Prólogo

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-HELP ME, PLEASE-

POV. RACHEL
Los Angeles

  Jugaba con la punta del lápiz aburrida, mirando hacia el profesor. No tenía idea alguna sobre lo que eran los electrones de valencia, ni cómo se les encontraría el valor dependiendo de la tabla periódica. Solo estaba segura de lo mucho que quería salir corriendo del aula y encontrar un lugar solitario donde pueda sentirme en paz conmigo misma.

El profesor comenzó a escribir el valor de los electrones de valencia, así que comencé a escribir en mi cuaderno sin prestarle atención a la información. La campana sonó, anunciándonos a todos los estudiantes que el tortuoso y lento viernes "escolar" había acabado. Algunos se miraron como cómplices, probablemente irían a un bar a emborracharse en la media noche. Sin embargo, otros no querían que aun se acabara la semana escolar. Yo no pertenecía a ninguno de esos grupos. A pesar de eso me apresuré a guardar mis cosas en la mochila y no prestarle atención a nadie que me mirara extrañado por mi prisa.

Mis manos sudaban a causa de los nervios. Coloqué mis lentes falsos en el puente de mi nariz y me acomodé el cabello como pude. Tomé mi mochila y salí del aula como alma que lleva el diablo. Sin parar a mirar a los ojos de algún curioso me apresuré a bajar las escaleras hasta la primera planta, encontrándome con un sin fin de personas hablando entre ellos. Algunos haciendo planes, otros solo despidiéndose para luego verse dos días después. Una vez abrí las puertas de la escuela el aire chocó contra mi cara, así me sentí mucho mejor. Aunque aún no haya terminado mi plan de escape, y eso me mantuviera muy nerviosa. Con precaución intenté confundirme entre los demás estudiantes.

Alguien me tocó el hombro y me sobresalte.

- ¡Rachel! - mi cara de pánico era notoria, mi pulso se había acelerado exageradamente. Aunque supiera que aquella persona que me saludó era solo mi amiga Tamara, el pánico seguía estacionado dentro de mi ser.

- ¡¿Puedes parar de hacer eso, malditasea?! - fruncí el ceño molesta.

- Lo siento, lo siento - alzó sus manos en forma de aclarar La Paz. - Te veías muy nerviosa, y andabas con prisa. ¿Sucede algo malo?

- No, por supuesto que no. ¿Porque debería pasarme algo malo? - fingí la mejor de mis sonrisas y lancé una carcajada más falsa que la Tía Grace. Ella relajó sus músculos, reacción que me demuestra que me cree. - No tengo nada, ando con prisa porque mi madre me llamó y dejó unos encargos. Además, estoy ansiosa por ver el estreno de una nueva serie.

- Vale - dio una gran sonrisa y me dio un abrazo. - Nos vemos el lunes entonces, me tengo que ir. ¡Te llamo luego!

Me despedí de ella con la mano izquierda mientras caminaba en dirección contraria a ella. Una vez me di vuelta mi expresión de felicidad se transformó en una de pánico. No sólo porque me había atrasado en mi "carrera", sino que con quienes competía se encontraban en la esquina de la calle, esperando por mi. Lo sabía. Temblando como un hámster pasé por el lado de ellos, ni siquiera habían posado su mirada sobre mi. Es como si no me hubieran notado. Como si no buscarán pegarme, como la mayoría de los viernes.

Christian, a quien le comenzaba a tener mucho mas terror que a su novia Anabella - mi ex mejor amiga -, no se encontraba con ellos. Supuse que estaba a salvo hoy.

Pero me equivoqué.

A mitad de camino a mi casa, y con Shawn Mendes sonando en mi cabeza, alguien me tapó de la boca y me empujó contra la pared. El pánico nuevamente había encontrado lugar dentro de mi, demostrándole a todos lo estúpida que puedo llegar a ser a veces. Intenté forcejear con el agresor varias veces, pero Christian fue lo suficientemente fuerte como para pegarme y dejarme tirada en el suelo. Su grupito se acercó desde la esquina con caras que advertían que hoy sería peor que otros días. Lástima que no sabía lo que tenían tramado, puesto a que Christian comenzó a patearme fuertemente contra mi estómago.

- ¡Para! - grité, supliqué - ¡Para Christian, por favor!

Las lágrimas brotaban fuera de mis ojos cual cascada. No solía ser agredida por ellos físicamente, y tampoco era muy solicitada entre los Bullyies. Eran pocas las veces que me seguían hasta casa, desgraciadamente hoy fue una de esas  tortuosas pocas veces. Lo peor es que apenas comenzaban, esta era la quinta vez que lo hacían, y estaba aterrada.

- ¡¿Quieres que pare?! - otra patada - ¡Suplícame maldita perra! - un gemido de dolor. Intenté cubrirme lo más que pude, pero era imposible. Ya su grupito estaba cerca de nosotros. Cuando se acercaron completamente, alcancé a ver a Anabella entre ellos. No supe que sentir. Solo sé que ella siquiera se inmutó al verme en el suelo.

- ¡Por favor! ¡Por favor! T-te lo suplico ¡¡PARA!! - me agité fuerte cuando dos de ellos intentaron tomarme de los brazos y volverme a pegar. Forcejee con ellos un rato hasta que sentí algo como una aguja atravesarme cerca del cuello. Todo mi ser se paralizó, apenas podía moverme. Sentí como si el tiempo hubiera parado, pero luego lo veía todo en cámara lenta. Fue ahí cuento entendí que me habían drogado.

- ¿Has escuchado sobre las chicas que aparecen tiradas en la esquina de Las Joyas? - La esquina de Las Joyas era el lugar en el que últimamente amanecían chicas de mi edad yacidas en las aceras. La chicas según sus testimonios habían sido drogadas por unos criminales, pero ellas no llegaban a recordar absolutamente nada sobre lo ocurrido o insulso las caras de las personas; puesto a que la droga era demasiado potente.

- S-si

Costaba comprenderlo. Mi cerebro estaba trabajando lentamente. No estaba preparada para lo siguiente.

Nadie lo estaría.

- Pues has sido escogida como la próxima Miss Joya de la semana. ¡Qué emoción! ¿No te parece? - mi cara palideció. Las caras de los chicos se transformaron en unas caras llenas de perversión y deseo. Comencé a alterarme más cuando las asquerosas manos de Christian comenzaron a manosearme.

No podía moverme, no podía hacer nada. Estaba quedando dormida.

- ¿Qué pasa linda? ¿No quieres pasar un buen ratito con nosotros? - sus manos seguían buscando bajo mi uniforme algo que de ninguna manera estaba dispuesta a darles.

- ¡¡ AYUDA, POR FAVOR !!

Fue entonces cuando toda mi vista se nubló y no pude comprender qué más sucedió. Escuchaba todo, pero no lo podía procesar; todo lo que escuchaba era como si fueran sonidos vacíos sin ningún significado que entraban y salían de mi cabeza sin más. Intentaba moverme, pero era como si estuviera en coma. Y sentía, sentía lo que ocurría con mi cuerpo.

Pero no pude evitarlo....

Allways There For You {Spanish/Español}Where stories live. Discover now