Capítulo 16. Semper Fidelis

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Dio media vuelta y se precipitó dentro del edificio Q. Giró un par de veces y comenzó a buscar alguna aula vacía donde poder esconderse, su plan era básico: esconderse hasta que llegara su mamá. Buscaba un aula que tuviese ventanas, pero todas estaban cerradas. Escuchó los pasos apresurados de sus atacantes justo detrás de ella. Corrió por los corredores, revisando los pasadores de cada puerta, sin dejar de mirar hacia atrás para saber cuan cerca se encontraban de ella.

Cuando giró en la última esquina se encontraba un poco desorientada, el miedo y el cansancio estaban venciéndola, las risas de Markus y sus amigos retumbaban en sus oídos como si tuviesen dentro de su cabeza; las cicatrices que llevaba en los brazos comenzaron a picarle como un recordatorio de lo que vendría si no lograba escapar.

Desesperada como estaba, comenzó a perder el control sobre su energía, la sintió fluir de su cuerpo gota a gota. Todas las puertas donde intentaba entrar estaban cerradas. Giró y comenzó a probar en otro grupo de puertas hasta que vio un resquicio de luz exterior que se filtraba hasta el pasillo. Había una puerta abierta. Corrió todo lo rápido que sus piernas le dieron. Entró al aula, y cerró la puerta. Apoyó su frente en el marco y se concentró en regularizar su respiración y controlar su desbordante energía. Escuchó los pasos cada vez más cerca hasta que se detuvieron frente a la puerta donde estaba escondida.

Abrió los ojos como plato y se aseguró de que hubiese trancado con pestillo. Dos fuertes golpes vibraron en su cabeza. Ellos sabían que estaba allí

—Siempre logras caer donde yo quiero— Markus exclamó entre risas— me resultas tan predecible...

«¿Estar donde él quería?» pensó Samantha. Retrocedió de la puerta por si la hacían saltar con energía. Tropezó con algo a su espalda. Tanteó sin quitar la vista de la mesa e identificó un mesón, frío, largo. Estaba en alguno de los laboratorios. En el salón se filtraba cierta claridad por las persianas de las ventanas. «Al menos hay luz» se dijo a sí misma. Había corrido los últimos segundos sin sentidos y había terminado en un salón con ventanas, estaba de suerte.

Samantha se volteó y su boca se secó de inmediato. Cerró los puños y clavo sus uñas en las palmas de la manos hasta que el dolor la hizo evitar el shock emocional en el que estaba a punto de caer. Las cicatrices le escocían más que nunca y temblaba como convulsionada. Había entrado al laboratorio de piedras.

Al final del salón estaban las cajas de madera que contenían gran cantidad de piedras, con la que los estudiantes aprendían a manipular la energía, y frente a ella, y a lo largo de los cinco mesones, una serie de piedras rudimentarias con que se iniciaban los estudios. Samantha recordó alguna de las lecciones «Algunas piedras son tan duras y potentes, que solo pueden ser manipuladas con otras piedras sin potencia alguna o de mayor o menor potencia de la piedra que se quisiese manipular, dependiendo de cada caso y del uso que se le quiera dar».

Samantha había estado leyendo estudios más avanzados, con la esperanza de saber a qué enfrentarse y tener su poder controlado cuando el próximo año le tocase estar parada allí, donde en este momento se encontraba y sin ningún tipo de control sobre su energía.

Se dio cuenta que seguía temblando, pero no era ella sola la que temblaba. Con horror vio como las piedras, como si tuviesen diminutas patas, se movían poco a poco por la superficie de la mesa. Con cada mínima vibración se iban rodando de su puesto original. Samantha recordó aquel documental sobre las piedras del Valle de la Muerte del Estado de California, que para los Noides era un misterio, pero para los Energéticos era producto del Laboratorio que se encontraba metros debajo de la tierra. Su abuelo le había explicado, que eso permanecía en absoluto secreto gubernamental, y que por ende todos sabían que Sanidad llevaba debajo de ese Valle experimentos relacionados con el uso de las piedras más potentes para la curación; y Defensa, aprovechaba las instalaciones para investigar el uso de las mismas piedras para la protección.

Gemas de Poder: Sobrevivir Con PoderesWhere stories live. Discover now