Capítulo 9

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  Me despierto de mi sueño por el ruido que se escucha abajo, al parecer proviene de la sala. Veo la hora: 9:30 a.m

Me levanto para saber quién hace ruido. Se escuchan voces y risas. A lo mejor mi mamá con visitas. Peino un poco mi cabello, me lavo la cara para despertar más. Bajo las escaleras y las voces se hacen más audibles. Solo que no  reconozco una voz, una voz de un joven.

—Si, nos mudamos cerca de aquí—Decía una voz de una mujer.

—Pues bienvenidos. Adelante, les invito de desayunar.

—Oh no, no te molestes para nada. Veo que llegas de trabajar, eres...

—Soy enfermera. No es molestia, vengan.

Entro y veo a una señora rubia de ojos azules, alta, delgada, con un poco de arrugas en su cara, maquillada como todas las mujeres, cabello chino y largo. A su lado está un muchacho alto, rubio de ojos verdes, delgado, una sonrisa muy coqueta... Guapo.

—Oh, ella es mi hija. Se llama Larissa —Me presenta mi madre. Se acerca un poco más a mí con una sonrisa. —Saluda, Lari.

—Hola, buenos días —Sonrio.

—Un gusto conocerte, Larissa. Soy Karina, así llámame —Miro hacia el muchacho. —Él es mi querido muchacho, mi hijo.

—Larissa, un gusto. Me llamo Darío.

  Me parece guapo. Y yo en estas fachas, que pena, ¿qué debe de pensar de mí? De seguro que soy una fodonga. Un poco nerviosa me paso la mano por el cabello.

—Mucho gusto. Escuché que van a comer —Dije.

—Si, escuchaste bien —Mi madre sonreía. —Acompañeme a la cocina. —Eso último le dije a la señora Karina.

"Dejemos que los muchachos se conozca", escuché decir a mi mamá con voz baja. El silencio se apodero de la sala, un silencio incómodo. No sé que decir, que preguntar... Dios.

—¿Eres de aquí? —Fue lo único que se me ocurrió decir.

—¿He? Ah no, soy de Los Ángeles.

—Gran cambio, supongo.

—Un poco, no tanto. Tal vez—Miró a la ventana —¿Y tú?

—Yo soy de México.

—Bonitos ojos—Señala con su mano derecha.

—Gracias, igual tú.

  Escucho que nos llama mi mamá. Rápidamente fuimos a la mesa. Todo fue bonito y en armonía, hay que reconocer que Darío es guapo. Espero que yo también le parezca guapa, aun que es difícil creer eso estando en fachas. Después de desayunar, Darío me pidió mi número y con gusto se le pasé.
****

  Llegando a al colegio busco a Clary y Andi pero no las veía por ningún lado. Entro al salón y dan el toque. Escucho risas, risas de ellas. Entran y se sientan donde mismo. ¿Y ahora cómo me les acerco para pedir disculpas?

—Hola —Hago una sonrisa medio forzada. —Quiero disculparme por lo de ayer, en serio. No sé que me pasa.

—Está bien, no te preocupes —Me toma de las dos manos y las cierra en un puñito. —¿Y qué pasó? ¿qué respondió?

Le cuento todo lo que escribió y escribí, también le digo que hoy conocí a un chico muy guapo, que es un nuevo vecino.

—Tendras que elegir entre Adam y Darío —Dice Andi.

—Oye, ¿qué dices? —Me rió. —Para nada, solo me parece guapo.
****

A la hora de receso voy a dejar la carta mientras Andi y Clary van a comprar algo. En medio de camino para ir de regreso a la cafetería me encontré con Darío. ¿Darío? ¿Qué estará haciendo por aquí?

—Darío —Digo asombrada.

—Lari, hola.

—Qué sorpresa, ¿vas a estudiar aquí?

—Eso creo, cambio de planes. Quien sabe. Solo vengo echarle el ojo.

—Está bien —A lo lejos veo a mis amigas. —Oye, me tengo que ir, te dejo.

—Te acompaño, así para seguir viendo —Sonríe.

—Está bien —Respondo y dejo que venga conmigo Darío.
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Cartas A Un Desconocido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora