—¿Y vos entendés que él tiene a Lucas? —dijo Erica con sus ojos llenos de lágrimas, se acercó un poco a él hasta quedar solo a milímetros de su rostro, luego susurró con su voz quebrada—: Mató a mi familia, violó a mi hermana, me lo hizo a mí y torturó a mi amigo. Si yo no obedezco, si no abro mis piernas cuando quiera y como quiera, Lucas muere. ¿Vos podés entender eso?

Martín abrió sus ojos con sorpresa y sus ojos se llenaron de lágrimas, sus gestos mutaron a desesperación, aunque intentó controlarse. Terminó por agachar la cabeza al resistir lo más posible su necesidad de llorar.

—Supuse... que lo habría hecho, creí... —Se detuvo un instante porque su voz había comenzado a quebrarse—, creí que por ser tu hermana tal vez... tal vez habría hecho una excepción...

Martín se alejó un poco hacia una bolsa de boxeo y la llamó con la mano hacia allí. Si querían seguir hablando, debían disimular. Ella sostuvo la bolsa mientras que él lanzaba fuertes golpes combinados, fue así que Erica pudo notar que él peleaba como Fosa, con sus poses, sus ataques cortos pero efectivos.

—Martín —susurró Erica para evitar oídos curiosos—, él no se va a salir con la suya.

—El muy hijo de puta me llamó luego de matarla, porque sabía... él sabía que yo podía detenerlo —Apretó sus labios, pero incluso así las lágrimas se negaban a dejar caer, y volvió a lanzar un par de golpes combinados—. Teníamos planes, salimos solo unos meses pero... realmente la amaba. Queríamos irnos, tengo dieciocho años, tengo auto, tengo mucho dinero, podíamos irnos lejos y vivir una vida tranquilos, llevarme con nosotros a mis abuelos y a tu familia —se detuvo para secar sus lágrimas, luego se rió con ironía—. Si no fuera porque no tengo opción, me hubise ido bien a la mierda, o me rajaría un puto tiro, aún lo estoy pensando, quizá lo haga.

—Martín —susurró nuevamente y él levantó la vista para verla—, Nahuel está vivo. Él me entrena, por él soy mejor asesina.

Los ojos de él se abrieron con sorpresa y su expresión mutó a pánico. Tomó enseguida la bolsa para que ella pudiera golpearla, y con un delicado movimiento de sus ojos se aseguró de que no hubiese nadie cerca.

—¿Estamos hablando de mi maestro...? —susurró.

—Sí —dijo y lanzó un par de golpes a la bolsa—, adiviná quién lo traicionó e intentó matarlo en vano.

Martín apretó su mandíbula, parecía incrédulo, sus expresiones se volvieron serias. Por ello, Erica decidió ponerse en posición y lanzar los golpes que Fosa le había enseñado.

—Soy una inútil, pero una inútil con talento, igual que vos —susurró Erica—. Creeme cuando te digo que no se va salir con la suya, que se las voy a hacer pagar.

Martín la miró con sorpresa, esos movimientos solo pudo haberlos aprendido de Nahuel, terminó por suspirar y sonreír.

—¿Qué debo hacer?

—¿Qué días y en qué momento estás a cargo de la seguridad de Lucas? —inquirió Erica y lanzó otro par de golpes.

—Miércoles, viernes y sábados, en el turno nocturno.

Erica se detuvo y lo miró fijo, quería preguntarle por él, saber cómo estaba, si seguían torturándolo, si seguía con vida, pero aunque pensó toda clase de preguntas, solo pudo decir:

—¿Y él?

Martín volvió a vigilar el perímetro y lanzó un par de golpes combinados a la bolsa.

—Malherido pero estable —dijo en un susurro—, trato de hacérselo más llevadero. Él intenta mantenerse cuerdo.

Mörder [ COMPLETA ]Where stories live. Discover now