17. Fantasmas y ladrones.

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— Hogar dulce hogar — dije cansada dejando mi mochila en el suelo y tirándome al sofá — Chao colegio culiao, por dos semanas — murmuré.

— Esa boca hija — me llamó la atención mi mamá cerrando la puerta de entrada. Cerré los ojos y de repente sentí el sendo peso encima — Camilo no weís ahora — le dije y se puso a reír.

— Ay si mi hermanita linda ya salió del reformatorio — me apretó las mejillas más fuerte que la chucha y me quejé.

— ¿Que querís ahora? — pregunté al toque. Este weon algo quiere

—Préstame cinco lucas — junto sus manos como si estuviera rezando y cerró sus ojos con fuerza.

—¿Ah? — le pregunté — Perdón, ¿me viste cara de cajero?

— Cállate que sonai igual que mi mamá — carcajeó — Pero ya po, cinco lucas.

— ¿Algo más?

— Necesito que me acompañís a comprar algo — me guiño el ojo y fruncí el ceño — Poooooorfa — dijo al ver mi cara.

— Ya ya, pero bájate que pesai — lo empujé y cayó al piso, pero hizo un baile culiao terrible raro. Parecía pescao fuera del agua.

[...]

Después de dormir mi siesta en celebración que salí de vacaciones acompañé al Fabian al centro. No tenía idea que hacíamos aquí, tampoco sabía que cresta tenía en mente mi hermano. El Camilo se veía terrible emocionao y me arrastró literalmente a una joyería. Digo arrastró porque me quedé pegada en una esquina mirando como mi pololo caminaba por la vereda de al frente con dos weonas iguales.

¿PERRRRDÓN?

Iban los tres cagaos de risa y el Ignacio en medio de las dos. ¿Que chucha? Le pregunté que iba a hacer en la tarde y me dijo "Nada mi amor"

Mi amor tu pichula conchetumare.

Traté de concentrarme en la wea que me decía el Camilo, pero a cada rato miraba pa' fuera.

— Ya po Gabi, péscame — me dio un wate suavecito — Cuál esta más lindo po, este o ese? Es importante — apuntó dos anillos que eran terrible de bonis. Los quedé mirando un rato y me decidí por el que me parecía más lindo.

— Este — sonreí y el Camilo lo pagó pa envolverlo — ¿Cuanto te salió? — le pregunté cuando nos subimos al auto y me pasó la boleta.

Casi me ahogué.

— Weon de donde sacaste tanta plata — le dije terrible impactada. Solo me movió las cejas y encendió el auto. Prendí la radio y me puse a cantar entera motiva' po, y más cuando el Camilo paró en un semáforo pero me quedé quieta cuando el Ignacio cruzó al frente de nosotros.

Me vio por el cristal y quedó terrible impactao po, quedándose parao en medio de la calle. El Camilo le tocó la bocina y le gritó sacando su cabeza por la ventana.

— ¡Muévete po aweonao Cristian! — metió su cabeza otra vez y lo saludó con la mano mientras reía y el Ignacio solo atinó a llegar al otro lado de la vereda.

Este conchesumadre.

[...]

— ¿Estaba con la Pía y la Mía? — me preguntó la Arlett sorprendida. Asentí.

— Si weon, lo quiero puro ahorcar — hice un movimiento como si moviera algo muy rápido con mi mano libre ya que en la otra tenía el teléfono. Miré a la Arlett en la pantalla e hice puchero — Lo que más me da rabia es que le pregunté si iba a salir o hacer algo y me dijo que no.

— Ten cuidao ahí amiga, son dos weonas, no una.

— ¿Tu creis que no sé? — me mordí una uña — Voy a tener que aprender a diferenciar a las culias esas, si no va a ser más difícil.

Mientras hablaba con la Arlett se abrió la puerta de la pieza y el Camilo apareció detrás, avisándome que el tecito estaba listo. Me despedí y baje.

— Oiga mamita, se acuerda de esa prueba pa la que estudié caleta? — habló el Camilo y mi mamá le asintió en respuesta — Me saqué un 5,7 — sonrió orgulloso.

— Que bueno que te esté yendo bien el la U mi niño — le sonrió mi mamá.

— Pero igual estoy a punto de echarme un ramo po, y no puedo.

[...]

— ¡Qué paja levantarmeee! — grité estirandome en mi cama. Eran las once y esta despierta desde las diez.

¿Y si pongo música?

Uhm...

Me hice un moño terrible destartalao y baje en pijama. Estaba vacío. Conecté mi celular al parlante y empecé a hacerme mi desayuno po. ¿Por que me pongo productiva ahora? Debería estar durmiendo, que wea me pasa.

Me hice unos huevos revueltos con tecito, un manjar.

— A tu ego, avísale, que este fin de semana la pasa con too' tus pana y no con él — canté terrible motiva mientras ponía la mesa.

— Yo no juego — apareció el Camilo por la puerta de la cocina.

— ¡Yo no juego!

— Avísale.

— ¡Avísale!

— Que encontraste reemplazo y que espere pa un rato — cantamos los dos mientras terminábamos de poner la mesa.

— Temazo esa wea — se río — Uy que rico, comparte — metió un pan a mi huevo revuelto y sacó. Tshoaaaaaa.

Me reí y negué con la cabeza mientras ponía una taza para él. Terminamos desayunando juntos y él después salió con sus amigos.

Recogí la mesa y subí a mi pieza. Abrí las cortinas y me puse a ordenar escuchando al wachito de Maluma, cuando de repente algo se rompe abajo. Pegué un grito y salté asustada.

¿Entraron a la casa?

Me cagué de miedo y pesqué la escoba. Bajé las escaleras lento y dispuesta a pegarla a la primera wea que se moviera. Una vez abajo fui a la cocina y vi una sombra moverse agacharse, así que le pegué con la escoba en donde alcanzara.

— ¡Amor! — reclamó.

SANTA CACHUCHA, LE PEGUÉ AL IGNACIO.

Solté la escoba y lo único que atiné a hacer fue a reírme como weona mientras este se quejaba.

— Amor, pero como tan tooonta — reclamaba mientras se mojaba la boca en el lava platos. Le sangraba el labio.

— Nadie te manda a entrar así a una casa que no es tuya, aparte tampoco me avisaste — me defendí cuando me calmé un poco.

— Ya, no importa — se acercó con todos los labios hinchados y me abrazó.

Esperen, yo estaba enojada con este weon... pero no me acuerdo por qué chucha.

Pico, me hago la enojada hasta que me acuerde.

— No, suéltame.

— Gaaabi, ya po — se río — Dame un besito.

— ¿Por qué no mejor se lo vai a pedir a las maracas de tercero?

Me acordé, bien conchetumare.

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Weona yeta 2: Yetecidad al doble.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora