"La peqυeña parтe de un тodo"

266 14 5
                                    

La cabeza me daba leves pinchazos, mi cerebro parecía palpitar, en mi albergaba una completa confusión, una que me hacía pensar en lo qué había hecho, me asuste sin poder evitarlo imaginado que todo lo que había creído imposible e inexistente, en realidad era real.

Tres fuertes golpes a la puerta de mi habitación me sacaron de aquellos pensamientos devolviendo mi mente al mundo real, concentrando toda mi fuerza en poder pronunciar unas pocas palabras.

— Adelante...- dije hablando suave, esperando que no fuese nadie con ganas de reprochar lo que había hecho en el museo.

A pesar de haber dicho aquello se repitieron los tres toques, algo que hizo que arrugase mi rostro estrañada, dejando escapar un gran suspiro de resignación, decidí entonces que seria mejor ir y abrir la puerta, pensado para mi que seguro era algún sordo el que estaba tocando.

Abrí de mala gana, con el ceño fruncido, y para mi sorpresa no había nadie, pero si sentí una extraña corriente de aire, una que parecía envolverme, algo me hizo mirar hacia la ventana de la habitación, donde parecía haber algo vaporoso, un gran miedo me invadió, abandonando la habitación sin mirar atrás, cuando llegue hasta la recepción parecía como sí estuviese flotando, y una extraña visión vino a mi, una que me transporto a un viejo palacio, uno adornado con hermosos colores azules y dorados, lleno de dibujos en las paredes, un dulce aroma a flores llego hasta mi, mirando sin entender que era lo que sucedía, de repente unas extrañas palabras fueron susurradas en mi oído, sintiendo como si algo o alguien tirase levemente de mi mano para que lo siguiese, sin saberlo, iba dirección a la salida del hotel, apuntó de llegar a la carretera, salí de aquel estado por aquél empujón que recibí, cuando quise darme cuenta estaba en el suelo, y Ali a mi lado, mirándome con una expresión de enfado y miedo, suspirado pesadamente.

— ¿Es qué queréis morir?.— me dijo intentando tomar aire, hablando con su característico acento.

Yo me limite a negar, aún intentando dar una explicación lógica... Pero no la había.

— Siento esto, lo siento en verdad, apenas puedo dar razón de por qué estaba haciendo semejante locura.— Mi tono era uno bastante apenado, sin llegar a mirar a aquél hombre a la cara.

— Se os dijo que no tocaseis el collar, pero poco os importo, y ahora estáis atrapada por el, os usará para sus objetivos.— Dijo él en un susurro, olvidando que aún estábamos en medio de aquella calle, tirados ambos en el suelo.

— ¿Por qué me dices todo esto?.— pregunte incrédula, aunque más bien estaba asustada.

— Por nada, vamos, vamos, levantad del suelo. — Se levanto rápidamente y me extendió su mano, aún mostrando enfado.

Cuándo volví a la habitación no podía sacar de mi cabeza lo que había pasado, si no hubiese sido por Ali hubiese muerto aquél día, pero mas bien eran sus palabras la que habían hecho encogerse a mi corazón, unas cargadas de misterio, mezcladas con un relato casi terrorífico, me daba pavor que las palabras de Ali fuesen ciertas, me daba escalofríos pensar que aquél collar podría estar cargado de un poder como ese...

Di un suspiro lleno de cansancio, mirando por última vez hacía el horizonte, desde aquella ventana podían verse las pirámides a lo lejos, aquellas construcciones que habían aguantado tanto, seguían majestuosas, como si el tiempo no existiese para ellas, como si en verdad fuesen mágicas, nada podía compararse con aquella visión, era la extraña manera de sentirse totalmente acongojada lo qué hizo que sintiese un escalofrío.

Finalmente me dirigí hacia la cama, donde había dejado mi bolso, aunque más bien parecía una maleta de mano, saque unos libros empezando a buscar algo que pudiese ayudarme a
etender todo lo que empezaba a pasarme desde que había entrado en contacto con el collar.

La Maldición De CleopatraDär berättelser lever. Upptäck nu