— ¿De verdad estás feliz de verme? — preguntó incrédula, insegura. Me separé de ella y acuné su rostro entre mis manos, sonreí por su tonta pregunta.

— Eres una tonta — dije y me sonrió —. Ahora mismo no hay palabras para explicar lo que siento al tenerte de nuevo en mis brazos, viva y sana — señalé. Puso el vaso con la bebida en la mesa y llevó sus manos a las mías.

Sin esperarlo se acercó a mí, con los ojos abiertos, temiendo mi reacción, yo me quedé sin saber que hacer, cuando unió su boca a la mía. Sus labios eran suaves y cálidos, como siempre imaginé sentirlos, cerré mis ojos y pensé en responder a ese beso pero entonces sus labios se sintieron desconocidos para mí, su sabor era diferente al que yo deseaba sentir en esos momentos, así qué, con delicadeza la separé de mí, nos vimos a los ojos y la mirada que yo recordaba, desapareció.

— Tienes razón, no tienes palabras para explicarlo — siseó y se separó de mí —. Como tampoco tienes el mismo sentimiento que antes tenías para mí.

— ¿Qué sentimiento? — pregunté y la manera en la que lo hice le dio a entender algo que no quería — Lía...

— ¿A qué has venido? — me interrumpió, la había cagado con ella.

— Esa es una pregunta estúpida — dije y la miré serio —. La última vez que te vi, te fuiste huyendo y antes de hacerlo, hiciste cosas terribles y desataste peores — ella bufó en respuesta.

— Sólo hice lo que esa puta se merecía.

— Isabella no es ninguna puta — hablé sin pensar pero no me arrepentí, era lo correcto aunque no lo mas inteligente en un lugar dónde podía salir envuelto en una bolsa negra.

— Ella se merece eso y más y no descansaré hasta dárselo, le hice una promesa que pienso cumplir — espetó con un odio puro, oscureciendo sus ojos —. Elijah, si de verdad estás feliz de verme y si alguna vez sentiste el mismo amor que yo siento por ti, ayúdame a lograrlo, llévame a ella y venguemos lo que Elliot nos hizo — reí sin poderlo evitar, era absurdo lo que me estaba pidiendo —. Entonces es verdad — dijo al ver mi reacción, no sabía por qué lo decía.

— ¿El qué?

— Que esa maldita zorra no solo me quitó a mi madre — soltó y descubrí muy rápido que Elliot no se había equivocado —, sino también al hombre que amo... ¡Te has enamorado de ella! — gritó.

La miré serio procesando lo que había dicho y temiendo que todo se volviera en mi contra de un momento a otro.

— ¡No! — dije fuerte — Yo no estoy enamorado de ella, que me acueste con Isabella no significa que tenga sentimientos por ella — abrió mucho sus ojos al escucharme y supe que tenía que seguir aventando mierda por mi boca para así no alimentar su odio —. Me conoces Amelia y sabes que por la única que alguna vez sentí algo fue por ti, las demás mujeres que han pasado por mi vida, solo han sido simples pasatiempos y esa chica es uno de ellos, además de haber sido mi venganza hacia Elliot por haberse acostado con mi mujer — le recalqué lo último, no quería reclamarle nada pero necesitaba evadir el tema de Isabella. Ella se quedó sin saber que decir al recordarle aquello.

— Y de paso es tu venganza hacia mí, por acostarme con tu primo — negué —. Lo es — aseguró — no te sorprendió que dijera que ella me robó a mi madre, eso es porque ya sabes que somos hermanas — cambió de tema y lo prefería así.

— Apenas lo descubrí — confesé —, Isabella no lo sabe, ella cree que solo Dylan es su hermano, no sabe nada de ti y aun no entiendo el por qué.

— Porque mi perra madre me abandonó — dijo entre dientes y con mucha ira —, se fue con Enoc y me dejó cuando apenas tenía dos años, se embarazó de esa idiota y yo quedé en el olvido — me quedé sin palabras al escuchar aquello.

Corazón De Fuego® (Muestra)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz