Y la lluvia seguía cayendo.

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¿Lluvia?

Sí, había comenzado como un leve chispeo, pero el cielo tenía demasiadas emociones que regalarnos, entonces con toda la emoción largó una espesa lluvia e hizo poesía.

Alto, un poco más despacio. Mis pies comienzan a detenerse hasta frenar a la mitad de una cuadra. Me quito el sombrero, sonrió y cerrado los ojos respiro, las gotas a cada segundo parecen ir cayendo con más y más fuerza, más poder, ellas acarician mi piel y mi alma, entonces miro a mi alrededor, la gente ignorante de este instante comienza a apurar el paso e incluso corre desesperada, huye y se esconde, es triste pensar como ignoran lo que estoy viviendo y que yo los ignoro a ellos, que en el mismo sitio, bajo el mismo cielo tormentoso, estamos en dos universos tan diferentes, separados por las reglas de cada uno. Es que a todos nos enseñaron que la lluvia era tristeza y que el frío melancolía, que la lluvia te iba a mojar y que te resfriarías, que no se ve bonita una mujer empapada con el maquillaje corrido, que cuando comienza a llover hay que ir rápido, ocultarse, pero ¿por qué? Sí es tan bello. A la gente se le olvidó sentir, sólo sentir, sólo vivir y aquí estoy, sola, parada a la mitad de la calle, feliz, pues mi cabello estila y para qué decir mi ropa. Tan feliz y todo es tan hermoso. Cierro una vez más mis ojos, pero miro hacía el cielo dejando que la intensa lluvia golpee mi rostro y limpie mis pensamientos, que cambie mi sintonía, porque justo ahora sólo soy yo y este momento, tan simple, tan vivo, tan real y es mío; lo es porque dejo que me atrape, entonces los abro lentamente y caen gotas sobre mis pestañas, bajo la mirada y coloco una de las palmas de mis manos hacía arriba para observar como es que cae agua sobre ellas. Sonrío, una sonrisa llena de paz y armonía con el mundo, porque lo estoy sintiendo en toda su grandeza, admirando el gris en el cielo, los tonos pálidos en la ciudad, sonido del viento y de las gotas, de los árboles agitarse, el olor de hojas y tierra mojada y es que no sólo es el mundo, soy yo, yo conectada con todo esto, por tanto, también me estoy sintiendo a mi misma y estoy lista para seguir mi camino de vuelta a casa, lento, pacifico y creo que he olvidado que estoy apurada.

—¡Cierto! —exclamo y unas chicas que se refugiaban bajo un techo cerca de mí me quedan viendo raro, pero no me va ni me viene, así que sin darles ni la más mínima importancia apuro la marcha. Me atrasé, le dije a mi abuela que hoy regresaría temprano. No sé para que quiere que regrese antes, no tiene sentido, ya que en casa no hago mucho la verdad; en casa no puedo sentir la lluvia.

Busco la llave para entrar una vez que estoy a fuera del portón, abro y ante mí un pequeño patio  y aquella casa de dos pisos tan bella, entonces sigo dónde un camino me llevará hasta un estrecho pasillo entre la casa y la pared de concreto que nos separa de nuestros vecinos, ahí, de frente, me encuentro con mamá.

Tiene los ojos llorosos y la nariz roja.

—Hola... mamá... —le digo sin si quiera besarle mejilla, menos abrazarle. Ella no me dejaría hacerlo.

