Capítulo 7: No tiene sentido, pero no importa

Start from the beginning
                                    

—Vamos a ver—dice papá, dirigiéndose a Joaquín—, ¿quién eres tú?

Joaquín tose al verse interpelado, pero se repone al momento.

—Soy compañero de Maira en el instituto—responde.

—Ah, sí... Del instituto—repite papá, suspicaz—. ¿Y qué te trae por aquí?

—Vino a ver mi proyecto de Física—respondo por él—. Ese que me está costando terminar.

Papá nos mira a ambos y enarca una ceja.

—¿De física o... anatomía?

Mamá suelta una risa explosiva y tanto Joaquín como yo nos ponemos rojos como tomates.

—¡Papá! —reclamo, avergonzada.

—¡Por Dios, Genaro! —se ríe mamá— No te burles de los niños. Así Joaquín no querrá venir nunca más a casa.

—Oh, no. No hay problema—se adelanta Joaquín, rápidamente—. No me molesta—dice, mirándome, como si buscara mi aprobación.

¿Qué rayos? ¿Hay algo que Joaquín no me esté diciendo?

—Y bueno—agrega papá, mientras rellena su taza con café—, ¿qué son esos rasgos tan exóticos, hijo?

Ruedo los ojos y como mi huevo, sabiendo que será una larga, larguísima mañana.

(...)

Joaquín insiste en quedarse en mi casa a ayudarme a terminar mi proyecto (que está destrozado después del incidente en que Ele lo mandó por tierra) y como mamá parece tan encantada por verlo ahí (creo que, porque al fin me ve llevar a alguien a casa y no me refiero a un novio, sino a que tengo amigos en esta nueva ciudad), decido que lo mejor es que se quede a pesar de mis ganas de volver a comunicarme con Ele.

—¡Dejen la puerta abierta! —grita papá, una vez que ambos estamos en mi habitación.

Ruedo los ojos y Joaquín suelta una risa.

—Se me hace tierno que te cuiden tanto...—señala, rascándose la nuca.

Suelto un suspiro, mientras voy a buscar mi proyecto que está escondido dentro de mi clóset. Echo un vistazo a la "L" tallada y, me doy cuenta en ese justo momento, que no quiero que nadie más sepa sobre Ele.

—Solo es tierno desde afuera—aseguro, volviendo mi vista hacia Joaquín.

Él vuelve a soltar una risa. Pero esta vez, cuando le entrego mi proyecto, frunce el entrecejo mientras niega con la cabeza.

—Esto definitivamente a conocido mejores días, Maira.

Me encojo de hombros, sin querer contar la verdadera razón de por qué mi proyecto ha quedado despedazado.

—Sí... Se... se me cayó de la cama—respondo.

Joaquín me mira y sonríe de medio lado. Se ve bien cuando hace eso. ¿Ele tendrá un rostro como él?

—O sea, yo sabía que el profesor de física no te caía bien, pero no esperaba que la frustración fuera tanta.

Me echo a reír y él parece sentirse cómodo con eso, porque me invita a sentarme en el suelo junto a él.

—No. No tanto así. Fue... un accidente—aseguro, encogiéndome de hombros.

—Bien. Te ayudaré a arreglarlo—ofrece.

Así estamos buena parte de la mañana, mientras hablamos sobre su familia, su hermana y sus proyecciones de vida después del Instituto. Todo parece tranquilo y relajado, y hasta mamá a veces se burla de mí, cruzándose por la puerta de mi habitación, mientras levanta las cejas sugerentemente, como si Joaquín me gustara. A veces lo sorprendo mirándome, pero desvía la mirada enseguida.

—¿Y saliste con Emilia ayer? —pregunta Joaquín, cuando ya ha pasado un buen rato de que estamos trabajando.

Asiento, soltando la bolita de metal en el punto de partida. Se desliza a través de los obstáculos, pero mi mente está en otra parte. Miro de soslayo el clóset, preguntándome si Ele andará por ahí.

—Sí, salí con ella—respondo, evasiva.

—¿Y... a dónde fueron? —intenta otra vez, como quien no quiere la cosa.

—Fuimos a leernos las cartas—contesto, otra vez, sin mirarle. Repentinamente más concentrada en mi proyecto.

Joaquín asiente, como si entendiera de que hablo.

—Así que... ¿esa cosa sigue molestando?

¿Esa cosa?

Me quedo observando a Joaquín, un poco pasmada.

—No creo que sea una cosa—asevero, volviendo la vista a mi proyecto.

Siento los ojos de Joaquín, quemando mi piel. Sé que quiere preguntar algo más, pero no lo hace. Solo frunce el ceño, como si supiera que estoy ocultando algo.

—Si tú lo dices...—responde el muchacho, pero sé que lo hace sin ánimos de ofender, así que lo dejo pasar—. En fin... ¿Qué cosas le preguntaron a la tarotista?

Lo empujo con una mano, haciendo que se deslice hacia un lado. Él sonríe y vuelve a acomodarse en su puesto.

—¿Sabías que a nadie le gustan los entrometidos? —bromeo, soltando una risa.

—Ya sé, pero digamos que yo soy un curioso sin remedio.

—Señor curioso sin remedio, Emilia fue la que hizo la mayor cantidad de preguntas y la mayoría fue sobre chicos...—digo yo, sugerentemente. Pero Joaquín no alcanza a pillar a qué me refiero.

—Si yo soy curioso, entonces... tú eres una chismosa—juega, arrugando la nariz.

Me encojo de hombros y sonrío, negando con la cabeza.

—A mi ese zapato no me queda... lo siento—bromeo, volviendo a mi trabajo.

Él se echa a reír y cuando deja de hacerlo, nos quedamos un rato en silencio, hasta que Joaquín vuelve a hablar.

—Así que..., ¿perdieron su dinero con la tarotista o no?

Lo pienso unos momentos.

—Sorprendentemente, creo que no—contesto, sonriendo para mis adentros.

—¿Crees que no?

—¿Nunca te ha pasado—pregunto, observando a la nada—que crees que algo no tiene sentido, pero al segundo siguiente, te das cuenta de que eso no importa porque está más allá de los límites de lo normal?

Vuelvo la vista a Joaquín y noto que está pasmado. Pestañea dos veces, como tratando de entenderme, pero termina sacudiendo la cabeza.

—¿Cómo? —pregunta.

Al mismo tiempo, el ruido de dos golpes hace que Joaquín salte donde está: tap, tap. A pesar de que todavía siento escalofríos en mi espalda, no puedo evitar sonreír. 

_______

Wattpaders: 

No pregunto mucho, pero ahora siento curiosidad: 

¿Qué opinan de la novela? 


Grupo de Facebook: Historias de Youngbird93

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Grupo de Facebook: Historias de Youngbird93

Más allá de lo visibleWhere stories live. Discover now