24. SE NOS ROMPIÓ EL AMOR

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El tono de "Blanco y Negro" nos despertó. Era mi tono de llamada. Estiré el brazo hasta llegar al móvil y descolgué sin mirar quién me buscaba. Con voz de dormida respondí, Malú se tumbó boca abajo y suspiró, metiéndose bajo la almohada.

-Hola Marina. -saludó seria... Vanesa. Solté un "pff" desganado y me dejé caer sobre el cabecero de la cama. Con la mano libre acaricié la espalda de mi enamorada. -Joder, que alegría te da hablar conmigo. -dijo con ironía.

-Pues ya ves. -contesté borde. No me gustaba responder así, pero no me sentaba nada bien que me despertaran, y menos ella, después de lo que había hecho.

-Te llamaba para decirte que recogieras todo lo que hay en casa.

-Dame tiempo, aún no tengo... -no me permitió terminar la frase.

-Búscate la vida. No quiero ver nada tuyo por aquí. No tardes en venir. -ni me dejó contestar, me quedé petrificada mirando el teléfono.

-¿Quién era? -balbuceó bajo la almohada la cantante.

-El demonio o algo parecido. -tiré el móvil con desprecio a la mesilla de noche. Mi chica salió de su escondite y me miró con unas grandes ojeras y cara de dormida.

-¿Qué dices? -apenas vocalizó.

-Vanesa me echa del piso. Como si la hubiese molestado, vamos. Ni si quiera he dormido allí cuando ha estado.

-¿Y a dónde te vas a ir?

-Un momento. -se me ocurrió una idea. Agarré el Xperia y abrí la conversación con Li.

-¿POR QUÉ ME DESPIERTAS? NO SON NI LAS NUEVE. -contestó aparentemente enfadada. -Perdona por ser tan borde cielo, ¿pasa algo?

-Hombre pasar, pasa... Vane me ha pedido que me vaya de casa... ¿Te parece bien si compartimos piso?

-¡MEGA GUAY!

-Cariño, ¿por qué sonríes? -preguntó Malú, que me observaba tumbada y con las manos bajo la almohada.

-Ahora te cuento. -después de una caricia en su pelo, volví a la conversación. -pero tenemos que ajustar cuentas. Pagaré el alquiler contigo, eh.

-Vale. Voy a seguir durmiendo. -que le gustaba un fin de semana a mi amiga.

Le conté mis planes a Malú y no parecieron gustarle mucho.

-Pensé que te gustaría venirte a vivir conmigo. -un escalofrío recorrió mi cuerpo al oír sus palabras. -No estaría nada mal verte las veinticuatro horas del día los siete días de la semana. -sonreí y me tumbé de lado para poder ver su rostro. No pude evitar acercarme para besarla.

-Todo a su tiempo. Te hartarías de mí muy pronto y quiero tenerte a mi lado más de lo que llevamos.

-Tonta. No me cansaré de ti.

-Eso dices ahora. -reí.

-Venga, vente a vivir conmigo. -me hizo pucheros y se subió sobre mi cuerpo, repitiendo la frase una y otra vez.

-Me hace mucha "ilu". -A mi sí que me hacía ilusión irme con ella y comenzar a vivir juntas. No deseaba otra cosa en el mundo... pero por otro lado no quería correr y hacer las cosas deprisa.

-Te quiero. -le susurré al oído.

-Pues vente conmigo. ¿O es que prefieres a Lidia?

-Malú, no quiero fallarte. -negó con la cabeza y me llamó estúpida. -No puede salir mal, me importas demasiado. -me miraba con aquellos ojos brillantes y sus dedos entrelazados en los míos, sobre mí.

EL MAYOR DESAFÍO DE LA VIDA ES VIVIRWhere stories live. Discover now