LA PARTIDA

187 15 2
                                    

  CAPITULO 7

LA PARTIDA

---Esposa? – preguntó Jan Di. Y la señora Chan le contó todo lo que sabía hasta ese momento, que el doctor se encerraba todas las noches en su despacho a observar la foto, que guardaba también un anillo y que suponía era de ella. Que en realidad no sabía que había pasado, pero que estaba segura que el doctor la amaba.

Jan Di tenía los pensamientos revueltos. Trataba de encontrar en su memoria algo que le indicara su relación con Ji Hoo, pero no encontraba nada. Aunque empezó a relacionar, que las sensaciones que le causaba la persona en sus sueños, podría ser Ji Hoo. En este pensamiento estaba cuando llegó el doctor.

La señora Chan decidió en ese momento decirle al doctor que ya le había dicho a la señora Jan Di la verdad. Ji Hoo la miró con extrañeza. ¿De que verdad hablaba? Y la señora Chan dijo que dejara de ocultar que Jan Di era su esposa. El doctor la miró asombrado, trató de corregir ese error, pero Jan Di en ese momento interrumpió y le mostró la foto. Le preguntó el por qué no le había dicho nada hasta ese momento. Jan Di observó la foto nuevamente y comentó que él se veía muy guapo en ella. Ji Hoo se acercó lentamente y le preguntó si no se sentía afectada por esa noticia. A lo que Jan Di responde que no, que en realidad se sentía cómoda. Y le platica los sueños que había tenido desde el accidente. Que se había preguntado quien era esa persona que parecía siempre protegerla, y que ahora con el conocimiento de su matrimonio, no le quedaba duda de que era él. Jan Di observa a Ji Hoo, quien la ve con tristeza pero al mismo tiempo con emoción. En su mente pasan muchas cosas, si tan solo estas palabras se las dijera habiendo recuperado la memoria. ¿Qué hacer? Se preguntó. ¿Seguir con la mentira o sacarla de la misma?. Observó a Jan Di nuevamente. Su cabello largo y suelto la hacían ver tan diferente a como la había conocido. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Pudo más su corazón enamorado. Seguiría con la mentira hasta sus últimas consecuencias. No era una casualidad que Jan Di hubiera regresado a su vida. Y si ahorita tenía una oportunidad de ser feliz con ella, la tomaría.

En Seúl, Gu Jun Pyo, presidente ya de Grupo Shinhwa, se había convertido en una persona amargada y déspota. Dedicado ahora a la vida fácil, se la pasaba en sus tiempos libres de fiesta en fiesta y con mujeres. Nunca estaba más de un día con una y se le conocía ya como un playboy. Sabía que por su posición pronto tendría que casarse, pero no quería pensar en eso. En esos 2 meses de ausencia de Jan Di, no podía olvidarla, y mucho menos cuando se encontraba solo. Por lo que odiaba estarlo. En sus tiempos libres se la pasaba bebiendo, o simplemente corriendo con su auto deportivo por las calles. Odiaba más a su madre ahora. La culpaba de la muerte de Jan Di y no quería tener ningún trato con ella, por lo que hablaba con ella únicamente lo necesario.

Había tomado la decisión de marcharse de Seúl al término del año. Estar viviendo ahí, en donde conoció a Jan Di era un infierno. Necesitaba poner tierra de por medio. Y se iría.

Pasaron ya 6 meses. En ese tiempo, Jan Di conocía más a Ji Hoo y aprendía más. Se sentía muy cómoda a su lado y no tardó mucho en asistirlo en el consultorio. No recordaba su profesión, pero lo poco que podía hacer lo hacía. En sus ratos libres, Jan Di pintaba paisajes, ya tenía varios cuadros hechos los cuales adornaban la casa. Había recorrido el poblado y se había hecho querer por los habitantes. También intentaba cocinar y poco a poco Ji Hoo podía ya masticar lo que cocinaba. En todo ese tiempo, no habían vuelto a tocar el término de matrimonio, aunque Jan Di estaba consciente de que estaba casada con él y que había ciertas obligaciones que cumplir. Agradecía enormemente que Ji Hoo no lo mencionara y que inclusive no intentara tocarla. Aún no se sentía lista para ello. Pero ya había notado en él en muchas ocasiones su deseo, a lo que ella se alejaba discretamente.

El término de la pasantía de Ji Hoo estaba llegando. Ya había recibido ofertas de otros hospitales para empezar a trabajar en la ciudad, pero él no tenía planes de regresar a Seúl, por lo que cuando le llegó la oferta de trabajo de un hospital en Nueva York, USA, no dudó en aceptarla. Ahí podría inclusive tratar a Jan Di de su falta de memoria (aunque ya no le importaba realmente si la recuperaba o no) y vivir tranquilo. En Chibuk no lo estaba, ya que temía que en cualquier momento algún oficial o servicio de búsqueda llegara preguntando por Jan Di.

Jan Di estuvo dispuesta a irse con Ji Hoo, finalmente era su marido y lo seguiría a donde fuera. Le dolía separarse de la señora Chan, pero era algo inevitable. El día de su partida, lloró y le agradeció mucho toda su ayuda. Ji Hoo y ella se trasladaron a la ciudad de Seúl, en donde tomarían el vuelo hacia los Estados Unidos.

Para Jan Di, visitar la ciudad era algo novedoso para ella, habiendo estado casi un año en un pequeño poblado se sentía como salida de una jaula. Ji Hoo se atrevió a tomar su mano en el auto, gesto que ella no rechazó.

Llegaron al aeropuerto y ambos se pusieron a revisar los horarios de vuelo en la gran pantalla.

Al otro extremo, un hombre solitario veía la misma pantalla. Gu Jun Pyo dejaba Seúl por un tiempo, viajaba a París, en lo que esperaba hacer una larga estadía. Gu Jun Pyo y Jan Di se encontraban muy cerca el uno del otro.

Ji Hoo le pidió a Jan Di que lo esperara un momento, ya que iba a registrar las maletas. Le dejó momentáneamente su celular, y le pidió que si había algún problema se quedara dónde estaba y le llamara al otro número que tenía. Jan Di asintió.

Gu Jun Pyo se había despedido de casi todos los F4, pero aún no de Ji Hoo. No le había querido llamar con lo de Jan Di y supuso que él tampoco porque era demasiado duro. Sabía que Wo Bin le había comentado. Sabía también, que le había dolido tanto o más que a él. No quiso marcharse sin decirle adiós. Tomó su celular y marcó su número.

A pocos metros de él, Jan Di se encontraba sentada esperando cuando vio el celular de Ji Hoo timbrando. Tenía las iniciales GJP en el identificador de llamadas. Buscó a Ji Hoo con la mirada para ver qué tan cerca se encontraba pero no lo encontró. Con algo de duda, abrió el celular y contestó. 

– ¿Diga? –  

Destino InevitableOù les histoires vivent. Découvrez maintenant