Hijo de la Luna

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Oriunda de Toriki, Rusia, Aleksandra era una joven gitana dotada de una belleza incomparable en el lugar; de piel morena y curvas marcadas, largas piernas, brazos delgados, manos suaves, unos ojos grandes y negros, de labios carnosos, su cabello era largo y ondulado, del mismo color de sus ojos. Además de la belleza con la que contaba, esta poseía con un carisma que le hacía resaltar mayormente. No era una novedad que fuera pretendida por muchos desde muy pequeña.


Desde que era joven profesaba un profundo amor por la danza, convirtiéndose en su pasión en poco tiempo. Amaba la sensación que esta le dejaba con cada movimiento, en ella expresaba todo lo que no podía poner en palabras, le hacía sentirse completamente libre. Pese a eso, siempre practico con la esperanza de algún día complacer al que sería su esposo en un futuro.


Debido a una rutina tan intensa y constante a la que se sometía desde muy temprana edad, al llegar a la adolescencia su cuerpo termino por desarrollarse de manera completamente envidiable, remarcando la figura ya poseída, torneando sus piernas y algunas otras zonas. Incluso si usaba simples harapos para vestir, la elegancia del cuerpo destacaba sin llegar a lo vulgar. La gracia que tenía al moverse gracias al baile complementaba totalmente a la mujer provocando la envidia en muchas otras de la comunidad.


Dentro de la comunidad gitana estaba la costumbre de vender o comprar a una mujer, la cual sería destinada como esposa o esclava dependiendo de quien la adquiriera. Desde que era niña Aleksandra era completamente consciente de que muchos estaban interesados en ella, pero su familia se negaba a darle un precio a la chica. Para ellos, su pequeña era demasiado joven para ser desposada y comenzar a formar una familia. Sabían que estaba destinada a mucho más.


Cada vez que una nueva familia se acercaba a negociar, los padres lo rechazaban de manera inmediata, excusándose de que aún no estaba lista, que era una mala hija y por lo tanto, sería una mala esposa. Fueron varios rechazos los que se obtuvieron por parte de la familia que provocaran que esta quedara completamente aislada, todo debido a las cosas malas que se hablaban de ella.


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Los años pasaron, Aleksandra a punto de cumplir 19 años se daba cuenta de lo sola que se encontraba. Culpando a su familia por no encontrar entre otras cosas el amor y la felicidad, día a día miraba como sus amigas cercanas y otras mujeres de la comunidad eran desposadas, convirtiéndose en madres, disfrutando la dicha de tener una familia.


Harta de la situación, Aleksandra opto por salir de casa en la noche, sin ninguna otra compañía, se introdujo al bosque más cercano a la aldea. Adentrándose cada vez más en el bosque, sin tener un rumbo fijo, llego a una zona bastante despejada de las enormes cúpulas de abetos y otros árboles del lugar. Se alcanzaba a ver la luna a todo su esplendor, dando la impresión de poder tocarla con la punta de sus dedos. Soltando un ligero suspiro, comenzó a entonar un suave cantico el cual era acompañado de los susurros que el viento le proporcionaba. Complemento lo anterior con sus armoniosos movimientos corporales, dándole vida a un hermoso baile, en el cual se expresaban sus deseos, su soledad, desesperación y tristeza. Esa noche era de Luna llena, su favorita.


Continúo sin descanso hasta que el primer rayo de luz se postro ante ella. Poco a poco se detuvo, no fue hasta ese momento en el cual sintió, por primera vez unas fuertes punzadas en la planta de los pies al haber bailado descalza. No paso mucho tiempo antes de que unos fuertes calambres recorrieran por completo sus piernas dejando inmovilizados sus músculos por varios segundos. Un dolor fuerte en su garganta le hizo notar lo seca que esta se encontraba. No obtuvo respuesta alguna.

~Souls in the Dark~Where stories live. Discover now