2/3. El dolor es fuerte, al igual que el amor.

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Recorrió el pasillo hasta llegar a la última puerta. Metió la llave y rezó porque no estuviese ocupado.
Genial, la puerta había cedido y se abrió para dar bienvenida a su antiguo "hogar". Con una sonrisa nostálgica, Hiroki entró y dio un recorrido por el lugar.
Muchos muebles ya no estaban, y por supuesto, su colección de libros tampoco. Pero los estantes de la cocina y una vieja silla seguían ahí, llenas de polvo.

¿Por qué volvió a ese lugar? Oh cierto, porque era un lugar lleno de recuerdos encriptados hace años: Desde que se mudó ahí y comenzó a estudiar su carrera; cuando Akihiko llegaba y hacía de su vivienda un refugio, cuando llegaba mojado después de comprar libros y regresar por la lluvia. Y claro, cuando Nowaki robó su llave e invadió su vida.

Luego de dar su recorrido, se acercó a la entrada y se deslizó por la puerta. Había pasado tanto tiempo, y ya no era el mismo joven estudiante que se mudó a aquel departamento. Ahora era un hombre con trabajo, sueldo, y con pareja.
Prendió su celular y vio las 12 llamadas perdidas de Nowaki. Bloqueó su celular y acercó sus rodillas hasta su pecho.

¿No habría sido más fácil hablar con Nowaki desde el principio? ¿Contarle como se sentía y que este le brindara ayuda y afecto? ¡Habría sido mucho mejor! No se habría levantado con angustia, no lo habría hecho con Nowaki solo para tranquilizarse, no habría estado decaído en el trabajo... No habría huido. No estaría sintiendo la culpa en ese momento.

Nuevamente dejó caer una lágrima, pero esta vez no se contuvo y dejó que fluyeran sus sollozos. Se sentía miserable, consigo mismo y por su relación. El temor de que los problemas de comunicación volviesen a crear un escándalo como el de hace dos años; el temor de que Nowaki se hartase por su actitud; el temor...
El temor de perder todo lo que tenía.

Fue sacado de su trance por el ruido del móvil. Como era de esperarse, era su pareja. Dudandolo, contestó con las manos temblando.

─Bueno... ─dijo con voz firme.

─¡Hiro-san! ¡Respondiste! ─exclamó Nowaki─. ¡¿Dónde estás?! ¡Por favor, dime si pasó algo!

Su tonó angustiado hizo que se le formara un nudo en la garganta.
─Oh Nowaki, traía apagado mi celular. No te preocupes, no pasó nada ─mintió nuevamente. "Vamos Hiroki, ¿por qué no le dices la verdad?"

─Por favor Hiro-san ─le suplicó─, ¿por qué? ¿A dónde fuiste?

─Calmate Nowaki, son solo las... ─respondió a medias al observar la hora.
Eran casi las 6:00 pm. En verdad estuvo preocupado en buscar a donde ir, que ni siquiera se había fijado en la hora.
─...bueno, la hora no importa. No puedo decirte donde estoy, pero no te preocupes, estaré bien.

─Por favor, si algo anda mal...

─Todo está bien ─interrumpió, sintiendo que perdía la compostura─, vuelve a casa.

─¡Hiro-san! ─le gritó Nowaki─. Sé que no estás bien.

─Nowaki... ─susurró con dolor, espantado por el estado de su pareja. Pobre Nowaki, debía estar sufriendo de preocupación─. ¿Por qué me buscas? ¿Por qué quieres que te diga en donde estoy?

El peli azul se sorprendió con la pregunta, y respondió con seguridad.
─Porque eres mi pareja, Hiro-san. Y eres mi familia. Sé que no estamos bien, por eso quiero hablar contigo. ¡Dejame ayudarte! Lo que sea que pase, cuéntamelo, por favor.

No lo creía. Nowaki hablaba con tanto dolor, que le rompía el alma.

─Lo siento, no quiero ver a nadie ─mintió en un sollozo. El nudo se deshizo y se transformó en gimoteos ahogados─. Solo necesito pensar. Necesito estar solo.

─¿Estás seguro? ─dijo el pediatra recuperando su compostura─. ¿Estás seguro de que quieres estar solo?

La pregunta lo llenó de pánico. Sin saber que responder, bajó con lentitud su celular y se pegó aún más a la puerta. Miedo y angustia llenaban su cuerpo, lo hacían preso de ideas catastróficas, de posibles sucesos que podrían ocurrir en el futuro.
Maldita sea, ¿por qué lo hizo? ¿por qué huyó? ¿Nowaki podrá perdonarlo por no responder a la última pregunta? ¿Lo dejaría por eso...?

De pronto, la puerta se abrió, lo que hizo que cayera de espaldas por estar recargado en ella. Recostado en el piso, abrió sus ojos y se topó con aquellos ojos azules que lo miraban con amor y tristeza.
Nowaki lo miró desde arriba y se agachó a su altura.
─¿Quieres estar solo? ─preguntó con un tono triste.

Hiroki, al tomar conciencia, llenó sus ojos de lágrimas y estiró los brazos hacia su nuca.
─¡Quiero estar contigo! ─respondió llorando.


