¿Cómo lo conocí?

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Aun recuerdo el primer día que vi a Alexey en el castillo, un muchacho escuálido, perdido, con la cara triste y las ropas sucias, le tenia miedo al mundo y mostraba un exceso de respeto por todo, casi que llegaba a verse sarcástico, por aquellos días robaba en la cocina porque tenia hambre, aun no sabia como funcionaban las cosas en el castillo, me daba ternura observarlo de lejos, no le hablaba porque cuando lo intentaba, simplemente respondía "no soy digno de platicar con usted" por aquellos entonces yo tenia tan solo 10 años y el tenia 12.

Yo realmente quería tener un amigo, alguien con quien platicar, alguien con el cual no sentirme sola y el también lo necesitaba, ambos teníamos lo que el otro necesitaba y anhelaba.

Fue un día, dos semanas antes de cumplir los 11 años, me resbale por culpa de que estaban tallando el piso, y no era otro mas que Alexey el que estaba tallando, cuando me encontró en el piso con el trasero mojado, abrió los ojos como platos y comenzó a pedirme disculpas sin parar.

-Lo siento princesa, de verdad no era mi intención, lo siento, lo lamento, por favor castigueme, pero no le diga a nadie, no tengo a donde ir- fue un poco de lo que entendí, hablaba tan rápido a causa de los nervios que era casi imposible entenderle.

-Descuida, solo duele mucho- y comencé a reírme sin parar por la situación y la pena, el solo me miraba fijamente con algo de temor en sus ojos, después de un rato se relajó y comenzó a reír y bromear conmigo.

Ese día recuerdo que pasamos todo el día juntos, por primera vez tenía un amigo, un amigo que no me hablaba solo por ser amigo de Amathys, por fin sentía que tenía alguien que me entendía, teníamos el mismo sentido del humor y nos interesaban las mismas cosas.

Hasta que... Un día el jefe de la cocina vio como bromeábamos, no le parecio apropiado que una princesa y un sirviente se tratarán como iguales, conmigo se disculpó por la insolencia de Alexey y el fue el que pagó caro ese día, recuerdo que desde mi habitación se escuchaba como lo castigaban con un látigo, decían que era adiestramiento, que por mas que nos pareciéramos, no éramos iguales, pero jamás he estado de acuerdo con eso.

Al día siguiente lo busque para saber como se encontraba, tenía la espalda llena de cortes producidos por el castigo, y se le notaba en la mirada que estaba triste, entonces supe que de haber tenido opción, el se hubiera ido del castillo, entonces decidí ayudarle, a como pude cure sus heridas y las vendé para que no se infectaran, a día de hoy, es algo que no nos gusta recordar a ninguno de los dos.

Desde ese día, supimos, dentro de nosotros, que habíamos encontrado lo que estábamos buscando con tanta desesperación y desde entonces, no he estado sola nunca mas y el tampoco y espero que eso jamás cambie... No se que haría sin el...

The Same WorldWhere stories live. Discover now