3/3 La felicidad es para todos.

498 47 10
                                    




El trayecto de vuelta fue silencioso, pero no incómodo. Ninguno de los dos hablaba; tanto en el tren como en las calles se mantenían callados mientras entrelazaban sus manos.
Las palabras no eran necesarias, por el momento.

Cuando llegaron al departamento, el menor cerró con fuerza la puerta y apresó a su amante en la pared. Ahí, nuevamente se abrazaron, pero esta vez se besaron y deslizaron por la pared.
Curiosamente, aquel momento les recordó lo sucedido cuando Nowaki volvió de Estados Unidos. Pero esta vez no irían primero a la cama. Tenían que hablar.

─¿Hiro-san? ─susurró mirando desde arriba. Hiroki se despegó y lo miró con ojos rojos.

─Está bien... te lo contaré todo.

Nowaki se separó aún más y se sentó apoyando en sus piernas. Hiroki se acomodó en la pared y tomó aire para empezar.
─Estaba harto. Harto de todas estas ideas en mi cabeza. Necesitaba huir, a un lugar en donde pudiese... pensar.

─¿Qué clase de ideas?

─Ideas absurdas ─contestó mirando al suelo.

─¿Cómo qué? ─preguntó nuevamente.

─El creer, que todo lo que tengo podría irse ─respondió con rabia─. Perderlo todo.

─Pero ¿por qué lo perderías?

Oh no. Un nudo se formaba nuevamente en su garganta.
─Porque no lo merezco ─respondió con un quiebre en la voz.

Nowaki tomó su rostro entre sus manos. Lo miró con tristeza, mientras que el castaño intentaba retener el llanto.
─Hiro-san. ¿Por qué no merecerías esto?

─Por la persona que soy... por mi actitud y m-mi carácter ─respondió cerrando los ojos─. Nowaki, ¿por qué estás conmigo?

─¿Eh?

─¿Te habrías acercado a mi, de haber sabido de mi actitud orgullosa y recta...? ─preguntó mientras agarraba sus piernas─, ¿de haber sabido todo lo que íbamos a pasar?

─Yo debería preguntarte lo mismo ─respondió melancólicamente.

─... ¿qué?

─Claro que me habría acercado a ti. ¿Por qué no lo haría? Conocí al amor de mi vida; un hombre serio que lucha por sus metas, que esconde afecto y pasión detrás de una barrera de orgullo. Un hombre herido por el amor a quien la vida me dio la oportunidad de sanar ─dijo con una sonrisa─, una persona que no expresa con facilidad lo que siente, pero si se encuentra el lugar correcto, puede convertirse en un libro abierto. Ese eres tú, Hiroki.

El maestro abrió la boca con sorpresa. El otro continuó antes de que pudiese mencionar algo.
─Todo lo que pasamos tuvo un por qué. Sabía que si iniciábamos una relación, tomaría su tiempo para cobrar fuerza y volverse fuerte. Sabía que las cosas no iban a ser perfectas desde un inicio. Y aun sabiendo todo eso, no dudé en perseguirte hasta tu departamento ─finalizó con semblante serio─. ¿Y tú, Hiro-san? ¿Qué fue lo que viste en mi? ¿Si hubieses sabido como cambiaría tu vida al conocerme, habrías dejado que te lleve en el parque?

Hiroki seguía en shock por lo antes dicho. Una mezcla de felicidad y miedo se acumulaba en su estómago, y sabía perfectamente que responder.
─Lo que vi, fue a un joven alegre y carismático que se acercó mientras lloraba. Dudé en irme cuando me dejaste con aquellos ancianos, pero entonces me contaron de un pequeño huérfano que tuvo que dejar la escuela y empezar a trabajar a una edad que no le correspondía. Y aun así, donaba dinero al orfanato y al parque ─comentó con melancolía─. ¿Por qué me habría ido? Si aquel joven dio un giro en mi vida: Hizo que olvidara el tonto amor que sentía por mi mejor amigo, logró penetrar la barrera de orgullo que imponía a mi alrededor; hizo que se acabaran mis días de soledad, y cambió la perspectiva que tenía sobre el amor...

Nowaki sonrió con sorpresa ante sus palabras. Soltó lágrimas de entusiasmo.
─... además, me hizo saber que debía dejar de pensar solo en mí. Que debía aprender a escuchar y n-no sacar conclusiones apresuradas ─dijo en una sonrisa─. Sabiendo eso, dejaría que me llevases a donde quieras.

Luego de hablar, ambos comenzaron a reír ligeramente; sintiéndose tontos por lo ocurrido, o quizá, sintiendo nervios por lo dicho.
Risas, dolor y afecto. Aquello les hizo continuar hablando y preguntarse cosas. Por primera vez, todo lo que se guardaban salía a flor de piel. Ya no lo harían más, no esperarían a que llegara un detonante para escupirse sus sentimientos; ahora hablaría de todo. Todo lo que les preocupara, o que les gustara, lo hablarían.

J.E/ La vida que no merezco. (Three-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora