¿Qué soy en realidad?

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La niña corría con desesperación por la casa, recorriendo los pasillos lo más rápido que podía, pasando de largo a la servidumbre sin consideración, bajando las escaleras de dos en dos sin importarle si era lo correcto o no.
Los cabellos platinados bailaban alborotados por el movimiento, la fina tela de la falda de la ropa de dormir se alzaba con el aire por la velocidad que aquella persona corría.

Se encontraba desesperada y confundida.
¿Qué estaba pasando?

Al llegar a la entrada de la casa se escabullo hacia el jardín que conocía como la palma de su mano, ese mismo jardín que tantas veces se había vuelto su escondite.

Era imposible.

La niña seguía intentando desesperadamente el aguantarse las ganas de llorar.
De no haber desobedecido, de no haber llevado la contraria, de no haberse levantado cuando ya la habían mandado a dormir no se encontraría en aquella situación.

Se trepo al árbol usual luego de 3 intentos.
No, realmente no estaba nada claro.
Quería desaparecer.

Eran esos momentos en que Viktoria odiaba ser tan curiosa.

Sentada en la rama del árbol se ocultó tras las frondosas ramas abrazando sus piernas con los brazos intentando desaparecer, ser absorbida por el tronco y nunca más ser liberada.
De aquella manera todo acabaría y no tendría por qué seguir ocultándose mientras lloraba desesperadamente tratando de entender aquella absurda situación.

Porque era absurdo.
Debía ser una mentira.

Era una mentira, ¿cierto?

Pero lo que escucho minutos antes era proveniente de las voces de sus padres, no podían mentir de esa manera, no a ella.

Sin saber que más pensar tomo su cabeza entre las manos, aferrando los dedos entre las finas hebras platinadas, apretando con fuerza como si de eso dependiera su vida.
Dolía, lo que significaba que todo era real.
Por un momento deseo que fuera una pesadilla, deseaba despertar en su cama y reírse por semejante tontería, entonces correría a contarle a Anastasia y María para que ellas se rieran de la mas pequeña diciéndole lo tonta que era al soñar aquello.


Pero era claro que no era mentira, de verdad se había levantado y tras tratar de asustar a sus padres escucho una plática que jamás debió haber escuchado, que realmente salió corriendo en pánico tras las palabras de sus padres, que realmente deseaba desaparecer, que realmente se sentía confundida.

Todo era real al igual que el dolor que sentía al apretar con los dedos sus cabellos largos que por tantos años no se cortaba porque todo mundo decía que de esa manera se veía más adorable.

¿Por qué a ella?

Ella, que tan solo quería crecer sin reglas, que quería disfrutar cada detalle que la vida le brindaba a su alrededor, quien quería aprender a base de experiencias y no por lecciones aburridas, quien quería conocer a cada persona de la ciudad, del país, del mundo, ella quien tan solo quería saber por cuenta propia que era lo que sucedía tras los muros del palacio.

¿Acaso no les bastaba a sus padres con tenerla apartada por tanto tiempo de sus hermanas?
¿No les bastaba con impedirle ir con quien sentía que realmente la escuchaba?
¿No les bastaba con tratarla a bases de reglas y más reglas?
¿No les bastaba con impedirle hacer las cosas que más le gustaban hacer?
¿Acaso no les bastaba con siempre decirle que hacer?
¿Por qué sus padres tenían que hablar de una tontería como aquella?
¿Por qué?
¿Por qué decir que ella era un niño?

Era imposible, Viktoria era una niña en todos los sentidos.
No, no podía ser un niño
¿Por qué decir aquello?
¿Por qué pelear por ese tema?

El Último Nikiforov (Viktuuri -YoI)Where stories live. Discover now