CAPÍTULO I

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MATTEO

          

El viento helado golpea mi rostro que está perdido en el momento, los edificios lejanos me pintan un paisaje tan diferente al que yo estoy viviendo. La gente va y viene por las calles sin parar unos chocan con otros, personas cargan cajas, muchos conducen desesperados, bocinazos constantes producto de estar en pleno centro.

Parpadeo un par de veces, la imagen tiende a volverse irreal luego de un buen rato con los ojos fijos en ella, intento no pensar y borrar todo lo que puede llegar a producir mi mente.

Me quito los lentes, ahora todos son bultos creo que así se siente un poco mejor. Los guardo en el bolsillo frontal de mi saco negro y me masajeo el puente de la nariz junto a mis ojos, estoy cansado, exhausto, no dormí nada, técnicamente ya no recuerdo lo que es dormir desde que recibí ese llamado hace tres días.

El viento aumenta, es cada vez más fuerte, me abrazo a mí mismo, un traje de luto no es abrigo para nadie, es más podría apostar que de solo usarlo uno  siente aun más frío, siente las penas calándole los huesos, los dolores penetrando cada musculo e irrigándose por toda la sangre hasta llenar el corazón de oscuridad imborrable. Me abrocho el botón del saco nuevamente, pero en serio me incomoda, así que vuelvo a soltármelo, la última vez que usé uno de estos estaba inaugurando un proyecto con mis hermanos, hoy todo es diferente.

-       Matteo. – La voz de Gastón me interrumpe aunque no haga nada me quedo en la infinidad de la ciudad. - ¿Estás listo? – Siento su mano en mi hombro

-       Supongo que nunca lo sabré. – susurro perdido en todo y a la vez en nada, mi cabeza está en blanco

-       Luna está esperándote abajo con Nina. – dice mientras se sienta a mi lado

-       ¿Ya es hora? – pregunto mientras me saco un ínfimo pelo inexistente de mis pantalones negros

-       Falta un rato pero hay bastante tránsito así que es mejor que vayamos ahora para poder llegar bien a la ceremonia

-       Ceremonia. – repito con un sabor amargo. – Hace una semana deseaba todo esto pero hoy Gastón me doy cuenta que no

-       Nadie está listo para esto. – Lo observo por un fugaz segundo. – Pero tenés que hacerlo, todos estamos apoyándote

-       Lo sé. – Le sonrío falsamente. – Si no fuera por Luna estaría en la calle decidido a encontrar a esa perra

-       Para algo está policía, ellos se están ocupando

-       ¿La policía? – pregunto. – Esos ineptos no pueden con nada

-       ¿Y Federico? – pregunta alzando una ceja

-       Él hizo demasiado por mí pero sé que esto no es sencillo, es mucho más de lo que se ve

-       Me hubiese gustado saber todo. – agrega levantándose y cerrándose el botón del saco

-       Perdón Gastón pero hay cosas que no podía compartirte – Copio su accionar.

-       Pero a Luna sí. – Se cruza de brazos molesto

No digo nada y comienzo a caminar hacia las escaleras, tomo el picaporte y vuelvo a ver el paisaje por última vez.

Todo parece en calma desde tan alto.

-       ¿Vamos? – pregunto señalando la salida

Ambos comenzamos a bajar en silencio hasta llegar al piso de Luna, abro con mi llave y ahí las encuentro a ambas charlando de cosas vanas. Ninguno abre la boca solo nos miramos entre los cuatro y sabemos que es el momento. Nuestras manos se entrelazan para darme fuerza aunque ni eso puedo lograr hoy.

3. La sentencia de Matteo Balsano (#Lutteo)Where stories live. Discover now