Doce.

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// Zara //

Lunes - día aburrido y lluvioso.
París.
5 de junio de 2017.
(20 días para la boda)

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Su mano agarraba aquella barra de metal en el centro del vagón y aunque podría parecer que la posición de Zara era incómoda -de pie, rodeada de extraños que se apretujaban en el metro en un absurdo intento de Tetris humano- la verdad era que Zara no se sentía extraña en absoluto.

Seguramente, porque ella estaba escuchando una de sus canciones favoritas, estaba en un buen estado de ánimo, sorprendentemente buen estado de ánimo, ya que el metro de París era su segunda casa -sí, Zara se sabía muy bien la ruta subterránea y no iba a engañar a nadie si afirmaba que durante los cinco años y pico que llevaba en París, con total seguridad había recorrido como cien estaciones del metro- y, finalmente, porque aquél buen humor era gracias a ella.

Si. A Noa.

Ella sonrió, porque cuando era un poco más joven, se reía un poco de todas aquellas personas que se sentían identificadas con canciones de amor -de Alicia Keys a James Blunt, por ejemplo- y allí estaba, escuchando canciones de Beyoncé y pensando en la chica castaña.

Qué irónico.

Por otra parte, tenía ganas de volver a Le Marais, el barrio donde vivía desde hacía más de tres años -su compañera de piso se había ido a vivir a Budapest por el Erasmus así que llevaba tiempo sola, aunque sus cosas, las de Marine, continuaran en el piso- y mientras el metro la llevaba, estaba echando un vistazo a las imágenes de su iPhone y ella no pudo evitar sonreír ante una imagen de los cinco -Gus, Carol, Eric, Noa y ella- tomando algo en un bar popular de Londres unos días atrás.

Zara suspiró, con una sonrisa boba en sus labios. Por fín había domado a la bestia más feroz, saltando todos los muros posibles y sin protección: había tenido el valor de arriesgar, y parecía a priori que podría haber ganado.

Y no a cualquiera, ¿eh?

A la mismísima Noa Chamberlain - arrogante, orgullosa, dulce Noa.

La chica que le fascinaba.

"Prochain arret: Rambuteau."
Siguiente parada: Rambuteau.

Zara estaba enamorada de Londres y sus calles, pero París era especial. Estaba totalmente segura de que a Noa le gustaría visitar aquél lugar -o por lo menos, estaba segura de que la 'antigua' Noa disfrutaba viajando pero ¿y si ya no era así? Por supuesto, la chica castaña tenía algunos destellos de aquella curiosa post-adolescente a la que le encantaba dibujar vestidos y, definitivamente, crear arte pero, ¿qué quedaba de la Zara que conoció siete años atrás?

La atracción estaba ahí, estaba claro. Era increíble tener a la chica castaña cerca y notar cómo todo su cuerpo se alteraba por ello, como si Noa fuese pura electricidad.

Pero, ¿y si no era suficiente?

¿Y qué pasaría si se enamorara de ella otra vez? ¡Eso sería mucho peor! Las consecuencias podrían ser tan malas y dolorosas...

Si no lo estaba ya, vaya.

Zara no era exactamente una chica insegura, pero aquella mañana no pudo evitar caminar a través de aquél barrio con sus manos en los bolsillos de su chaqueta de verano, y dudar de todo mientras observaba los edificios.

La Diversión Viste De Rojo 👠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora