#24 - Sin Salidas

1K 88 6
                                    

◘◘◘CAPÍTULO VEINTICUATRO◘◘◘

Las ventanas explotan, provocando un ruido estrepitoso y ensordecedor, y por un segundo pienso lo peor.

—¡Cinthya!—grito desesperado, pero al voltearme veo que ella y Laura aún siguen en la habitación, hincadas frente al ventanal destrozado. Ambas están asustadas y con la cabeza gacha.

¿Qué carajos?

Las luces hacen cortocircuito y parpadean un par de veces antes de apagarse. Me estremezco. ¿Qué mierda está ocurriendo? Doy un par de pasos hacia atrás, buscando algo de dónde agarrarme, pero me tropiezo y me tuerzo el tobillo. Un dolor agudo se extiende por toda la zona, como si me quemaran, y chillo.

Respiro hondo, y me recompongo. Estoy perdido. No oigo ningún tipo de sonido que logre ubicarme. No distingo nada y eso me altera. ¿Dónde está Ayrton? ¿Dónde se metieron Frank y Erick? ¿Y Cinthya y Laura? Todo es demasiado extraño. De un instante a otro, el cuarto se hundió en un silencio sepulcral y aterrador.

Tranquilo, dice una voz dentro de mi mente. Te ayudaré, pero debes actuar rápido. No tengo mucho tiempo.

Esbozo una leve sonrisa. Es Sofía, la chica misteriosa. Sabía que ella estaba allí: ese aroma no es común. Estoy acostumbrado a sus apariciones repentinas.

Claro, respondo para mis adentros. Lo haré.

Las luces empiezan a parpadear nuevamente, y simultáneamente una canción en inglés comienza a propagarse por todo el lugar. El volumen de la música aumenta más y más, como si buscara colarse en cada rincón de la habitación, hasta que llega a un punto máximo. Es ahí cuando el cuarto se ilumina.

Lanzo un alarido de sorpresa al ver a Sofía de pie, mirando cómo lentamente la cosa —o Ayrton—, se va consumiendo en el piso, mientras suplica piedad, hasta desaparecer. Me pregunto qué fue lo que hizo para vencerlo, pero mis pensamientos se ahogan al ver que la chica misteriosa arremete contra Laura. Mi representante está estupefacta, observando cómo su hija se le planta enfrente.

—¡Agarra a Cinthya!—exclama Frank, desde la otra punta, y sin esperar un momento corro hasta ella.

Cinthya está tirada boca abajo, como desmayada. Me le acerco y la agarro, pero Laura me aprieta una mano, y con los ojos violetas y llenos de odio, me advierte:

—Esto no termina acá.

La escudriño con asco. Si tuviera el collar conmigo no dudaría en colocárselo en su piel, pero el objeto cayó cuando yo me tropecé en la oscuridad.

—Ellos vendrán por ti—replica Sofía—. No tienes cómo escaparte.

Me suelto de Laura y tomo a Cinthya en brazos. Pesa un poco, y al principio me desequilibro, pero me estabilizo. Tengo que salir de allí lo antes posible, porque no tengo idea de qué es lo que puede llegar a pasar.

—¡Vámonos ahora!—exclama Frank, y me giro. Erick está inconsciente en el suelo, y el guitarrista de “Seven Moons” se acerca a mí velozmente, todo lastimado y sangrando, y con los ojos color dorado.

Permanezco helado hasta que lo tengo al lado. Él me palmea el hombro y se agacha. Agarra las dos baquetas de Erick y también el collar. Observo atónito cómo el colgante no surte efecto alguno en él.

—¿Qué le hiciste?—chilla Laura, que parece inmovilizada por Sofía—. ¿Qué le hiciste a Erick?

Frank la mira como si sus pupilas emanaran fuego.

—Sabes muy bien lo que puedo y no hacerle—repone mi compañero de banda—. Y desgraciadamente no puedo matarlo.

—¡Lárgense ya!—exclama Sofía—. No me queda mucho más tiempo, ¡Váyanse!

NO ME DEJES CAER -Demonios de la Música #1-Where stories live. Discover now