— En Khim claro — Nathy, desde que era niña, se había preguntado por qué su padre, a veces, hacía preguntas tan obvias.

— Ya sé que en Khim hija, pero lo que te pregunto es: ¿cómo es Khim? Y ¿con quién o quienes vives?

— Pues bueno — A Nathy le seguía desconcertando la pregunta, cuya respuesta, para ella era obvia — Khim es una ciudad bastante grande,  tiene tiendas, restaurantes, discotecas…

— ¿Fuiste a una discoteca? — el padre de Nathy interrumpió a su hija.

— ¿Si, por qué?

— Espero que hayas vuelto a casa antes de las once y no hayas bebido nada raro, ¿no? — nuevamente el instinto paternal salía a flote — y a todo esto, aún no me dices en casa de quien o quienes vives.

— ¿A casa a las once?, eso no es justo, a esa hora recién estamos saliendo a la disco — Nathy comenzaba a hacer un berrinche de niña pequeña.

— Nathy, ya hablaremos de eso más tarde, ahora, concéntrate, ¿Dónde estás viviendo? — Frederick tuvo que juntar toda la fuerza que poseía para no caer en los trucos de su hija, los cuales eran aún más poderosos dada la emoción que él sentía tras verla después de tanto tiempo.

— En casa de una amiga, se llama Dhía, te la presento más tarde. Ahora, ¿quieres ir a visitar el bosque?, porque  si vas a Khim podrías destruir todo con sólo pasar, como si fueras Godzilla — Nathy comenzó a hacer gestos con las manos y rostro, mientras soltaba algunos gruñidos, de modo que imitaba a Godzilla mientras destruía una ciudad.

— Espero que no dejen entrar a niños en tu casa por la noche... ¿verdad? — Aunque Frederick sabía que estaba siendo muy cargoso con el tema, sabía dos cosas: que su hija era una especie de jovencita y que los hados, o como quiera que se llamasen, debían reproducirse de algún modo, lo cual por la apariencia humanoide que todos poseían, sospechaba que debía ser similar al modo humano y era algo que aún no estaba dispuesto a permitir. Su hija, hada o humana, esperaría antes el matrimonio. —Dios quiera que las hadas conozcan el matrimonio—Frederick preocupado murmuró.

— ¿Quieres que te muestre el bosque o no? — Nathy, a quien le frustraba que después de mucho tiempo de no ver a su padre, este solos se comportase como padre.

— Muéstrame el bosque — Frederick decidió no preocuparse más por el asunto, después de todo el hablaría con Siblanok para conocer a los amigos de su hija y asegurarse que esté en buenas compañías.

— ¡Súper!, vamos por aquí — Nathy dejó de flotar frente a su padre para dirigirse hacia el bosque guiando a este. Repentinamente al ver un elfo, Nathy se detuvo y volteó hacia su padre — papi, ¿quieres ver algo súper?

— Muéstrame algo súper— quizá por instinto o quizá por ser el padre de Nathy y conocer a su hija, lamentó de haber afirmado aquello tras unos segundos de haber hablado.

— Señor elfo, ¿me da un segundo por favor? —Nathy había volado con rapidez hasta un elfo que caminaba despreocupado.

— Claro, ¿en qué puedo ayudarte?

— En una demostración — sin dejar responder al elfo, Nathy metió su mano al bolsillo, y sacando rápidamente un extraño polvo, sopló este en el rostro del elfo, quien en seguida cayó inconsciente sobre la hierba.

— ¡Nathy que hiciste! — Frederick corrió preocupado hacia el inconsciente sujeto a quien comprobó el pulso.

— No te preocupes, solo está dormido.

— Nathy, no puedes volar por allí haciéndole eso a la gente— sin embargo, al comprobar que realmente el sujeto solo dormía, Frederick sonrió, su hija seguía siendo la misma de siempre — ¿ahora, vamos a ir al bosque o no?

Nathalie y los Portadores de los ElementosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora