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Jungkook se encontraba en su sala de estar.

Pensaba en tantas cosas que su cerebro parecía una ensalada de frutas. Pero había algo que se diferenciaba del resto de cosas.

Un alguien.

Y es que JungKook no sabía de TaeHyung desde hace tres días. Para el pelinegro, esto era el fin del mundo.

Recordaba las facciones del castaño, la forma adorable en que su nariz se arrugaba cuando algo le molestaba; sus pucheros al estar disconforme con algo; el lunar en su nariz, el cual podía observar tanto tiempo, como en un trance... pero lo que más recordaba, era el tacto sobre su piel.

Tuvieron relaciones una infinidad de veces, sin embargo, había una que era particularmente especial y que, ahora mismo, abarcaba la mayor parte del cerebro de JungKook.

En su momento, pensó en arrestarlo, pero la carita de su TaeTae se lo impidió. Si bien fue una de las noches más intensas de sus vidas, también fue una muy memorable.



Un tiempo atrás...

TaeHyung.

—¿Qué vas a hacer, TaeHyung? —Su tono cargado de burla me indicaba su indiferencia ante lo que estaba a punto de hacer.

No lo haría, de todos modos.

—Sabes que tengo cámaras aquí, ¿no? Cualquier cosa que me pase, inmediatamente será reportado a la policía…—miró el arma que sostenía en mi diestra, pasó su mirada a mis labios e irremediablemente me sentí desfallecer.— Oh, pero TaeTae ya sabía eso… —sonrió de lado y paseó su lengua lentamente por el exquisito pecado de sus labios.— Sabías eso y de igual forma estas aquí, apuntándome ridículamente…¿Por qué no disparas? ¿Eh? Si te importasen las cámaras no cometerías esta insensatez… ¿Por qué no me disparas, TaeHyung? —gritó la última pregunta. Realmente no sabia el porqué de mi titubeo al apuntarle.

Se acercó a mí pausadamente, manteniendo su estúpida sonrisa de superioridad. Temblaba en mi lugar, no por tenerle alguna clase de miedo, no le temía; sin embargo, el no poder accionar mis dedos y apretar el gatillo me estaba volviendo loco. Mantuve la posición del arma incluso cuando tomo mis manos entre las suyas.

—¿Por qué no lo haces de una maldita vez, TaeTae? —acercó la pistola a su frente, apretando cada vez más fuerte mis manos.— Te diré porqué, TaeHyung. —manteniendo firmemente su agarre en mí, bajó mis brazos hasta que el arma estuvo a la altura de mi abdomen, apuntandome.—No me harás nada, TaeHyung… no lo harás porque te importo. —bajó un poco más, hasta que la boca de fuego estuvo a milímetros de mi miembro— No me harás nada porque me has tomado cariño… —enterró fuertemente la pistola en mi entrepierna, subiendo y bajando lentamente, haciendo más presión de vez en cuando. Lancé un fuerte gemido, llegando casi a gritar; mi voz salió mucho más aguda que de costumbre y cerré mis ojos con brutalidad.— Te gusto, bebé. —me alarmé al oír el sonido del seguro siendo quitado, sin embargo, extrañamente esto me excitó mucho más.— También me gustas, Kim TaeHyung. —miré como me masturbaba con el arma, soltado gemidos roncos y cargados de la excitación que sentía en ese momento.

Me obligó a sentarme en la cama que se hallaba a espaldas mías, arrodillándose él en el suelo y continuando con su vaivén en aquella parte tan sensible. Comencé a gemir aun mas fuerte al momento en que aumentó la velocidad.

Abrí mis ojos que, hasta el momento, se encontraban cerrados y vi su sonrisa.

También vi como colocaba su dedo índice en el gatillo; lo presionaba levemente, riéndose de mi desesperación y volviéndolo a hacer seguidamente.

Stay ↬KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora