5. Una rosa.

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Capítulo 5: Una rosa.

Evitar a Blake Andrews era complicado. Principalmente porque era un chico popular, que tenía amigos por todos lados y seguro que sabía dónde me encontraba. Había llegado a pensar que quizá en realidad no le importara encontrarse conmigo y por eso ni siquiera me buscaba, pero mi teoría se fue a comer mangos cuando, al salir de la clase para hacer mis necesidades, un cuerpo bloqueó el lugar al que me dirigía con tanta urgencia.

Por un momento pensé que podía ser Kaev, pero al alzar la mirada me encontré con el rostro serio de Blake. Tragué saliva con fuerza, pero intenté mantener mi expresión en blanco. ¿Qué había dicho el amigo de Noah, ese Ethan para que nadie pudiera leerte? Bloquea tus pensamientos. Bloquéalos.

—¿Qué quieres? —le espeté.

—Tengo que hablar contigo —me dijo y su voz no sonaba con la superioridad y el desprecio con la que los Grayson solían hablarnos. Más bien, parecía amable, desesperado y preocupado. No dejé que eso me afectara. ¿No sabía también que los Grayson eran unos muy buenos actores?

—Realmente no quiero escucharte, compermiso —traté de abrirme paso pero extendió sus brazos y piernas terminando de bloquear toda la entrada.

—Tienes que escucharme, Criss. —Me alejé un poco y me crucé de brazos. No quería escucharle, pero era la manera más rápida de que me dejara entrar a hacer mis necesidades y cuando uno siente que está por explotar, hace lo que sea.

—Rápido porque me estoy haciendo pipi.

Esperen.

¿Dije eso en voz alta?

Los ojos de Blake se abrieron como platos y sus mejillas tomaron un adorable color rojizo. Casi sonrío porque se veía como un pequeño niño avergonzado, pero me contuve porque era el mismo niño sinvergüenza que me siguió para arruinar a mi familia.

—Bue-no, emh, ¿qui... quieres primero hacer tu-ya-sabes o... hablamos contigo... haciéndote...?

—¡Sólo déjame entrar y vuelvo en un segundo!

Ahora estaba muy deslocado para darse cuenta de lo que estaba haciendo, así que entré al baño rápidamente e hice lo que tenía que hacer. Una vez fuera del cubículo del baño, me encontré que Blake me esperaba contra la pared y la cabeza gacha, como si estuviera pensando en algo.

Bien, ahora era cuando me escapaba.

Esperando que no escuchara mis pasos algo sigilosos, di la vuelta de puntitas. Pensaba estar lo suficientemente lejos como para salir disparada de ahí, pero claro, estábamos hablando del todopoderoso Blake que claro que notó que quería salir corriendo, porque soltó unas palabras que fueron como una gran bomba:

—Nash no es el mismo.

En parte, sabía que Nash no era el mismo. Digo, Noah tampoco era la misma, pero era un gran comienzo para que mi curiosidad empezara a picar. La curiosidad siempre lograba que cediera y al parecer Blake ya había notado eso en mí y estaba aprovechándolo. Me detuve en seco, a la espera de que siguiera hablando, y cuando no lo hizo, me giré para verle. Estaba sentado en el piso y por la forma en la que me miraba, no me diría nada más hasta que no me sentara a su lado.

Me odié en el momento en que lo hice. Pero tenía que saber la verdad. Y quizá quería confiar que Blake era el mismo Blake que conocí al principio y no el que me siguió para averigüar sobre mi hermana. Quizá se preocupaba por su hermano. Dejé mis prejuicios sobre todos los Grayson fuera y le miré, expectante.

—Me hice su hermanastro semanas después de que se fueran. Al principio, pensé que Nash Grayson era todo menos lo suficientemente capacitado como para liderar el Grupo Gray/Son, pero luego entendí por qué. Su familia había amenazado a su novia con arruinarles la vida si no se iban de la ciudad y no tuvieron otra opción.

Tercera advertencia [TA] [CHS #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora