e impregnaba mis pulmones de humo
y mis arterias de sangre alcoholizada
entonces la combustión y el calor,
me quemaban.
ya ves tú,
mi rutina diaria...
mi triste y patética rutina
donde la llama que me mantenía
con vida o en otras palabras;
la que me hacía sentir menos muerta
o tal vez más humana,
era la que encendía al consumir mis cigarrillos.
pero entonces,
llegaste tú,
un huracán de emociones que a su paso,
lo incendiaba todo (lo malo),
arrasaba con los horribles recuerdos que me invadían,
arrasaba con mi rutina,
evaporaba mis lágrimas
y hacía con ellas,
nubes de vida,
nubes de besos, nubes de amor,
nubes de ella, nubes de nosotras.
y cuando quise darme cuenta,
me encontraba en el paraíso
y no podía escapar
y tampoco quería hacerlo, joder.
¿estaba enamorada?