—Alex no —interrumpo —además no somos competencia —una cadena de hoteles no tiene porqué serle competencia a una revista, bueno, si le quité algunos socios pero no eran los más fuertes.

—Oliver —suspira — Porqué no simplemente... bueno, yo no quiero que tires tu trabajo a la basura, pero... ¿Qué tal si te unes con él? Juntas tu trabajo con el suyo.

Freno de golpe, haciendo que un auto tras nuestro comience a tocar el claxón de manera sostenida.

—¿Por qué me pides eso, Alex? —digo, sin poner el auto en marcha y una fila de autos tras nuestro pitan desesperadamente.

—Oliver, avanza por favor —dice, y ahí me percato que estoy obstaculizando el tráfico, pongo en marcha el auto nuevamente—y yo sólo quiero que esto se acabe, tal vez tú no lo ves, pero estás dejando nuestra relación a un lado.

Me duelen esas palabras, o más con el dolor que las dijo, yo no siento que esté poniendo a un lado nuestra relación pero... no le llevaré la contraria porque no quiero más problemas, mejor haré lo posible por estar más tiempo con ella.

Tomo su mano que está sobre su pierna.

—Alex, ya no volverá a pasar, te lo prometo —digo, miro sus ojos unos segundos, y vuelvo mi vista a la carretera.

—Quiero que los invitemos a cenar —menciona, mira levemente nuestras manos y entrelaza sus dedos con los míos, bueno ese es una avance.

—¿En serio crees que mi padre querrá hablar conmigo luego de todo lo que he hecho? —interrogo, una vez que pasamos el portón principal de nuestra casa.

—A mí en serio me gustaría que trabajen juntos o que fundáramos algo tú y yo, pero no hacerle la competencia.

—¿Algo tú y yo? —pregunto, parqueo el auto una vez que estamos frente a mi casa y miro sus ojos fijamente.

—No sé, una productora o algo así —una productora no suena mal —creo que tú y yo si nos juntamos tenemos los conocimientos suficientes para fundar algo así.

Tiene razón, me quedo pensándolo por varios segundos, sí, es una buena idea, bajo del auto y lo rodeo hasta llegar a ella.

—Bien, quiero que hablemos esto mejor ¿Aceptas la cena? —pregunto, extendiendo mi mano, ella la toma y baja asintiendo con su cabeza.

Al menos, ya el ambiente está mejor, cuando miré ya había devorado la hamburguesa y en unos treinta minutos ya estaba lista, conduzco hasta el lugar, ya charlamos amistosamente y sonríe con cada cosa, sí esa es mi Alex y sé que se llevará una sorpresa porque esto es algo que no se lo había mencionado, lo más probable es que me golpee, me preparo para todo.

Saco un pañuelo de mi bolsillo una vez que estamos en el lugar, lo desdoblo y comienzo a enrollarlo para ponerlo en sus ojos.

—¿Confías en mí? —digo, con una sonrisa, ella sólo me observa y observa el pañuelo, frunce su entrecejo.

—No —dice de inmediato —en toda película, cuando le dicen eso a la chica con un pañuelo en manos es para secuestrarla y matarla.

No puedo evitar reír ¿Qué clase de películas serán esas? Las únicas que he visto que hacen estas cosas de vendas en los ojos son las pornográficas, okay, mucha información.

Bajo del auto y lo rodeo, una vez que abro la puerta para ella no la dejo salir hasta que me cercioro que no ve nada por debajo de ese pañuelo, la dirijo hacia el lugar, paso mi mano por su cintura que se ha enmarcado a la perfección con ese vestido negro que lleva puesto, la falda holgada le da un aspecto más fino a su cintura, tomo su mano, ni siquiera me había fijado que había pintado sus uñas en rojo vino, ella nunca se pinta las uñas y se le ven estupendas.

—¿Estás lista? —pregunto, una vez que estamos frente al lugar, sus manos están frías, sé que está nerviosa.

