Una grata sorpresa

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—¿Por qué no vas a San Mungo, abuelito? —inquirió la mujer.

—Ya fui —respondió el viejo para tranquilizarla—. Me dijeron que no debía preocuparme y que todos los síntomas son normales a causa del encantamiento.

—¿Pero qué encantamiento es ese?...

—No seas curiosa, muchacha —bromeó Dumbledore mientras reía—. Ya te he dicho que lo sabrás, pero por ahora permítanme hablarles de otra cosa. Severus, debes colocar esta circular en el tablón de anuncios de tu sala común y en los alrededores.

El profesor que en ese momento se había quedado pensativo mientras miraba por una de las ventanas del despacho, sacudió la cabeza y enfocó la mirada sobre el pergamino que Dumbledore le entregó. Emily también le echó un vistazo.

—¡Vaya! Supongo que puedo acompañarte a la sala común para dejar esto allá, cariño y así al fin cumples la promesa que me hiciste de mostrármela.

Severus asintió y ambos salieron del despacho del director para dirigirse a las mazmorras, específicamente a la alcoba que compartían para dejar allí su equipaje y también para que Severus arrojara un encantamiento multiplicador sobre el pergamino que el director acababa de darle.

¡Duplicto! —musitó apuntando el pergamino con la varita mientras éste se reproducía unas diez veces.

—¿Sabías que los muggles tienen una alternativa para este conjuro? —preguntó Emily mirando a su marido acomodar los pergaminos sobre el escritorio del despacho que era también la antesala a su habitación —.Es una maquina llamada fotocopiadora.

—Sí, lo sabía, pero tú... déjame adivinar, has estado hablando mucho con Charity últimamente, ¿verdad?

—Nos hemos hecho amigas sí, pero no fue por ella que lo supe.

—¿Ah no?

—No, lo sé por ese libro grandioso sobre muggles que me regalaste por navidad el año pasado, ya sabes, Ellos se dan cuenta, por Blenheim Stalk, el famoso experto en muggles.

—¡Tú y tus muggles! Deberías revisar tu árbol genealógico a ver si Arthur Weasley y tú están emparentados, porque esa fijación de ustedes por los no mágicos los hace muy parecidos.

—¡Quizá! —exclamó ella saliendo del despacho después de Severus para emprender la marcha hacia la sala común—. No olvides que casi todas las familias de magos están emparentadas entre sí ¿Te imaginas que tenga algo de Weasley?

—A ti te encantaría, pero de seguro a tus padres no les haría gracia y mucho menos a tu abuela Gertrude.

—¡Por Merlín! Gertrude.... Ella solo se siente orgullosa de ser descendiente de Helga, aunque no lo parezca para nada.

—¿Qué Helga? —inquirió Snape deteniendo la marcha abruptamente.

—Helga Hufflepuff —respondió Emily un poco extrañada ante la reacción de Severus que de pronto pareció azotado por una idea al escuchar aquel nombre.

—¿Eres descendiente de Hufflepuff? ¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó el mago.

—No lo consideré relevante.

—¿No lo consideraste relevante? —repitió él mientras volvía a ponerse en marcha—. Eres descendiente de una de los cuatro fundadores del colegio y ¿no lo consideraste relevante?

Ella negó con la cabeza y Severus pensó que después de todo, aquello tenía sentido. Pese a ser irreverente, rebelde y valiente, su amada esposa poseía una nobleza y sencillez dignas de Hufflepuff y eso se reflejaba en el simple hecho de no haberse jactado nunca de su procedencia ni de su linaje, aún y cuando tenía motivos de sobra.

El Pocionista y la CantanteWhere stories live. Discover now