Al oír eso, Nowaki también soltó lágrimas y se lanzó a sus brazos. Así, ambos se unieron en un abrazo mutuo, mientras sollozaban en el hombro del otro.
No querían estar solos; ninguno podía. Se necesitaban. Necesitaban hablar, dejar de pasar las cosas de largo y decirse lo que sentían. Debían dejar de fingir que todo estaba bien. Pero no podían hacerlo de la forma correcta; pues sus mentes estaban hechas un caos.

─¿Por qué, Hiro-san? ─susurró Nowaki viéndolo con dolor─. ¿Por qué lo hiciste?

─Perdóname ─respondió con voz baja─, perdóname por todo Nowaki.

Su llanto hacía que nuevas lagrimas se asomaran por el rabilo del ojo. Sin dejar de mirarlo, acarició sus cabellos castaños e iba a hablar nuevamente, pero el mayor puso un dedo sobre sus labios

─¿Cómo me encontraste?

─Supe que irías a un lugar donde pudieras pensar a solas; donde pudieras despejar tu mente y llenarte de buenos recuerdos. Y este era el lugar indicado ─respondió señalando el departamento.

─¿Y querías encontrarme?

─¿Tu querías que te encontrara?

El castaño no respondió la pregunta. Se quedó pensativo, y volvió al llanto.

─¡Lo siento! ─lloraba─, ¡perdóname por esto! Te he lastimado tanto... ─pronunció entre gimoteos. Su amante sentía el corazón romperse por verlo en ese estado.

─Hiro-san ─dijo tomándolo de los hombros─, está bien, no estoy molesto...

─¡¿Y por qué no?! ─reclamó con rabia─, ¿por qué te molestarías por esto? ¡Te dejé plantado! ¿Por qué querrías buscarme luego de haber hecho esta estupidez?

─¡Porque estaba asustado! ─gritó por fin, dejando salir toda la tristeza a través de agua resbalando por sus parpados─. ¡Tenía miedo! ¡¿Qué esperabas que hiciera?! ¿quedarme con los brazos cruzados?

Hiroki se apartó de él para sentarse en el suelo, quedando en shock por la actitud de Nowaki.

─¿Creías que después de leer tu nota iba a mantener la calma? ¿Qué no iba a preguntarme si hice algo para que huyeras así? ─gimoteó mientras se llevaba las manos a su rostro─. ¿Acaso crees... que eres el único que sufre?

Hiroki no supo que responder. Solo miró hacia su amante, viendo como las lágrimas atravesaban los dedos que cubrían su rostro.
Almas sufridas, llorando con intensidad. Uno de dolor, y el otro de impotencia.

¿Acaso, amar era sufrir?



¿Su relación los estaba lastimando? ¿Era una relación "sana"?
El castaño continuó con su llanto, mirando al techo con desesperación y suplicando salir de ese momento. Escapar de ahí. Dejar de lastimar a Nowaki y a sí mismo.

El pediatra lo miró al no obtener respuesta. Vio la desesperación con la que Hiroki miraba al techo. Vio el sufrimiento emanando de su ser; sintiéndose impotente y herido.

─¡Lo sé! ─exclamó por fin─, ¡sé que tú también sufres por esto! ¡Y detesto saber que la causa de tu sufrimiento soy yo! ─gritó con todas sus fuerzas. Al darse cuenta de su tono de voz y de lo miserable que se veía, se echó hacia delante.

─Tu no me causas sufrimiento ─dijo acercando una mano a su cabeza─, yo mismo me lo causo, imaginando cosas que no son...

─...las imaginas por mi culpa.

─Pero son cosas que yo mismo imagino...

─Y no lo harías si no me hubieses conocido.

Lo último dio origen a un gran e incómodo silencio en la habitación; donde solo quedaba el sonido de sus respiraciones y jadeos causados por llorar.

─¿Qué quieres decir...? ─preguntó el peli azul con angustia─. ¿Quisieras, no haberme conocido nunca?

─No lo sé ─respondió con una sonrisa irónica─, ¿y tú?

No, amar no es sufrir



Nowaki bajó la mirada, y tomó una de sus manos─: Jamás. Jamás desearía eso.

El castaño lo miró con sorpresa. Vio con gracia su mano y la entrelazó con su pareja. Nowaki besó su frente y sus lágrimas; Hiroki quitó las suyas con su dedo.


Amar es querer a alguien que también te quiere, que te respeta y que te entiende.



Se fundieron en un abrazo y se recostaron en el suelo. Se miraron y rieron con melancolía.



Amar es estar con alguien en las buenas y en las malas. Y ser fuerte ante todo.



Hiroki dejó caer las últimas gotas sobre el pecho del menor, y se acercó hasta su rostro.



Amar es respetar, comprender y escuchar a esa persona. Pero... Amar, también es tener comunicación ente sí.



─V-Vayamos a casa ─le dijo entre sorbos─. Te prometo que ahí te lo contaré todo.

─... de acuerdo. ─Dijo el menor un poco confundido, acercándolo aún más a su pecho─. Volvamos a casa. A nuestro hogar.

J.E/ La vida que no merezco. (Three-shot)Where stories live. Discover now