Jeno lo encontraría absolutamente adorable y te diría que lo hicieras de nuevo. Lo besarías rápidamente, él riéndose después de cada uno. Eventualmente te cansarías y te aburrirías, entonces el haria pucheros y diría que no deberías haberlo hecho en primer lugar, bromeando un poco. Si alguna vez surge la situación donde tu eres la que habla demasiado, el se aseguraría de hacerte lo mismo.