Memorias de Navidad

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Afuera nieva, está oscuro y azúl, hace demasiado frío. Lo suficiente para estar acurrucado en el sofá frente al fuego.

Ritsu está sentado a mi lado, en el sillón. Casi no hay luz en la estancia más que en una​ chimenea detrás de un vidrio que se nos ha hecho un hábito encender. Además de las luces llenas de colores del árbol de navidad ante nosotros.
Inspecciono al chico con el hombro pegado a mi pecho, tiene la mirada perdida en las luces y sonríe ampliamente. Su rostro de muñeco se ve más terso y de porcelana con la poca luz salpicándole las mejillas. Deseo tanto admirar esos ojos resplandecientes y vivos que le arrebatan el protagonismo a cualquier ardiente flama.
Mi Ritsu. Es mío y no hay día que nos disfrute saber eso.
Se ve tan alegre y tan eufórico, y lo he visto así mucho últimamente.
Me inclino un poco y pego los labios en su cabeza. Es algo que me encanta hacer cada que tengo la oportunidad. Pero mi parte favorita, sin duda, es la reacción.

Esa… exagerada y sobreactuada reacción que, aunque pasen los años, no cambiará. Me preguntó si algún día podré besarlo de repente sin que separe los párpados hasta no poder más o ese sonrojo tan evidente y tan fácil de provocar.

Sonreí.

— ¿Qué sucede? —preguntó.

— ¿No puedo besar a mi esposo cuando yo quiera?

— ¡No enfrente de Yuki! —susurra y apunta con la cabeza a nuestra niña.

¡Oh! ¿Cómo no pude mencionarlo? No hay una gran luz en la habitación, ¡hay dos!

Nuestra preciosa Yuki estaba en el suelo, a un lado del árbol intentando abrir su primer regalo con sus pequeñas y torpes manitas. Nos miraba con una tierna sonrisa en su inocente carita.

— ¡Beso! —masculló ella.

De las pocas palabras que ella es capaz de pronunciar, conoce el significado de lo que demanda. Y es que le encanta ver ese tipo de escenas por alguna razón.

Ritsu puso los ojos en blanco. Yo río mientras me acerco otra vez y le doy un beso duradero a en la cabeza.

Miro a Yuki analizando su satisfacción. Y la obtuvimos.

Otra vez esos ojos verdes que deslumbran más que la estrella más brillante en otra carita. Le sonreí a mi pequeña con ternura, ella echo la cabeza hacia adelante, su cabello castaño le cayó desde la frente​.

Es demasiado hermosa para ser real. Ambos, Ritsu y Yuki. Tanto que no puedo apartar la mirada de ellos.

— Yuki, ese regalo es del tío Yokozawa.

Ella sonrió más ampliamente batallando con arrancar la envoltura de osos Teddys. Ritsu se levanta y se sienta enfrente de ella rasgando un poco el papel para que ella continúe.

— ¿Qué es Yuki? —pregunto inclinándome hacia delante desde mi lugar.

— Un… un… ehh… —balbucea.

— Un libro —ayuda Ritsu acariciando la barbilla de nuestra nena.

Me estiro hacia el suelo y cojo la tarjeta con la letra de mi amigo. La leo.

— Querida Yuki, feliz cumpleaños. Hiyori, Kirishima y yo quisimos que conservarse este cuento. Trata de una hermosa princesa como tú, que vive en un reino encantado. Espero tus padres tengan la dicha de leerlo hasta que duermas. Nos alegra que hayas nacido.

— Qué lindo.

— ¿Algo para mí?

— Mmm, la mayoría es para Yuki.

Entrecierro los ojos en plan de broma. Ritsu ríe por lo bajo mientras Yuki me inspecciona con atención. Toma un regalo con envoltura rosada y me lo tiende.

Give Your Heart A Break Libro II (mini one-shots)Kde žijí příběhy. Začni objevovat