Capitulo 11| creo que deseo protegerla.

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Un suspiro brota de mi boca antes de que comience a hablar.

—buenos días señor, hoy vengo hablarte...

***

Andreina 10:30 AM.

¿Late de manzanillas o café?.

Dejó caer mi mano sobre mi celular que vibra con fuerza. El mensaje de  Andrea resalta con fuerza. Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro.

Carlos White 10:31 AM.

El café de la cafetería no es tan malo, déjame terminar algo aquí y vamos juntos.

Froto mi frente, trazando algunos diseños en mi tableta de trabajo.
Aunque soy el Ceo de la empresa, siempre saco un poco de tiempo para hacer algunos modelos, y llevo tiempo trabajando con este.

Es un vestido de matrimonio, llevo más de ocho años trabajando en el y espero que cuando todo esté terminado la persona que lo reciba este feliz.

Termino de trazar algunos adornos sutiles en el vestido y luego lo observó. Es espléndido, tiene mangas muy cortas  en encaje. Es ceñido en la cintura y su corte sirena lo hace lucir sexy pero refinado.

Elevó mis gafas, observó cada detalle en el dibujo. Este vestido luciría tan perfectamente en ella, es como si mi cerebro la hubiese dibujado aquí.

Apoyo mis manos sobre la tableta.

—Algún día cuando el tiempo sea bueno, espero poder verte con este vestido.—murmuró cerrando mis ojos fuertemente, un suspiro brota de mi boca.—regresa antes de que amarte se vuelva difícil.

Me pongo de pie, tomó mi celular y me dispongo a salir. Ina está recostada sobre su escritorio, ella está luciendo muy formal  está usando uno de mis modelos, uno que hice especialmente para ella. Es un sastre de color crema, con bordaras en encaje blanco, se amoldes a la perfección con su silueta, me sorprende ver que soy incapaz de quitar mi vista de ella.

Carraspeo y ella se sonroja.

—hoy te ves más bonita que antes Ina.—le sonrió, ella abanica su sonrojado rostro.—espero algún día, cuando el destino lo deseé encuentres un buen chico que te ame como eres.

Ella esboza una sonrisa incómoda.

—no creo en el destino.—responde en un tono firmé.

Pasó mi mano por sus hombros.

—yo tampoco.

Comenzamos a caminar hacia el elevador.

—¿entonces en qué crees?.

Presionó el botón para ir a la planta baja.

La observo.

—creo en la voluntad de Dios, es la única que es segura y nunca se equivoca.—le sonrió mostrándole todos mis bonitos dientes.—siempre he esperado en ella y espero que nunca se aparte de mi.

Pasa su mano por su camisa crema. Luego acomoda su cabello tras su oreja.

—algún día, espero probar de la voluntad de Dios.—dice sonriente, escuchamos el sonido que indica que hemos llegado a la planta baja.

Salimos de la caja metálica y comenzamos a caminar.

—una vez que comienzas a probar la gracia y misericordia de Dios, te es imposible regresar atrás. Sus bendiciones nunca traen tristeza.—comentó mientras vamos saludando y adentrándonos a la cafetería del establecimiento.—siempre le seré agradecido.

El secreto de la Chica  Pentecostal © [Verdades no Dichas #2] Where stories live. Discover now