Comienzo a deshacer el nudo del pañuelo en la parte trasera de su cabeza y lo lo retiro poco a poco "ya" —susurro— ella abre los ojos de inmediato y sus ojos se enfocan en las letras enormes e iluminadas en la parte superior del edificio que se lee "Alexandra"

—¿Qué... qué es esto? —balbucea, sin despegar la mirada de ese lugar, yo también lo miro y es que se ve más exótico por la noche.

—La cadena de hoteles Alexandra —la abrazo desde atrás por la cintura —ya hay uno en algunos estados y pronto habrá uno en cada una de las ciudades de este país y haré todo lo posible porque llegue a nivel mundial, así que acostúmbrate a ver tu nombre por todos lados —sonrío mientras la rodeo y me ubico frente a ella, continúa su mirada en el edificio con ese gesto de sorpresa suyo que la hace ver tan tierna.

—Pero, si hacer todo eso te quita tiempo conmigo mejor que se quede así —sonrío levemente, tomando su cintura.

—No volverá a pasar, te lo prometo —tomo su mentón y le doy un tierno beso en los labios.

—Pensé que estabas creando tu propia revista o algo así —me mira fijamente ¿Revista? ¿Para qué?

—Lo pensé, pero esto me gusta más y aproveché la oportunidad al escuchar la propuesta de los antiguos dueños de este edificio y es sólo nuestro, sin mi padre que esté quitándonos la paz interior y... no somos su competencia, así que no tiene qué reñirme. También me gusta tu idea de la productora, creí que esto sería una cena romántica en celebración que existe un hotel con tu nombre, pero ya vi que será una cena de negocios con mi propia esposa —no puedo evitar reír, no imaginé nunca tener que hablar de negocios con mi esposa—entremos, tenemos mucho que hablar y quiero que mires todo el lugar, aún lo están remodelando, dime si te gusta o no.

Claro que le gustó, mucho más la cena que le tenía preparada en el lugar. Luego de comer juntos y exponerme su idea de la productora cada vez se me hace más interesante.

—Alex ¿Por qué no me diste esta idea antes? —pregunto, viéndola fijamente mientras llevo un sorbo de vino del de su padre a mi boca.

—Por que antes no tenía la herencia de mi padre y no quiero malgastarla, quiero invertirla en algo.

—Espera —interrumpo —¿Herencia? ¿A qué te refieres?

—¿Lo ves? No sabes nada por estar tan consumido en ese trabajo —enarco una ceja, esta plática se está volviendo interesante.

—Bueno, pero pudiste haberme sacudido o gritarme que querías decirme algo —suspira y rueda sus ojos exasperada, sí, talvez debí escucharla —¿Qué más debo saber? —pongo mis antebrazos sobre la mesa y entrelazo mis dedos.

—Si te sacudo, tampoco me haces caso... y bueno, publicarán mi libro.

—¿El que es sobre tu padre? —asiente, esbozo una gran sonrisa —te lo dije, sabía que iban a aceptarlo —me pongo de pie y rodeo la mesa para postrarme de rodillas a un costado suyo—soy el esposo de una escritora, por Dios.

—Y también guionista... —frunzo mi entrecejo.

—¿Guionista —ella asiente efusiva.

—En el trabajo que Natalie trabaja —recuerdo que el tal Matthew trabaja ahí pero no me portaré como un cabrón sólo por eso, yo confío en ella —¿Guionista? ¿En ese programa? Aronofsky ganó un Oscar como mejor director —ella asiente con una amplia sonrisa.

—No puedo creerlo, esto es genial... es lo que te gusta hacer —en serio lamento haberme portado como un idiota todo este tiempo, pero tenía que hacer mucho para poder hacer esto —toma mi mano en la suya y besa mis nudillos, eso fue tierno.

—Te lo prometo —digo, con una sonrisa, beso sus labios tiernamente y ella me corresponde de inmediato.

—Juramento con dedo meñique —dice, levantando su dedo y me mira fijamente con toda la seriedad posible.

—¿Qué? —digo, viendo con intriga su mano y su rostro alternadamente.

—Hazlo. —dice y continúa ese gesto de extrema seriedad, no me queda de otra, entre risas entrelazo mi dedo meñique con el suyo.

Casado con mi secretaria © (Borrador de la 1era edición - 2016)Where stories live. Discover now