two

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–¿Una chica te rechazó? Ya me agrada– sonrió Auba desde el otro lado de la pantalla, me limité a rodar los ojos–. ¿Era guapa?

–Sí, ¿crees que le hablaría a una fea?

–Vaya hijo de puta eres.

–Es la cruda verdad– me encogí de hombros.

–¿Crees que la vuelvas a ver?

–Quizás, no lo sé. Ni siquiera sé si quiero o no volver a verla.

–No puede ser... tienes el orgullo dañado.

–No.

–¡Nunca había visto que una chica te dañara el orgullo aparte de tu madre y hermana! Esto es histórico. Ya veo en los titulares de la prensa: «Chica proveniente de New York rechaza al mujeriego por excelencia de Dortmund».

–Cállate. Podría lograr llevármela a la cama si quisiera.

–Creo que ha dejado en claro que no quiere. Además, si quieres hacerlo, no busques una tonta excusa como una apuesta conmigo, no pienso formar parte de esto. Esa chica se respeta.

–Las mujeres me dejan en claro que no se respetan a sí mismas cuando se me lanzan encima.

–Esa es la cosa, Zoe no se te lanzó encima– se burló y rodé los ojos por enésima vez.

–Ya te lo dije, puedo lograrlo.

–No gracias, me quedaré con mi versión de los hechos, perdedor. ¡Nos vemos!– cortó la videollamada.

Maldito Pierre-Emerick Aubameyang. Era todo lo contrario a mí: de buen humor y respetaba a las mujeres. No me pregunten cómo nos amistamos.

Me di una larga ducha para ir a la casa de Gustav, la noche anterior había ido a beber a su bar y él estaba de muy buen humor, ¿acaso todo el mundo debía estar de buen humor justo en mi época de pesimismo? Era irritante. Como sea, necesitaba unas herramientas para reparar la tubería.

Toqué la puerta de su casa y me abrió la bombón amiga de Zoe... con la camiseta de Gustav. ¿Qué demonios?

–Eres el chico del otro día– sonrió y asentí–. Gustav está en la ducha, estoy preparando el desayuno, ¿quieres un poco?

–Eso estaría bien...– estaba teniendo problemas recordando su nombre.

–Emery– sonrió ampliamente.

–Emery– pasé a la casa y ella se dirigió a la cocina. ¿No se sentía incómoda usando una polera que le tapaba hasta la mitad de los muslos en mi presencia? Aparentemente no.

–¿Te gustan los waffles? Es lo único contundente que sé preparar.

–Me encantan.

–Genial. Zoe me contó que intentaste llevártela a tu casa pero que no funcionó, es algo conservadora– mierda. No quería que otra persona lo supiese.

–Está bien, no todas las chicas son iguales.

Sí lo son, pero no voy a decirle eso a su amiga.

–Tienes razón, ella se escapa de la regla, por eso la quiero tanto. Ha sido mi mejor amiga desde que teníamos ocho, pero cuando tuve que mudarme a Dortmund perdimos algo de contacto, aún así la consideraba mi mejor amiga. Estaba muy emocionada de que se mudara conmigo... mierda, eso me recuerda que la dejé sola. ¿Te conté que tiene una especie de fobia de quedarse sola? Sobre todo en una ciudad desconocida. Soy una muy mala amiga– era completamente diferente a Zoe, ya lo podía notar.

–¿Emery? ¿Estás hablando sola?– salió Gustav vestido y con el cabello mojado–. Marco, no sabía que vendrías– murmuró incómodo al notar mi presencia.

–Venía por unas herramientas, pero Emery me invitó a desayunar– le sonreí malvadamente. Una vez que estuviéramos solos le iba a molestar muchísimo.

–Está listo– Emery llevó unos platos con waffles y fruta a la mesa, donde nos sentamos los tres a comer.

–Así que... ustedes, ¿están en algo?– sonreí perverso.

–No sé, la noche anterior fue genial, ¿no lo crees?– le guiñó un ojo a Gustav, quien se sonrojó. Me agradaba muchísimo esta chica.

–¿Tú que opinas Gustav?– pregunté maliciosamente.

–Yo...– esto era tan divertido de ver.

–Mierda, es muy tarde, tengo que ir a ducharme– Emery besó la mejilla de mi amigo y fue corriendo al baño.

–Linda chica– me miró mal–. Tranquilo, solo tuya. Tú no eres el tipo de llevártelas a tu casa tan temprano, ¿qué pasó?

–Fue un impulso.

–Esos son los mejores, repentinos y se disfrutan más.

–¿Podrías parar? Me incomoda hablar de esto contigo– me encogí de hombros.

–Como quieras. Solo una cosa más, ¿vas en serio con ella?

–Eso planeo, me gusta.

¿Eso significaba que vería a Zoe de nuevo? El solo pensarlo me produjo un sentimiento extraño. Esta sería mi oportunidad para probarle a Auba que podía hacerlo sin intentar mucho.

***

Rocié unas gotas de perfumes por mi ropa y cuello, dándome una última mirada en el espejo. Me veía irresistible, ¿cómo podría Zoe negarse a mí esta vez?

Emery me había invitado junto a Gustav a su apartamento compartido con Zoe, era una fiesta de inauguración, y no iba a desaprovechar mi oportunidad.

Auba me había dicho otra vez que no quería ser una excusa para mi estupidez, pero ya estaba hecho el daño, iba a probarle que estaba equivocado quisiera o no, y tenía un plan.

Zoe no era como las otras chicas, pero no iba a cruzar la raya ilusionándola tampoco, así que tendría que usar más variadas tácticas, como ser lindo con ella cuando fuera necesario, aunque no tan lindo o podría equivocarse de idea, solo lo indispensable. No le iba a prometer la luna y las estrellas, pero podía prometerle una relación sin compromisos en la que disfrutaría muchas cosas y sensaciones. Era simple.

Gustav no sabía que había intentado ligarme a la mejor amiga de su casi novia, quizás no me hubiera permitido ir a su piso, y prefería que no lo supiese. Él también tenía sus códigos y leyes propias respecto a las mujeres, me cabreaba su actuar de vez en cuando, podía llevarse a la cama a muchas chicas que estaban más que dispuestas a disfrutar una noche con él, pero esas mierdas no le iban. Adivinen quién terminaba llevándose a esas chicas.

Una vez que estuve listo, agarré las llaves de mi carro y las de mi casa y salí con toda la confianza del mundo. Soy Marco Reus, ¿por qué no habría de confiar en mi habilidad con las mujeres?

Les subo un capítulo después de mi maravillosa siesta, espero que les guste
Marco es un hijo de puta 😂

Let her go // Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora