Capitulo 4

269 13 5
                                    

La respuesta del detective no era lo que había estado esperando, llenándola de desconcierto y una vibrante anticipación. No solo quería sacar provecho de la oportunidad, también temía que se le escurriera de los dedos como la seda.

—Lo primero que pensé fue que no solo vino para hacerme una simple consulta—declaró.

—¿Y lo segundo que pensó?

Charlotte se tocó los codos con las yemas de los dedos y se apartó, reparando de pronto en la cercanía de su cuerpo. Necesitaba espacio, sentía cierta incomodidad sobre la piel, pero era consciente de que no era debido a él.

—Estoy confundida—confesó.

El detective se volvió a ella, ahora parada en el centro de la sala.

—¿Qué fue lo que dedujo, señorita Childle?

Charlotte se llevó las manos a la cabeza, deslizándolas por el cuero cabelludo hasta dejarlas reposar momentáneamente sobre la nuca. No le importaba enseñar su frustración. Aquella noche, no tenía energías de seguir disimulando que nada podía afectarla. Y también estaba agotada de los rodeos.

—Aquí la pregunta está dirigida a usted—sentenció con la voz quebrada—. Y si tiene algo de piedad y respeto por mi persona, la va a responder sin evasivas. ¿Qué tipo de investigación no lo deja marcharse y lo ha traído aquí esta noche?

El detective sostuvo su mirada por un instante. Charlotte experimentó durante esos cortos segundos una mezcla de temor y arrepentimiento. Tal vez hizo un movimiento precipitado, pero aún no deseaba expresar las conjeturas que había realizado, ya que desconfiaba plenamente de su propio juicio en aquellos días.

—Es mi deber—dijo entonces, para su sorpresa, el detective—recopilar toda la información posible de la vida de su hermano. Es la razón por la que no me he ido del pueblo.

—¿Y qué busca encontrar?

—Aquí fue donde hizo relaciones, las mismas que lo sacaron de prisión. Las mismas que pueden guiarme hasta él.

—Hace cinco años-musitó Charlotte—, unos detectives, como usted, aparecieron con la misma promesa. ¿Adivine qué? Ni entonces, cuando todo era noticia recién sacada del horno, encontraron nada. ¿Cuál es la diferencia ahora?

—Antes la remota sospecha del paradero de su hermano era inimaginable. Un sencillo espacio en blanco.

—Ahora piensan que forma parte de una pandilla—dijo Charlotte.

El detective ladeó la cabeza con los ojos brillantes.

—Es una posibilidad—y señalando con un ademán los papeles que estaban esparcidos sobre la mesa de cristal, inquirió—: ¿qué me dice de las imágenes?

—Ellas a mi no me dicen nada todavía.

—En algún momento lo harán.

—¿Y cuando lo hagan que ocurrirá?

—Determinará el rumbo de esta investigación.

—¿Por eso está aquí está noche, verdad?—preguntó Charlotte—. Recopilando información.

—No ha sido coincidencia, téngalo por seguro.

Charlotte clavó la mirada en la abertura del pasillo, evitando ser atraída por la energía de aquellos ojos. Finalmente el nudo que tenía en la garganta cedió a las súplicas y empujada por una pequeña reserva de valentía almacenada detrás de todo el pánico, se animó en preguntar:

—¿Qué ha sido?

—Un cobarde acto de amenaza.

• • • 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 03, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

TóxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora