4. Sospechas y protección

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—Thomas, por favor. — le llamaba persiguiéndole.

Pero como él estaba mucho más pendiente en perderme de vista que en centrarse en ir a la clase correspondiente, acabamos en un pasillo sin salida. Y la campana ya había sonado, así que no había apenas gente.
Finalmente se detuvo.

—Estoy enfadado. Vete, Lena. — me pidió con el ceño fruncido.

—Pero no quiero que te enfadas conmigo, Thomas. ¡Eres mi mejor amigo desde los siete años, venga ya!

—¿Por qué no me has dicho nada? ¿Quién es ese chico? Joder Lena, suena como si te acosara, pero estoy seguro que tu estarías igual si fuera al revés. Me lo ocultaste y me dejaste tirado. Me mentiste, y eso me molesta. Me molesta mucho.

—Tienes razón, y ha estado mal. Debí haberte contado la verdad, yo...

—¡Vosotros dos! ¡A clase! ¡Ya! — gritó un profesor que nunca supe como se llamaba y le obedecimos.

A decir verdad, agradecí la intervención. ¿Que se suponía que debía decirle a Thomas? Por mucho que le contara sobre Peter nada justificaría lo de la misión. Thomas no me creería, me conocía demasiado bien como para saber cuanto mentía.

Las clases terminaron al cabo de varias horas, pero era arriesgado que fuera directamente a la Torre Stark, así que primero iría a mi casa, y luego me escabulliría por el mismo callejón que utilicé la última vez.

—Y bien. — era Thomas. — Sigo esperando tu explicación. — no pude evitar sonreír. Me gustó ver que seguía interesado en solucionar las cosas.

—Se llama Peter Parker, algún día debo presentartelo. Lo conocí... Bueno... Es vecino de mi abuela.

—¿Siempre ha vivido allí? No recuerdo que tu abuela tuviera vecinos de nuestra edad.

—Es que se mudó hace poco, con su tía. Va a Midtown, o eso creo. Es muy inteligente, te caería bien. Y es bastante lindo, todo hay que decirlo.

—Te gusta.

—No, claro que no. Solo somos amigos. Compañ... Amigos.— rectifiqué.

—No era una pregunta, te gusta, lo se.

—No puedes pensar eso porque simplemente te haya dicho que me parece guapo. Tú también me pareces lindo y no estoy enamorada de ti.

—Ya... Pero no es solo eso. Ayer pareciste nerviosa, deduzco que estabas con él. No creo que me hubieras dejado tirado si hubierais estado jugando simplemente a la Xbox. Y eso explicaría porque no querías que me enterase.

Era eso o contarle que había trabajado para los Vengadores porque ahora tenía poderes psíquicos. Si se creía su propia historia era su problema, debía aprovechar.

—Me has pillado. — decidí admitir falsamente.

—Pero eso no explica lo del cuello.

—Es una herida tonta, seguro que tan solo fue un despiste. Ni siquiera recuerdo como pasó.

—Está bien. — me sonrió y me rodeó el cuello con su brazo mientras caminábamos. — Pero la próxima vez dímelo antes de que me lo cuente el gilipollas de Clayton.

—Vale— le sonreí. — Lo haré. — pero no lo haría. Porque Thomas no podía saber la verdad. O por lo menos no debía saberlo.

[. . .]

—El señor Stark quería decirnos algo.— me dijo Peter de espaldas colgado del techo una vez llegué a la torre Stark.

—¿Cómo sabes que estoy aquí? ¿Me sientes? ¿Me oyes? ¿Cómo funciona exactamente?

𝑵𝑬𝑽𝑬𝑹 • 𝙋𝙚𝙩𝙚𝙧 𝙋𝙖𝙧𝙠𝙚𝙧Where stories live. Discover now