// a n t e s d e t i //
mis últimos versos a un (EL) idiota:
aún me acuerdo,
de ti;
de ese 14 de febrero,
ese mismo día en el que decidí regalarte mis versos,
decidí entregártelos por completo,
entregarme a mí,
abrirte las puertas a mis sentimientos;
sin miedo a las consecuencias,
sin miedo al rechazo,
sin miedo a ser valiente...
vaya ilusa,
qué ingenua fuí...
¿en qué estaría pensando?
tú, tú te reíste,
me miraste con desprecio y superioridad
y los destrozaste;
a los sentimientos,
a mi patético puñado de versos,
a mí.
y sigo sin aprender,
aquí me hallo,
dedicándote versos que jamás leerás,
versos que jamás destrozarás,
versos de dolor que quedarán plasmados
en aquella libreta morada que un día subestimaste.