мelodía de мedianocнe.

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Una misteriosa señal parecía venir de todas partes, no tenía ni la menor idea de que podía ser, a pesar de todo lo ocurrido quería negarme a creer qué algo más haya de la razón pudiese estar sucediendo, estaba muy desconcertada, y asustada, asustada cómo hace mucho tiempo no lo estaba, quería creer que todo eso pronto acabaría y qué podría seguir con mi vida tal cuál la llevaba desde antes de llegar a Egipto.

Aquél día debía salir y volver al museo, más bien era una visita personal, quería ver aquél lugar con ojos de visitante y no de arqueóloga, aquella era mi oportunidad de intentar buscar alguna respuesta a lo qué me estaba pasando, era mi culpa, yo sabía que lo era, nunca debí haber tocado aquella joya, pero nunca escuchaba las advertencias de los demás. Finalmente salí de mi habitación, iba en busca de Ali, él tendría que llevarme hasta el museo, aparte aún debía explicarme porqué me había dicho todo aquello.

Había cometido muchos errores, pero la verdad nunca uno cómo ese, aunque quizás a medida qué los años vayan pasando y yo siga recordando todo lo que viví en esos años, pueda llegar a entender qué más que un error todo eso fue un privilegio.
Es complicado dejar de pensar en esos días y por eso los relato lo mejor que puedo, aún pienso qué estoy atrapada en el tiempo.

No retrasaré más la continuidad de la historia, aquél día Ali había llegado más relajado, ya no me miraba con aquél enfado que pude ver en sus ojos el día qué paso todo aquello, no quería tardar mucho más, necesitaba ir hasta el museo cuánto antes, quería respuestas, algo que me ayudase a entender entre tanta confusión.

— ¿Ya no está enfadado conmigo?—  Pregunte con curiosidad justo antes de entrar al coche, después de qué Ali abriese la puerta.

— La única cura para el aburrimiento es la curiosidad, supongo qué la juventud de un individuo se mide por su curiosidad, en vuestra profesión eso es imprescindible — Su tono de voz era tranquilizador y eso siempre lo agradecería.

Finalmente nos pusimos en marcha, yo creía qué iríamos hasta el museo cómo le había indicado, pero él tenía otros planes, no me gustó mucha aquella situación, no entendía bien porqué íbamos hacía otro lugar.

— Espere ¿Hacía dónde vamos?— Pregunté intrigada y con un tono de voz en el qué se podía notar cierto malestar.

— ¿Sabe dónde nació Cleopatra? — preguntó ignorando mi pregunta y haciendo que me confundiese mas.

— Claro, nació en Alejandría. — suspire y rodé los ojos algo enfadada, en aquella época era fácil qué me enfadase.

— Y... No creé qué allí es donde debe ir a buscar respuestas, nuestra nueva y peligrosa amiga nació allí, y aún hay algo que la ata al mundo de los vivos. — Ali habló con tanta seguridad que un escalofrío recorrió mi espalda, trague saliva y sólo me quede inmóvil unos instantes.

No sé cuánto tardamos en llegar hasta aquella ciudad, la segunda más importante de Egipto y la que había sido llamada así por el gran Alejandro Magno, sí recuerdo bien qué era un día nublado, y se había levantado algo de viento que hacía que todo el polvo y arena que había se metiese en los ojos.

No tarde mucho en ver a soldados británicos caminando a sus hanchas por las aceras, iban tranquilos, parecía qué el mundo fuese suyo, así lo veía en esos momentos.

La intervención británica en Egipto comenzó con la apertura del canal de Suez en 1869, a los británicos no se les escapó la importancia económica y estratégica de Egipto y Sudán, en realidad en aquellos años a los británicos nunca se les escapaba nada, y apesar de haber nacido en aquél país nunca apoye con demasiado entusiasmo la política exterior de Gran Bretaña, junto con otros países europeos creyeron ser los dueños del mundo, pero que nadie se equivoque adoro mi querida Londres. 

Era muy normal qué por esos años el descontento de los nacionalistas egipcios estuviese creciendo, veían como las potencias extranjeras cobraban más importancia dentro de su país.. Ahora qué me encontraba en Alejandría no pude evitar pensar en un año qué estaba ya en la memoria de Alejandría en 1882, bombardearon Alejandría, quien sino que los británicos, lo más descarado de todo es qué fue una invitación de Tewfik, y gracias a eso los invasores consiguieron tomar el control de El Cairo, irónicamente o no, Tewfik tuvo que ver cómo perdía poder y los británicos tomaban el control de Egipto y Sudán.

Quizás después de aquél repaso por la historia no muy lejana comprendí algo, quizás la antigua reina de Egipto sólo quería vengarse de una de los que habían hecho tanto daño, quizás me confundió desde su sueño eterno con una invasora.

Ali me dijo qué lo más seguro por el momento era ir hasta algún hotel y descansar hasta el día siguiente, la tarde ya había avanzado bastante y no sé bien cómo paso eso, apenas era mediodía cuándo llegamos hasta Alejandría, el tiempo parecía jugarme malas pasadas, intentando confundirme, haciéndome perder casi todo el día. Finalmente encontramos un lugar para dormir, no era la gran cosa, al menos tenía cena incluida, la brisa nocturna era lo mejor, la cena la sirvieron en un patio descubierto, podías notar la brisa en tu piel y mirar el infinito océano qué era el cielo, Ali ceno rápido, parecía qué estaba inquieto por algo, eso a mi me ponía nerviosa, no conseguía entender porqué ese hombre actuaba así, quería hacerlo y no podía, yo sin embargo me quedé allí sentada un buen rato, creó que fui la última en terminar de cenar e ir hasta la habitación.

De pequeña siempre había soñado con visitar Egipto, mi madre siempre me había contado historias sobre dioses y más criaturas fantásticos, y mi padre tenía una biblioteca repleta de libros de arqueología y Egiptología, ambas cosas siempre habían estado presentes en mi vida, y mi único sueño era convertirme en una arqueóloga famosa, una que fuese de lugar en lugar descubriendo cosas que quitasen la respiración de cualquiera, la situación me hacía sentir impotencia, yo no quería vivir experiencias extrañas, no quería tener nada que ver con esas cosas, y estaba sumergida en ellas hasta un grado qué no podía imaginar en esos instantes. Cuándo llegue hasta la habitación me deje caer en la cama boca arriba, cerré los ojos y no se muy bien cuándo me quede dormida, pero sí recuerdo bien la melodía que sonaba en mi cabeza, era una especie de nana que no me asusto, al contrario me dio la paz qué desde niña no había sentido, esa melodía me había regresado una parte de mi niñez.

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⏰ Última actualización: May 19, 2017 ⏰

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