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Estaba asustada, muy asustada Valentino se seguía acercando a mi, yo estaba que me metía en uno de los casilleros a mis espaldas si fuera posible. Cuando estaba cara a cara con él, yo, como acto de reflejo puse mis manos en su pecho tratando de empujarlo lejos de mi, pero me tomó las muñecas y estampó fuertemente mis brazos contra los casilleros, tanta fue la fuerza que me preguntaba si dejaría un moretón.

-Dejame imbécil- dije pero al instante me arrepentí de lo que dije.

El, por su parte rio sarcástico-¿Con que soy un imbécil?-estampó de nuevo mis brazos contra los casilleros, incluso mas fuerte que la primera vez-¿Que pasa rarita? ¿Acaso te estas revelando?-todo eso lo dijo mirándome a los ojos, desvíe la mirada-¡Chicos la rarita se está revelando!-dijo haciendo que recordara la presencia de los demas. Aunque ellos solamente rieron.

-¡Claro que no!-dije a los segundos de que El haya dicho eso-¡solo estoy cansada de ustedes!- dije sabiendo que esto me traería muchos problemas.

Valentino les dedicó una mirada -que no inspiraba confianza- a sus amigos ellos me vieron asintiendo, y el terror se apoderó de mi. Valentino me empujó a el círculo que habían formado y Thomas fue el que se acercó a mi esta vez, vuelvo a retroceder pero Valentino me tira al piso y en un abrir y cerrar de ojos Tomas me llevaba en su hombro. Iba a gritar pero Nick -que era al único que podia ver- al ver mis intenciones me tapó la boca con su mano. Entonces puse el plan B en acción: patear a Thomas hasta que me suelte, lo cual no funcionó, y termine encerrada en el armario del conserje. Rápidamente busco mi celular, pero no esta... ¡un momento! ¡¿Como que no esta?!
¡Maldita sea! Thomas lo debe haber sacado de mi mochila cuando estaba en su hombro. Estoy en problemas.

Tarado Número UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora