Pequeño ángel (2)

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Actualmente

El cielo resplandece la soleada mañana de un hermoso día de descanso, todo era tan fresco y jovial que se sentía la despreocupación de toda persona transitar. Parecía que toda la tranquilidad del mundo se concentraba en esa pequeña zona sin ninguna perturbación.

- ¡Ngh!

Bueno, excepto por una cosa...

- ¡Soy un estúpido! – A su paso una sonora maldición rompió el bello silencio mañanero.

Los fuertes pedaleos de un chico daban camino en la extensa calle, el aire le pegaba enrojeciendo su pálido rostro y su rubio cabello volaba al vals de su rápido choque de viento. La bicicleta era tan rápida que sentía que en cualquier momento se caería, tuvo que ignorarlo sin detenerse o los nervios acabarían con él causándole un inoportuno accidente ¡Y eso sería demasiada presión!

- ¡Alarma de mierda, es toda tu culpa! – Con palabras sueltas culpaba al viejo reloj que siempre solía despertarle cada mañana, pero por dentro sabía que todo el asunto no recaía en eso, sino en él mismo.

Sin remedio llegaría tarde a la cafetería de sus padres, estaba tan cansado el día anterior que por un momento pensó que dormiría dos días seguidos. Ya empezaba a creer que el café ya no lograba hacerle efecto del todo como antes.

El no dormir bien nunca había sido un problema para el rubio, siempre tenía un termo lleno de café a su disposición y con eso era suficiente para poder sobrellevar los días. Pero especialmente desde hace días que algo no estaba bien con él, sentía un presentimiento que le aquejaba y no lo dejaba tranquilo. Claro cualquiera diría que eso es muy normal, pues siempre era nervioso y paranoico, pero él con seguridad sabía, que no era lo usual que llegaba a sentir.

Siguió su rumbo y a lo lejos ya visualizaba "El negocio familiar" Generalmente el camino le era lejano, pero era lo suficiente como para poder llegar a tiempo a la hora acordada de su turno, claro eso era antes de que su reloj cerebral le fallara.

Fue hasta la parte trasera del negocio y prácticamente aventó la bicicleta estacionándola corriendo hacia la única puerta para empleados.

- ¡Gah! – Al entrar se sorprendió de un momento a otro, no esperaba encontrarse con ese semblante disgustado frente a sus ojos, o al menos no tan rápido – Pa-papá...

- Tweek Tweak ¿Otra vez tarde? – El padre del rubio se cruzó de brazos encarándolo.

- Papá, n-no hoy por favor – "¡Demasiada presión!" pensó el chico mientras jalaba su camisa harto, siempre era el mismo tema.

– ¿Hasta cuándo hijo? Ya son varias las ocasiones en las que llegas tarde – Era lo que menos quería Tweek para empezar el día, una reprimenda diaria en sus días de turno ya empezaban a cansarlo.

- ¿E-estuviste aquí en la puerta toda la mañana es-esperándome? – Cuestionó dándose cuenta de ese detalle.

- ¡Ese no es el punto! si dejamos que consiguieras un departamento en la ciudad fue porque confiábamos en que te harías cargo tu solo de tus responsabilidades y que no nos entrometeríamos en ...

- ¡Richard, por favor! – Sus palabras fueron interrumpidas por una mujer de cabellos castaños –Ya es suficiente de que siempre tengamos que oír tus gritos ¿No ves ya la cara que tiene nuestro hijo de todos tus escándalos? – Tweek sonrió aliviado viendo a su madre acercarse. Constantemente era así, su madre era la intermediaria de todos los regaños de su padre.

- Lo siento amor – Respondió Richard avergonzado, no le gustaba regañar a su único hijo, pero sentía que muchas veces debe ser así, aun cuando haya dejado de vivir junto a ellos siempre le haría ver sus errores como a un niño pequeño – pero Tweek debe aprender que es importante ser puntual a sus compromisos y no...

Pequeño ángelWhere stories live. Discover now