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*Hace diez años*

Una gran y antigua casa se alzaba en medio de la colina, a las afueras de la pequeña ciudad de Sumterville, en el sureño estado de Florida. La noche ya inundaba todo, y solo las brillantes y tenebrosas farolas alumbraban las frías y tristes calles del invierno de 1991, en el que leves copos de nieve caían al suelo, sin esperanzas de cubrirlo con su manto blanco. La mayoría de los habitantes del sitio ya dormían, cansados por la exhausta rutina diaria cuya única libertad era dormir. Las luces de las bonitas y decoradas casas de Sumterville ya estaban apagadas, esperando ansiosas a la noche siguiente para poder desprender su calor a los humanos. Pero no vamos a centrarnos en ellos, adultos aburridos y cansados de la condena de repetir día tras día esperando a que alguien piadoso haga que se produzca un cambio. En el interior de esta oscura casa, moraban tres niños, inocentes y curiosos, cuyas ganas de vivir superaban al sueño que a altas horas de la madrugada ya había consumado la vivez del resto de pequeños. Sus ojos aún desprendían la esperanza y alegría que vivía dentro de ellos, y sus grititos ahogados en los corredores del caserón no lograban traspasar las paredes de madera.

"Es mentira, deja de mentir." Kellin le dio un golpe a su amigo, pensando que la violencia daría más razón a su argumento. "No es mi novia, ni siquiera me gusta." Se giró dándole la espalda y haciendo pucheros, mientras su pelo oscuro cubría su rostro.

Los tres niños de siete años jugaban en casa del más pequeño de todos, Tony, cuyos padres le habían dejado solo para pasar una noche romántica en el cutre y maltratado motel del pueblo, a donde recurrían las parejas para tener intimidad y para coger enfermedades, dado el grado de suciedad que se contenía entre esas paredes, pero Tony era muy pequeño para saber nada de eso. Su mente inocente y dulce no podía imaginar ese tipo de cosas aún, y pensaba que habían ido a visitar a unos amigos. Pero dos padres irresponsables habían dejado a su pequeño solo en una de las noches más frías del año, acompañado únicamente por la soledad. Por suerte, Kellin y Victor se habían unido a su compañía, rellenado ese hueco de su corazón en el que nadie había depositado el amor.

"Oh, venga. Sabes que te gusta." Dijo Vic, levantando las cejas malicioso. En sus cabezas lo único que pasaba eran los juegos y las risas, pero los niños son los más crueles en lo que respecta a herir sentimientos, y Kell lo sabía muy bien, siendo en el que normalmente recaían las bromas pesadas de Victor.

"Mentira, te gusta a ti." Kellin le miró odioso, lo que más detestaba era cuando le señalaban con el dedo y nombraban a una chica, odiaba que le dijeran eso.

"Chicos, deajrlo." Suplico Tony, aburrido del mismo comportamiento infantil de sus dos amigos, aunque en realidad eran niños, abandonados por sus padres, quienes pensaban que era lo suficientemente responsables para quedarse al cargo unos de otros.

"¿Jugamos al escondite?" Preguntó Kell, emocionado por tener la opción de cambiar de tema, las chicas no le emocionaban mucho, le contagiaban sus gérmenes femeninos, pero eran cosas de la edad.

"Venga." Le retó Vic. Se notaba la pequeña rivalidad entre ambos, pero en el fondo eran los mejores amigos del mundo, o eso se decían. "Cuentas tú." Empujó levemente al delgaducho niño contra el muro y salió corriendo escaleras abajo, riéndose como una niña feliz. Tony le miró con una pequeña sonrisa y siguió al moreno hacia abajo. Kellin se tapó los ojos y comenzó a contrar hacia atrás desde diez, lo más alto posible para que el resto le oyeran.

"Quien no se haya escondido tiempo ha tenido." Gritó hacia el agujero de la puerta, por el cual solo se veía oscuridad. Avanzó en silencio, sintiéndose pequeño y perdido en la negrura de la noche. Nombró a sus amigos, con esperanza de que le dieran alguna pista, pero solo el silenció le contestó. "Chicos, no me gusta esto. Tengo miedo." Dijo no muy alto, avergonzandose de si mismo por asustarse de la oscuridad, pero en ella se escondían muchos horrores, cercanos a ese momento pero invisibles a los ojos de los tres niños. "Tony, Vic, salid, por favor." Suplicó caminando despacio por el pasillo, mirando a la luz de la habitación para mantener la calma. De repente una sombra se abalanzó sobre el pequeño niño, dejando que este cayera al suelo sin hacerse ningún tipo de daño físico, y un gritó salió de la garganta del muchacho, quien abrió los ojos como platos.

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⏰ Last updated: May 15, 2017 ⏰

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