Era su culpa. Si le hubiese dicho...

En su corazón, el castaño sabía que no podía culpar a nadie más que a su persona. Pero se sentía tan bien no llevar solo esa carga... Si solo...

-No permitiré que te enojes con ninguno de los dos, y menos en el estado en el que se encuentra él. Recuerda que tú no estabas con nosotros por propia decisión –la extraña mezcla pronto se tiñó de dolor, despejando cualquier otro sentimiento- y cuando apareciste, él no tenía derecho de mencionártelo. Dazai, era mi hijo. No el tuyo. No después de que nos abandonaste.

Entreabrió sus labios, sus ojos se abrieron y de su boca no salió expresión alguna. Casi parecía haber recibido no un simple puñetazo, sino una profunda cuchillada en el corazón, allí donde siempre le dolía al fallarle a los demás.

No se lo esperaba.

Y el de ojos azules no se inmutó.

-¿Por qué reaccionas así?

La pregunta formulada no se respondió.

-Es todo, Dazai. Ya sabes lo suficiente.

- ¿Por qué...?- dijo levemente, antes que el otro pudiese tener tiempo para irse;- ¿Por qué no me lo dijiste aquella vez? ¡Demonios, Chuya! ¡Pudiste morir ese día!

Contestó, antes de verse sumergido en la maraña de recuerdos no agradables de aquellos tiempos.

-¿Cómo podría? Sé que... sé que podría haber cambiado nuestras vidas pero... No me atreví. La primera vez que volví a verte en tiempo... yo, fingí que no sabía nada, solo retomé el odio que desde siempre te había reservado; intenté actuar como si no hubiésemos tenido un hijo, decidí pensar bien las cosas. Para cuando peleamos contra The Guild, ya lo había decidido: sabrías la verdad; no contaba con que estabas iniciando una relación con el hombre tigre y cuando supe lo último... concluí que no sabrías nada. No te necesitábamos. O al menos eso creí.

-¿Qué te hizo cambiar de opinión? ¿Tiene relación con la enorme cicatriz en el brazo? No parecía ser de una simple caída.

Chuya se estremeció. ¿De todas aquellas cosas tenía que fijarse en ella?

Por un momento quiso ignorarlo, o mentirle. Pero habían sido demasiadas mentiras por un día, y estaba cansado de todas ellas.

-Fue aquel día en que, nuevamente sentí a la muerte venir a por mí: Volví a usar Corrupción.

El moreno entreabrió sus labios, que de pronto estaban secos. Si había sucedido eso solo podía significar que...

-¡Se lo llevaron! – Gritó de repente, desfogando y al fin contando aquel oscuro suceso que arruinó sus vidas- Ellos... sabían de mí, de mi estado y de él. Planificaron eso por unos largos cinco años y, cuando tuvieron la oportunidad... no dudaron en aprovecharla. Sucedió todo después del meollo en que nos vimos envueltos por The Guild, estuve delicado casi dos semanas y la Port Mafia tenía demasiadas bajas, no pudieron, por más que quisieron, hacer algo. Mori lo planificó todo bien, pero no tomó en cuenta que ellos...

Sea lo que se que iba a decir, no lo continuó y tal vez fue lo mejor para su cordura. Dazai no le recriminó nada.

>>Al final preferí enfrentarme con ellos solo. En cualquier situación él estaría bien porque el jefe lo protegería. Me odio por actuar imprudentemente. Mi hijo me salvó, siendo también tu hijo, era la única persona que podía: él lo sabía; logró escaparse de allá donde estaba atrapado, salió, pudo alcanzarme y tocarme. Incluso, con una gran sonrisa recibió aquella herida profunda como el precio de haberlo hecho; he allí la razón de la cicatriz. Después de todo aquello y aunque ya no corríamos peligro alguno, no podía mirarle su hermoso rostro; sentía vergüenza, decepción de mí: le había fallado como padre. Pero él no dudó y pronto me perdonó, como si no hubiese pasado.

ANTES DE DORMIR |PremiosUNIVERSO|Where stories live. Discover now