LA FLOR DEL AMOR | MaleCordelia/Yui.

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Publicado originalmente: 03/junio/2017.

Pareja: Yui/MaleCordelia.

Clasificación: +13.

Temática: Amor no correspondido.

Advertencias/Aclaraciones: Centrado en Yui. Para escribir esto se tomó en cuenta la enfermedad de Hanahaki (aquella donde la persona comienza a toser/vomitar pétalos cuando su amor es unilateral). Castiel = MaleCordelia.

Sinopsis: Yui no sabe qué hacer con la planta dentro de su cuerpo, esa que la lastima y le recuerda su amor hacia "él".

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LA FLOR DEL AMOR

Palabras: 668.

Ocurrió, así, rápido y a la vez lento, oculto y fácil de ver a simple vista, pudo prevenirse y al mismo tiempo no:

Una planta había nacido dentro de Yui.

Francamente, ella no sabía qué hacer con una planta incrustada en su pecho, ni con ese tallo y hojas llenos de espinas que rasgaban su corazón, cada que soltaba suspiros y sus mejillas se tornaban rojizas.

La humana se preguntaba todas las noches cómo se hallaba aún con vida después de cientos de rasguños y pérdida de sangre (tal vez sus anticuerpos creaban curitas mágicas para tapar todas las cortadas de su frágil e ingenuo corazón).

La planta tenía un tallo principal y otros secundarios que se dividían en varias secciones, de las cuales brotaban capullos que abrían y se convertían en flores cuando ella soñaba. Ninguna flor era igual a otra, tampoco crecían con la misma agua (esa que recogía a través de los sentidos y la memoria), los pétalos de las flores eran a su vez de diversos colores, variaban dependiendo de los acontecimientos del día, pero principalmente eran rojos y azules, o al menos así eran los que vomitaba en las mañanas y parecía que querían atorarse a propósito en su garganta para ahogarla.

La planta no podía ser vista por nadie más que ella.

Yui ya se había acostumbrado a mirar su cuerpo y comparar a este con un jarrón.

También, la planta era formada por una mezcla adictiva de sabores que iban desde lo dulce hasta lo agrio, en combinaciones que sus papilas gustativas jamás habían probado y de las cuales su cerebro aún no les encontraba un nombre. Esas mismas combinaciones que brotaban cada que sus ojos eran atraídos por otros de color verde, y sus oídos eran deleitados por una melodiosa voz (esa que decía miles de mentiras, pero a la que Yui no quería resistirse).

Sucedió.

Era anormal y común, lo quería y lo renegaba, deseaba que creciera, pero también que muriera, ilógico a más no poder y con sentido por donde quisiera mirarse:

Que la persona que enterró con una pala la semilla de la planta, y quien se mantuvo regándola en tiempos difíciles, con cariño e irresponsabilidad, no podía ser otra más que Castiel.

Ese hombre sin cuerpo, pero cuya alma aparecía en sus sueños. Esa persona que de alguna manera estaba conectada a ella por cosas desconocidas (quizá también tóxicas y cristalinas).

Él, que se volvió un refugio y una distracción para todo lo que soportaba en el mundo de los vivos (esa Tierra sin luz y donde habitaban monstruos).

Él, que la hacía sentir el amor (el auténtico y no la idea del amor en la que creyó desde niña).

Él, que jamás regresaría sus sentimientos (porque esos ojos no la veían como ella a Castiel, no importaba cuanto Yui corriera para alcanzarlo).

Él, al que nunca podría tocar de verdad.

Yui tosió más pétalos y su corazón se estrujó mientras arreglaba su uniforme. Miró fijamente su reflejo en el espejo, una docena de flores salían de su pecho y muñecas, la sangre goteaba de sus muñecas y se acumulaba en un charco de distintos colores. Era en esta clase de días cuando agradecía que solo ella pudiera ver esas heridas tan privadas.

Escupió más pétalos rojos y azules en el bote de basura, para después tomar un gran bocado de aire y poner sus dos manos sobre el vidrio del espejo de medio cuerpo, e imaginó, como todas las tardes, el cómo sería sentir la piel de Castiel contra la suya, y tan ida estaba en su ilusión, que pronto la que se veía en el reflejo no era ella sino él, por quien su corazón lloraba, hasta que llegó el inevitable momento en que sus labios tocaron la fría superficie.

Ya que, esa era la única forma en que la planta dentro de su cuerpo no rasgaba su interior.

Como también la única manera de poder lidiar con su amor no correspondido e imposible.

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N/A. Solo diré que fue difícil escribir esto, me la pase todo el día batallando y llorando lágrimas de sangre. ¡Gracias por leer!

Amor | Diabolik LoversWhere stories live. Discover now