a levantar igual pero lo ignore y me levanté sola. James rodó los ojos- nada te costaba aceptar mi ayuda, Evans.

-No me cuesta nada levantarme sola, Potter. Black-saludé a su amigo

-Que gusto Lily-dijo sarcástico-

-Lo mismo digo-dije del mismo modo-nos vemos en Hogwarts

-¿Hasta Hogwarts? ¿No quieres ir en nuestro compartimiento esta vez Evans?-dijo James coqueto.

-No, iré con Severus.

-¿!Con Quejicus?! Pero Evans...

-¡No lo vuelvas a llamar Quejicus, Potter! -lo interrumpí, odiaba que molestaran a Severus-supongo que los veré luego- me fui de ahí sin esperar a que contestaran.

No entiendo por qué molestan a Severus, es un buen chico. Sólo lo hacen porque es de Slytherin. ¿Acaso eso tiene algo de malo? Es sólo una casa más, no es diferente a Gryffindor o a Ravenclaw... Son sólo casas...

Entré al tren después de dejar mis cosas en el lugar correspondiente, aún sin encontrar a Jane o a Taylor, el tren comenzó a avanzar, busqué entre los compartimientos hasta que encontré uno casi vacío, ahí estaba Severus.

-Hola Lily, ¿cómo estás?

-Bien. Supongo.-le dije sentándome frente a él

-¿Supones? ¿Por qué? ¿Cómo te fue en el verano?

-Lo que pasa es que me encontré con Potter y ya sabes, lo de siempre. Además ¡no recibí ninguna carta tuya!

-Lo sé, lo siento. Estuve ocupado.

-¿En qué?-pregunté curiosa

-Estuve con Lucius y Bellatrix...-rascó su nuca esperando mi reacción

El simple hecho de oír sus nombres me provocó escalofríos.

-Severus...ellos se dedican a las artes obscuras...

-Lily, por Merlín. No me vengas con eso tú también.

-Pero Sev, todos saben que esos chicos no son buenos...

-¿Tú qué sabes Lily? Ni siquiera los conoces.

-Severus cálmate, sólo digo que no son muy buena influencia-él se quedó callado- y sus actividades no son las mejores...

-Perdóname si no voy detrás de una pelotita dorada sobre una escoba como Potter-dijo sarcástico y claramente molesto.

-Sev, James me da igual, no te comparo con el sólo...no me gusta eso de las artes obscuras.

- ¿y quién pidió tu opinión? ¿Alguien te pidió permiso?

Rayos, ahora si estaba molesto, ¿cómo se molestó tan rápido y fácil?

-Pues no pero me preocupo por ti, es peligroso que te metas en eso

-¿Peligroso?-río sarcástico- Tú no sabes nada.

-Sé más de lo que crees-ahora yo me estaba molestando.

-Ah sí, se me olvidaba que eres una sabelotodo come libros.

-¿Quién te crees para hablarme así? No tienes derecho a hablarme así somos iguales

-No somos iguales, tú eres Gryffindor y yo Slytherin.

-Es lo mismo.

-Yo no soy sangre sucia

Ok, eso sí que dolió, las lágrimas amenazaban con salir pero antes de que pudieran, salí del compartimiento, sin decirle nada. Pensé en buscar a las chicas pero no quería que me vieran llorar. Me sentí tan mal, nunca nadie me llamó así, ni siquiera Potter en alguna de nuestras fuertes discusiones y si alguien lo hizo no le tome importancia. Pero que lo haya dicho el, EL, quien me dijo que mi hermana me tenía envidia porque yo era especial y ella no, EL quien me dijo que no tenía nada de malo ser de familia muggle, EL mi mejor amigo, casi hermano desde antes de entrar a Hogwarts. Pero al parecer cambió.

Terminé de pie en el último vagón del tren, en una especie de pequeño balcón, viendo como paisajes venían y se iban. De verdad me dolió lo que dijo Severus, y como no, si era casi de mi familia. Para que hacer el maleficio cruciatus si podía decirme eso, ok, tal vez no tanto. ¿O sí?

Me quedé ahí tratando de olvidar lo que dijo, pero me era imposible. De verdad quería a ese chico, ¡¡Merlín!! ¡¡Era el hermano que yo elegí!! ¿Cómo pudo ser capaz de decirme eso?

No salí de esa pequeña parte del tren hasta que llegamos a Hogsmeade, aún con lágrimas en los ojos.

Lily en la foto de multimedia.

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