La discoteca

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Hacía un tiempo atrás que se había comenzado la construcción de lo que decían sería la mejor discoteca del lugar.

Se había ubicado en las afueras de la población, un amplio terreno con bosques alrededor y sin presencia de casas u otros negocios.

Prácticamente era lo único que habría en ese apartado lugar, algunos decían que no funcionaría por lo apartado del centro pero para otros era una idea perfecta.

La ubicación de la discoteca había sido pensada para albergar gran cantidad de vehículos y ofrecer total privacidad para los clientes, lejos de las miradas indiscretas y de los conservadores y religiosos del lugar.

Estaba en la ubicación perfecta para ir y poder relajarse de una larga semana de trabajo, la excusa perfecta para beber hasta emborracharse, bailar con hermosas y candentes mujeres desinhibidas por el alcohol y la música, dispuestas a desatar sus más bajas pasiones y convertir aquel lugar en la antesala de la noche más desenfrenadas que alguien pudiera imaginar en su vida.

La emoción crecía conforme la construcción avanzaba y los anuncios no paraba de verse en las vitrinas de otros negocios, periódicos locales y canales de cable local.

Algunos vecinos del lugar habían pedido citas con el alcalde para hacerle ver su descontento con dicho proyecto y ver la posibilidad de detenerlo. Proyectos similares ya se habían cancelado en el pasado gracias a la oposición de los pobladores, tal había sido el caso de un prostíbulo que se había comenzado a construir cerca del parque del lugar.

Gracias a la indignación que despertó en la mayoría de las personas, se ejerció la presión necesaria para evitar que se llevara a cabo el proyecto que para los vecinos significaba darle oportunidad al diablo de acabar con las buenas costumbres y principios morales del lugar.

Se presentó la papelería requerida con las firmas de los inconformes en las instancias correspondientes cómo anteriormente se había hecho, pero esta vez se había movido mucho dinero bajo la mesa y el alcalde hizo su parte para aplazar los procesos y permitir que se continuara con la construcción de la discoteca.

Nada pudieron hacer los habitantes para detener el ambicioso proyecto más que solo ver impotentes como se daban los toques finales, era un hecho de que se cumpliría con el plazo y pronto se estaría inaugurando el proyecto.

La excusa del alcalde era que la ubicación estaba en las afueras del pueblo por lo que no representaba ningún peligro para los niños y jóvenes y solo aquellos que tenían la posibilidad y el deseo podían ir bajo su propia responsabilidad.

La música a todo volumen tampoco sería un problema en aquel apartado lugar rodeado de enormes y viejos árboles, ellos serían los únicos testigos de lo que se hiciera dentro de las paredes de la discoteca.

Así pues sin nada que se pudiera hacer la fecha de inauguración fue pactada para el 31 de octubre, fecha más conocida como noche de brujas y en países de habla inglesa como Halloween. Generalmente es un día en el que se celebran concursos de disfraces en las discotecas y se premia el disfraz más ingenioso.

El día se llegó, la publicidad estaba en todas partes y muchos habían estado esperando ese día que prometía ser el mejor de toda su vida, sin saber que lo que estaba a punto de pasar sería lo más aterrador que jamás se había escuchado en aquel lugar...

No te pierdas la siguiente parte.

La Leyenda De La Discoteca InfernalWhere stories live. Discover now