Evitando

523 42 3
                                    

Narrador omnisciente 

Citlali y Adam se evitaron las dos semanas próximas al beso, que, era tan deseado por los dos. En esas dos semanas pasaron varias cosas, en un ejemplo la familia de Citlali decidió adoptar una perrita sin una pata trasera que encontraron en una calle después de comer en un lugar de comida rápida. Citlali no pudo evitar que la ola de protección la invadiera al ver la perrita recién nacida llorando de hambre, temblando por el frío de la noche y con una herida en la pata. 

Acobijaron y le dieron leche a la perrita pero no pudieron salvar su patita izquierda. La madre de Citlali, una señora nada fan de los perros, aceptó tener a la perrita pues en la perrera después de dos semanas la dormirían y no tienen el corazón de abandonar la perrita en la calle. La raza era obviamente de dos diferentes perros, a diferencia de su otra perrita que era una linda pug. 

Volviendo al relato Citlali evitaba a Adam, en las horas libres si él iba a la biblioteca ella iba al patio, y viceversa. Ambos se sintieron confundidos e increiblemente felices ante ese beso. Adam al llegar a su casa debió tomar una ducha de agua muy, muy fría; la imagen de Citlali en ropa interior y él besandola no abandonaba su mente. Y por coincidencia Adam notaba la playeras de Citlali más apretadas en la parte arriba de torso, Adam no perdía nada que pasara en el cuerpo de Citlali. 

Citlali en cambio no dejaba de pensar en los labios, el cabello, los ojos cerrados  y sus manos grandes y masculinas tomando fuertemente su cintura. Era como si el la sostuviera de caer y al mismo tiempo ella lo sostenía fuertemente de la nuca. A ella le daba pena estas nuevas sensaciones y el calor que la invadía, que, por temor a que Adam lo notara se alejaba para que su cuerpo no volviera a despertar. Pareciera que un sólo roce ponía su piel tan sensible y tan fría que Adam tendría que abrazarla completa para mitigar el frío. 

Adam, él es hombre, no tengo que describir los cambios físicos de su cuerpo al pensar en Citlali en ropa interior o tan sólo algo más que un beso entre ellos. 

En ellos era tan real la sensación de calor que llegué a otra hipótesis. Cuando conoces a tu alma gemela, media naranja o como quieran decirle no sientes que el mundo cambia porque el que cambia eres tú. Todo tu cuerpo reacciona ante una sonrisa, un recuerdo o una caricia, podemos controlar la mente y la cabeza pero no otras partes del cuerpo más sensibles a estas viejas sensaciones experimentadas de nuevo cuando ves a tu alma gemela. No encuentro otra explicación a, como dicen en Francia, este coup de foudre experimentado por nuestros protagonistas.

La chica pobreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora