Suspiró para tratar de no pensar demasiado en ello, intentaba tragarse la angustia que sentía y de resistir el impulso de llorar. Y tan compenetrada estaba en bailar, en tratar de no sentir ni pensar, que no oyó esos pasos en la escalera y no sintió que alguien la observaba bailar, sino hasta que una risita tierna pero grave resonó en el lugar. Se detuvo enseguida, viéndolo ahí al Loco, estaba apoyado en el marco de la puerta cruzado de brazos, con una sonrisa en su rostro.

—¿Loco...? —dijo con un gesto de sorpresa.

—¿Ves a alguien más acá? —respondió él y levantó una ceja de forma bromista.

—¡Sos un maldito imbécil! —gritó al arrojarle un zapato que él esquivó rápidamente, pero le lanzó el otro más—. ¡Estúpido!

—¡Pará! ¡¿Qué mierda te pasa?! ¡Veo cuánto me extrañaste! —se rió a carcajadas mientras esquivaba todos sus zapatos y objetos voladores.

—¡Infeliz, estúpido, inconsciente! —chilló al arrojarle más cosas con odio, sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en sus ojos para luego resbalar por su rostro.

—¿Estás... llorando...?

—¡No estoy llorando! —chilló al arrojarle una almohada.

—¡Estás llorando! —dijo con una sonrisa y se acercó a ella, quien quiso lanzarle un puñetazo que él frenó enseguida.

—¡QUE NO ESTOY LLORANDO!

El Loco la tomó del rostro para instarla a mirarlo, ella estaba jadeante y con el rostro cubierto de lágrimas, lo miraba con tristeza.

Mein engel...

Va te faire enculé! Connard! Salaud!

—Ya, engel, ya entendí —dijo él con una sonrisa y frenó las manos de ella que le golpeaban el pecho.

Erica se enojó mucho más al ver su sonrisa soberbia en el rostro y le pegó en el pecho varias veces insultándolo, lo que lo hizo reír, para luego sorprenderlo con un abrazo.

—¡Sos un maldito imbécil! —le dijo mientras lo abrazaba—. ¡Te fuiste sin decir nada por días! ¡No fuiste siquiera capaz de llamar diciendo «estoy bien, no me morí»! ¡Ni siquiera te llevaste el puto teléfono!

—¿Estabas preocupada...? —la miró con sorpresa, pero ella no levantó la vista, lo abrazaba con más fuerza.

—¡Pensé que te había pasado algo, que Aaron te había hecho algo, que chocaste con la camioneta! ¡Yo que sé! ¡Cosas así!

El Loco se separó de ella para tomarla del rostro y observarla fijamente a los ojos grises llenos de lágrimas, ella lo miraba con una mezcla de odio y tristeza, y le corrió las manos con furia, pero él nuevamente la tomó del rostro, mirándola en silencio, un silencio que la sacaba de quicio.

—¡Decí algo maldito estúpido! ¡No te quedes callado!

—Perdón, no era la idea preocuparte, no pensé que reaccionarías así. Solo me dediqué a hacer unos trámites...

—¡Pudiste avisar! —chilló, aún muy angustiada.

—Bueno, no creí que podrías llegar a extrañarme...

—¡No digas estupideces que te voy a cortar la puta yugular, connard!

—Lo siento, lo recordaré para la próxima, mein engel dijo con suavidad, con una sonrisa reconfortante.

—¡Más te vale que no haya próxima porque te disparo en la frente!

El Loco se rió a carcajadas, luego suspiró para poder extenderle un paquete con un moño.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now