Entre la Desesperación y la Esperanza

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Despierto en una cama, pero no puedo moverme, como si invisibles cuerdas me sujetaran. En medio de la oscuridad, un marco de luz roja destaca y mi corazón se hunde ante el miedo profundo que se apodera de mí. Es un miedo podrido, que me hace sentir inimaginablemente vulnerable. Sé que alguien vendrá, que me atormentará o intentará matarme.

Pasan los minutos y los pasos resonando en la distancia me llenan de terror. Los escalones se acercan, y sé que esta figura malévola aparecerá en cualquier momento para cumplir sus siniestros designios. Mi desesperación crece, y me muevo inútilmente, gritando en la oscuridad, implorando que me despierte de esta pesadilla.

Las lágrimas caen una tras otra, mientras el llanto se intensifica y mi pecho duele de agonía. El miedo se transforma en tristeza y pena, y mi corazón busca respuestas. Anhelo saber si lo que recuerdo fue real o simplemente otra pesadilla tortuosa.

Entonces, una voz seca y vieja llena la habitación. "Ella no puede venir, hijo. Por eso estoy aquí", murmura. Por un momento, me distraigo de mi situación y me encuentro en el regazo de mi abuelo. Viene a despertarme, como ella le pidió que lo hiciera. Aunque parece tener dificultades para hablar, siento la seguridad de su presencia.

La figura amenazante de mi pesadilla finalmente aparece en la habitación, y el anciano se enfrenta a él, empujándolo con sus últimas fuerzas. Sus ojos me miran con una sonrisa, como si su último acto fuera una redención. Me doy cuenta de que este anciano es más que una figura, es mi abuelo, quien siempre me protegió y amó. En su último acto de valentía, se interpone entre mí y la oscuridad.

La figura malévola retrocede, y me encuentro libre de sus garras. Mi abuelo me sonríe, como si supiera que, de alguna manera, me ha salvado. Siento gratitud y amor en mi corazón, y en ese instante, ya no es un anciano cualquiera, sino un héroe en mi historia.

Despierto nuevamente, confundido y mareado. Al mirar a mi alrededor, veo a los médicos sacudiendo la cabeza en un gesto negativo. Mi abuelo ya no está allí. Me invade una sensación de pérdida, de desesperación. ¿Por qué lo tapan? Grito, pero parece que nadie escucha mi dolor.

Pregunto por ella, por su estado. La respuesta es devastadora. Falleció una hora después de llegar al hospital. El dolor se intensifica, la tristeza se apodera de mí. Me siento abrumado por la pérdida, por el vacío que ahora llena mi mundo.

La habitación se vuelve sombría, las voces parecen lejanas. Me sujetan, mi cuerpo y mente colapsan. Un calmante me invade, pero es un alivio agridulce, no me duermo, solo quedo postrado en la cama. Las lágrimas siguen fluyendo, recordándome cuán miserable es mi vida y cuánto la echo de menos. Pero sé que no puedo quedarme así, que esto no puede ser el final. Tengo que luchar, tengo que volver a verla, tengo que encontrar la manera de reunirme con ella, incluso si es en otro mundo.

Al Final De Las Pesadillas [RESUBIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora