—Ya, solo olvídalo. Solo ha sido mi golpe de vuelta a la realidad.

—Ya te extraño.

—Regresamos ayer, así que me viste.

—Pero igual te extraño, no fue lo mismo dormir sin ti.

Ella permanece en silencio, sin embargo creo escuchar un suspiro después de eso. He decidido ir con todo, no callarme ninguno de mis pensamientos, del tipo más que amigos, que tengo sobre ella. Es todo o nada.

»Extraño despertar contigo aferrada a mí—ella jadea y río— ¿Qué creías? ¿Qué no notaba que te gusta acurrucarte?

—Bueno, pensé que... ¡Qué vergüenza!

—A mí me encantaba, así que no te avergüences—río. Louis toca la puerta pero igual entra antes de que pueda darle alguna respuesta.

—Tienes a alguien esperando para verte, parece impaciente.

—Hazlo pasar y por el amor de Dios, ve a almorzar que ya yo lo hice con mi hermano.

— ¿Ah? —pregunta Naomi al teléfono.

—No te lo decía a ti, bonita.

Louis sale mascullando algo sobre yo dándole órdenes si él no quiere comer y río.

»Debo colgar, alguien vino, posible cliente. ¿Puedo verte mañana?

—No lo sé...

—Naomi, no hagas esto. Avanzamos mucho en el viaje para retroceder ahora. Podemos tener algo bueno.

—Está bien, mañana podemos vernos. Y no es que quiera retroceder, solo me asusto.

—Lo entiendo, bonita, pero permite que me asuste contigo. Te veo mañana.

Finalizo llamada y me quedo con la vista en el techo. Tengo demasiada paciencia y fuerza de voluntad para simplemente no saltar sobre Naomi cuando todo lo que quiero hacer es estar con ella.

—Mi chico dorado.

No sé cómo no termino en el suelo debido a la rapidez con la que me incorporo. Mi estómago se retuerce cuando frente a mí encuentro a una mujer rubia. No una desconocida.

Mary Hundson.

Inmediatamente mi cuerpo se tensa y bloqueo cualquier recuerdo que yo pudiera tener de esta señora. Siento escalofríos. La sigo con mi mirada mientras saca la silla frente a mi escritorio manteniendo su sonrisa. Una vez está sentada, sus largas uñas tamborilean sobre el escritorio, y es un sonido horrible que me trae malos recuerdos.

Mary Hudson es el cliché y estereotipo de mujer con dinero que se niega a envejecer. Nunca podré encontrarla hermosa porque sé cuán horrible es en su interior, pero he visto a muchos hombres perder la cordura por ella; incluso su esposo, quien le daba todo lo que ella quisiera, incluyéndome en la lista de regalos.

Ha habido cambios en su rostro. Está más estirado, su boca más llena pero esa misma mirada en sus helados ojos azules se mantiene.

— ¿Qué le pasa a tu lengua, Jeremy? Solía tener un buen uso.

—Este es mi lugar de trabajo, sino tienes nada que hacer aquí, entonces te sugiero que te vayas.

—Qué sensible, ni siquiera me has saludado.

—No eres persona grata, así que me ahorro los saludos—enderezo mi espalda.

—Como sea, ser insolente no te quita lo bonito.

—Estoy aquí para asesoría legal, vete.

—Oh, pero necesito ayuda legal y escuché que eres el mejor abogado, tu papito me lo dijo.

Conquistando a Jeremy (BG.5 Libro #3.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora