El hombre soltó un resoplido y cruzó sus manos, alzando un poco la mirada para poder contemplarlo con esos ojos idénticos a los que ya conocía. Kim y su hijo tenían la mirada pesada e intensa, cualquiera no soportaría mucho aguantando un reto, pero KyungSoo estaba acostumbrado a ver la intensidad de esos ojos porque con JongIn debía lidiar eternamente con ello.

No apartó la mirada ni mucho menor bajó la cabeza en rendición, estaba claro que JongIn le había enseñado poder soportarla, fue como si lo estuviera preparando para ese momento.

—Siéntate —ordenó suavemente retirando su mirada de ese punto que era los ojos grandes del más bajo, mientras este retuvo el aire al darse cuenta que seguía parado frente al mayor como estatua de un museo egipcio.

Llenó de aire sus pulmones, y arrastrando la silla hacia atrás, tomó posición al mayor, sintiéndose pequeñito ante la sonrisa burlesca de este. Aunque temía de lo que pasaría ahí dentro con Kim, estaba agradecido que la sonrisa burlista de JongIn le haya enseñado a perder el miedo porque el señor Kim estaba actuando como su hijo, alguien arrogante y a la vez amable.

—Señor, he venido a decirle que estoy saliendo con JongIn.

—¿Oh?

KyungSoo tragó grueso y se quedó estático en su lugar al percibir la curiosidad en esos ojos.

—Usted lo sabe —logró decir en pocas palabras, retorciendo sus manos que estaban sobre su regazo.

El hombre apretó los labios y, como si hubiera pasado mil años, expresó una sonrisa dulce que fue acompañada por comprensión en el mirar.

—Muchacho, no me enojaría con mi hijo ni cuando hiciera la cosa más terrible del mundo. Sé perfectamente que se está diciendo por los pasillos, pero déjame decirte que confío en JongIn.

Una punzada de terror hincó el pecho del menor.

—Es normal la confianza —confesó ruborizándose, porque no era bonito decirle frente a su suegro—, pero usted sabe que es verdad.

Esperó una reacción mucho peor que la que estaba dándole el padre de JongIn. Toda la noche soñó con JongIn siendo menospreciado por su propia familia, con él siendo alejado de lo que amaba, con KyungSoo consolando al menor. Esperó todo eso, menos la sonrisa cariñosa del hombre, no esperaba esa sonrisa amigable y comprensiva que estaba viendo ahora y menos la actitud tranquilo del mayor ante lo que había dicho.

Temió.

—¿Qué ha hecho JongIn?

—Hijo, no te preocupes, él no ha hecho nada —comenzó a reírse— porque antes de poder darle mi evaluación del asunto, él renunció y pensó en su bienestar. Fue algo que me dejó mal. Sí, no podré decir que la noticia de que mi hijo es gay me tiene contento, pero eso no quiere decir que lo repudie. Tendré algún problema con los de tu clase —aquello hizo a KyungSoo fruncir el ceño—, pero siendo JongIn mi hijo y parte de mí, parte de lo que representa mi familia, los Kim, no puedo darme el privilegio de no darle una palabra de ánimo.

—Señor.

—KyungSoo, sé que he estado despreciando a los homosexuales, lo tengo entendido porque hace unos días he descubierto a mi hijo menor en cosas indebidas. Lo de JongIn me tiene sin cuidado porque yo a él le di mi vida y la enseñanza adecuada para salir adelante, porque si él decide marcharse de aquí y no tener más contacto conmigo, lo entenderé. MinGyu me ha hecho abrir los ojos... Creo que de los dos hijos que tengo, el que la pasó mucho peor fue el menor por el simple hecho de que no acepté su sexualidad.

El señor Kim bajó un poco la vista y prosiguió acomodando unos papeles, prestándole más atención a eso que al tenso KyungSoo, pero mientras el hombre movía las cosas el bajito pudo ver en cómo la mente del mayor parecía volar en otro lugar.

Stronger Lovers «KaiSoo»Where stories live. Discover now