Se me viene el recuerdo fugaz de cuando tenía 11 años y ella lloraba amargamente. Ese hombre había salido azotando la puerta con rabia y ella aventó un vaso que se estrelló contra la puerta ya cerrada, entonces se apegó a la pared deslizándose por ella y gimiendo de tristeza llegó al suelo, dónde apegó las rodillas a su pecho y ocultó su rostro entre sus manos. Mamá estaba mal, mamá sufría y lo vi todo desde la escalera. Bajé peldaño a peldaño, llegué hasta dónde estaba ella y quise abrazarle, pero mamá me empujó, me dijo que me fuera, que me largara, que todo era mi culpa... <<Perdón mamá, perdón por hacer tu vida más difícil, perdón ser cómo soy, perdón por existir...>>

Perdón mamá, pero no es mi culpa ni si quiera el hecho de existir. Perdón mamá, perdón por dejar de defenderte de él cuando te grita y te trata como basura, perdón por ya no intentar abrazarte cuando lloras, perdón, pero así son las cosas, nunca me dejaste hacer nada por ti y siempre empeoré todo, nunca dejaste que me hiciera valer frente a él, querías que fuera como tú, que me sometiera a su presencia, incluso cuando ya tuve 12 dijiste "no lo enfrentes, por mí, por favor, no le contestes, porque tú eres mejor persona que él", entonces colocaste sobre mis hombros todo el peso, sobre una niña, cuando él era el adulto, me hiciste responsable de una situación inllevable, mientras yo pensaba <<Mamá ¿Por qué estas con un hombre que no es una buena persona? ¿Por qué lo amas? ¿Por qué lo amas más que a mí?...>>

Y ahora ella esta ahí frente a mí, con los ojos llorosos y la nariz roja, esta fumando un cigarro y la pena, la rabia se la está comiendo. Entonces me mira, la mirada de una persona rota, la mirada de una mujer que grita por dentro, la mirada de una mamá lejos, encerrada dentro de sí. Tan distante, tan fría, pero al mismo tiempo tan llena de sentimientos tristes.

—Hola hija. —dice ella. Ni si quiera puede fingir una sonrisa. —Estas toda mojada, te vas a resfriar.

—Sí, puede ser... —le contesto desviando la vista hacía la lluvia por un segundo.

—Bueno, entra. Ve a cambiarte.

Ella quiere estar sola, quiere pensar, sin embargo, lo que ella realmente quiere es que las cosas sean diferentes, pero no toma decisiones diferentes y mucho menos radicales. Cree hacer lo correcto, cree que se esfuerza, pero sólo sigue el mismo camino, el mismo tramo y no lleva a ningún lado. Yo aprendí que para que las cosas cambien, necesitamos actuar y hacer cosas distintas, no hacer lo mismo de distintas maneras.

—Bueno mamá, que este bien, cuídate. —le respondo pasando junto a ella para seguir por el pasillo. <<Mamá, te amo...>>

Al final del estrecho pasillo hay otro patio, incluso más pequeño y la puerta de una casa chiquita. Aquí vivo con mi abuela.

Entro y me quito los zapatos, ahí aparece ella y exclama. —¡Julieta! ¡Estás toda empapada! ¿Qué estas loca, niña?

<<Sí, abuela, estoy loca>>

—¡Anda! Ve a cambiarte, que viene mi prima a vernos. Tienes que dar una buena impresión.

Suspiro cansada y le obedezco.

Mi abuela es una buena mujer, pero ella se preocupa demasiado de "el que dirán", de como es correcto comportarse, de seguir reglas, estructuras. De como viste y se ve la gente. De como actúa la gente. Es buena aparentando, fingiendo y ocultando, comprenderán que para mí, ser yo misma, ser tal cuál soy es difícil con mi abuela, es casi imposible y no es porque no quiera, o porque intente ser distinta, no, para nada, es porque cada vez que soy yo, ella me detiene, me pone alto y me critica, me juzga.

<<También te amo abuela...>>

Y lluvia seguía cayendo, y seguía siendo hermosa.

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Bueno, hasta aquí queda el capítulo de hoy. Espero les haya gustado y me encartaría saber su opinión sobre esta parte de Julieta, el contraste con lo que se vio anteriormente.

¡Gracias por leer!

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⏰ Last updated: Apr 01, 2017 ⏰

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Eres Julieta.Where stories live. Discover now