Los Planes De Flo.

Capítulo 8: declarar.

Flo sabe que se está metiendo en terreno peligroso. Artie le ha regalado una cámara instantánea, esos aparatos cuestan muchísimo dinero, pero siempre había deseado tener una de esas. Sin embargo, no esperaba obtenerla de esta manera. Tuvo mucho tiempo para pensar en qué hacer con ella, pues no podía lanzarla a la basura sabiendo lo que ha de costar. No se sentía cómoda en tenerla, ya que ha sido él quién se la ha regalado. Había aceptado un regalo de un asesino. Quería tenerla, pero al mismo tiempo sabía que no podía quedársela.

Hoy es martes, es su segundo día de la rutina escolar, pero más que nada solo piensa en devolver el costoso aparato a su dueño y cortar todo vínculo con el chico. No podía seguir manteniendo contacto con él si quería seguir con sus planes en pie. La noche anterior había practicado una considerable cantidad de veces lo que le diría una vez estuvieran cara a cara. Era todo un sermón que muy probable olvidara a la hora de decirlo.

Flo camina entre los pasillos y taquillas en busca del chico. Ya lleva varios minutos en eso, pero no se detiene hasta encontrarlo. Él está en su taquilla guardando algunos libros. Ella se planta junto a él con la cajeta en manos. Cuando cierra la puerta de la taquilla y se gira en su dirección frunce el ceño. Ella es unos centímetros más baja por lo que es gracioso para él verla intentando demostrar que está enojada con esa dulce cara de puño.

—¿Qué pasa? —pregunta el rubio.

—Toma. Gracias, pero no lo puedo aceptar. —Ella le estrella la cajeta con la cámara contra el pecho. Artie la sostiene con su mano, pero su rostro demuestra cierto tipo de impresión.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me la devuelves ahora? ¿No te gustó? Puedo cambiarla si quieres...

—¡No! —grita airada—. Artie, quiero que entiendas algo —intenta hablar con claridad—. No tienes por qué hacerme regalos de este tipo y yo no debo aceptarlos. Por eso te la devuelvo. Te ruego que te alejes de mí —junta ambas manos en súplica—. Agradezco todo lo que has hecho por mí, pero no te quiero cerca. ¿Es tan difícil de entender?

—Sí, no lo entiendo. ¿Por qué haces esto? Me agradas, Flo.

—Pero tú no a mí.

—Jamás respondes a mis ¿porqués?

—No puedo hacerlo —ella traga con dificultad.

—Entonces solo quieres me aleje así nada más, sin ninguna razón —ella percibe cierto dolor en la voz de chico, al mismo tiempo la confusión y enojo es palpable en aquel tono.

Flo asiente, no está segura si aquel dolor sea cierto o falso. Pero no puede confiar en él y en nada de lo que salga de su boca.

Él analiza su rostro. Trata de ver más allá de esos ojos grises. Son un gris que intenta asemejarse a una dura piedra, sin embargo, es un color más similar a una nube cargada de lluvia que trata de reprimirse. El silencio entre ambos se condensa y se vuelve cada vez más sólido. Ella empieza a sentirse vulnerable cuando él no deja observarla. Sus ojos parecen estar leyendo cada uno de sus pensamientos así que se ve obligada a bajar su mirada hasta sus pies. A continuación, ella ve cómo Artie pasa de ella, roza su costado y se aleja a sus espaldas sin decir ni una sola palabra.

Deja caer su cabeza hacia atrás y suelta un largo suspiro de exasperación. Algo empieza a presionar sus sienes así que cierra los ojos y trata de calmarse. La campana suena y ella se resigna a ir a clases con aquella fuerte presión en su cabeza.

°°°

La jaqueca ha llegado a un punto en que se ha vuelto insoportable. Ha dejado de escuchar al profesor frente a ella y todo lo que la rodea para concentrarse en el retumbante sonido que choca contra las paredes de su cabeza. Presiona los ojos con fuerza y murmulla sonidos por lo bajo intentando calmarse, pero lo único que logra es que el dolor se intensifique. "Para, detente" susurra casi inaudible y pierde el aliento. Quiere estrellar su cabeza contra una roca y perder el conocimiento de una vez por todas. Aparte de todo eso, hay un tormento más a su lista: